¿En qué creemos? En Dios Padre

Padre Sebastián Rodríguez, L.C.

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4 min readNov 5, 2018

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Una vez hablado sobre lo que creemos, concretándolo después en creer en Jesucristo y en el Espíritu Santo, quisiera ahora reflexionar en la figura de Dios Padre, nuestro creador. Está claro que generalmente hablamos sobre Jesucristo porque es la Persona de la Santísima Trinidad que tenemos quizás más cercano a nuestra vida, fue hombre como nosotros, estuvo en la tierra. Sin embargo, sabemos que es gracias a Dios Padre que existimos y Él nos demuestra su amor a través de Jesucristo y nos inspira a través del Espíritu Santo, en otras palabras, en la unicidad de la Santísima Trinidad, siempre están muy presente las tres personas.

En el Antiguo Testamento no hay muchos pasajes que hablen de Dios Padre.

Hablan de Yaveh o de Dios directamente, sin el atributo de Padre. De todas formas, el pueblo hebreo conoció bien la paternidad de Dios, fue Él quién estuvo siempre detrás de ellos, apoyándolos, dirigiéndolos y salvándolos para que puedan ser el pueblo elegido por Él. En el Nuevo Testamento es donde Dios se revela total y directamente como Padre, comenzando a ver la figura paterna con diversos ejemplos y que luego fueron siempre dirigidos o relacionados con la paternidad de Dios. Una paternidad humana y eterna.

En el Sermón de la Montaña (Mt 6 y 7), por ejemplo, presenta cuando Jesucristo da el mensaje de Dios como Su Padre y vuestro Padre. En el Nuevo Testamento se usa 120 veces la palabra “padre” dirigida a Dios. Y hay varias parábolas que narra el mismo Jesús que hace referencia a cómo es y debe ser la figura paterna: un Padre que tiene a sus hijos y los manda a la viña; un Padre misericordioso en el Hijo Pródigo, un Padre que se levanta para ayudar a su vecino que le toca la puerta. Además, tenemos la figura paterna de san José, el padre terrenal de Jesús, esposo de la Virgen María. En él, según tradición y algunos escritos, vemos a ese padre invisible, que trabajaba silencioso para el sostén de la familia; un padre con un corazón enorme para siempre dar lo mejor para su familia.

Sabemos que a Dios se le conoce por el intelecto y por la revelación, nuestras formas de conocimiento. Como atribuciones, sabemos que Dios Padre es Amor, Cristo afirma que el Padre “me ama, porque yo doy mi vida por mis ovejas”. Hacer presente al Padre en cuanto amor y misericordia en la conciencia de Cristo mismo es la prueba fundamental de su misión de Mesías; lo corroboran las palabras pronunciadas por Él primeramente en la sinagoga de Nazaret y más tarde ante sus discípulos y ante los enviados.

Dios es omnipresente, es decir, está en todas las cosas. Recordamos que Dios está en todas partes por esencia, presencia y potencia. Muchas veces ante las dificultades decimos que se nos esconde Dios, no lo vemos, no lo sentimos, pero estamos mal cuando lo decimos; nos encerramos tanto en nuestras preocupaciones y pensamos tanto en nosotros mismos que se nos ofusca nuestra mirada espiritual y nos atrevemos a decir tales temeridades. Pero no, nuestra fe debe ser mayor y debemos saber encontrar a Dios en todas las cosas. Para este fin, siempre ayuda un amigo, o un director espiritual o alguien que nos conozca a fondo y pueda ver nuestra vida desde fuera.

Dios es inmutable, esto en sentido metafísico, puesto que en Él debemos negar todo paso de la potencia al acto, es decir, no cambia, es perfecto. Y si alguna vez sentimos que no está, que no lo vemos, no es que haya cambiado, sino de nuevo, somos nosotros los que hemos cambiado esa visión que tenemos sobre Él. En Él no hay potencia que no esté actualizada.

Dios es eterno:

“la eternidad es la posesión total, perfecta y simultánea de una vida interminable”.

Esto resulta posible sólo en Dios. Se comprende la eternidad al conocer el tiempo. El tiempo es la medida del movimiento según un antes y un después. La unidad de medida es el instante. La eternidad no se puede medir con los instantes, porque no tiene inicio ni fin, y porque está toda presente. No coincide con el instante, aunque el instante puede ayudar a hacerse una idea de ella. Tampoco se trata de un tiempo indefinido. Si Dios fuese temporal sería finito porque el tiempo es la condición de los seres que cambian. Superar la condición temporal significa alcanzar la propia perfección, y esto será posible sólo en Dios.

Les animo a tener a Dios Padre como tal, como un padre verdadero, que nos ama y que quiere siempre lo mejor para sus hijos.

Escríbeme para preguntarme cosas, pedirme oraciones, darme tu opinión, para lo que quieras. Si ves que esto te sirve, no dudes en compartirlo con tus amigos y conocidos. Cuenta con mis oraciones.

P. Sebastián Rodríguez, LC | Email: srodriguez@legionaries.org https://www.facebook.com/sebastian.rodriguezlc

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“Esta es la red que queremos. Una red hecha no para atrapar, sino para liberar, para custodiar una comunión de personas libres” -Papa Francisco