"Estoy estrenando vida nueva"

Hoy tuve uno de esos encuentros que te dejan pensando…

En la mañana me buscó una joven de 26 años con una sonrisa que no le cabía en la cara. Automáticamente me di cuenta que algo especial le pasó, puesto que en los últimos tiempos, había un dolor en su corazón del cual no era capaz de deshacerse.

Y lo primero que me dijo fue:

“Estoy estrenando vida nueva”

“- Pero…¿Qué te pasó?”, le pregunté con mucha curiosidad

Pues resulta, que Dios hizo de las suyas…porque así es Dios: ¡sorprendente! Le basta un segundo para cambiar radicalmente una situación interior. De hecho, si nos fijamos en el evangelio, muchos han “estrenado vida nueva” después de un breve encuentro con el Señor, basta recordar a Mateo, cobrador de impuestos…me impresiona el cambio radical de su vida por una sencilla mirada e invitación de Jesús:

“Sígueme” y dejándolo todo lo siguió (Mt 9, 9)

Igual con Pedro (Lc 5) que dejando la barca y las redes lo siguió estrenando así una vida nueva como pescador de hombres…y así podríamos repasar muchos otros encuentros con el Señor que han cambiado radicalmente a tantas vidas.

Algo así le pasó a esta joven.

Dios le concedió una gracia particular para comprender con gran claridad Su proyecto de vida para ella (¡Vaya que eso sí es una gracia especial!) y en ese momento de fuerte claridad, entendió que toda su debilidad, su pequeñez, sus fragilidades no eran en absoluto un obstáculo para la acción de Dios, más bien todo lo contrario: que ahí manifestaría su Gracia.

Además pudo entender con mayor profundidad lo que dijo Jesús: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. (Jn 10, 10) y que la invitaba a también dar vida en abundancia. Eso le abrió un nuevo horizonte, la llenó de gran alegría: mi vida también está llamada a dar vida en abundancia.

Cuando Jesús se subió a la barca de Pedro en un día cualquiera, pidiendo que volviera a echar las redes cuando la pesca anterior había sido un autentico fracaso, Pedro presenció esta “abundancia” que promete Jesús al ver la cantidad de peces que juntos habían pescado milagrosamente y en seguida, Cristo lo invita a ser pescadores de hombres…como quien garantiza que su vida también está llamada a dar vida en abundancia, a pesar de sus fragilidades.

Cuando te das cuenta de lo que Dios puede hacer con nuestra vida a pesar de nuestras debilidades, te sorprendes, te invade una felicidad inmensa, porque descubres que para Dios nuestra limitación no es limitación para su amor, nuestras redes vacías no son limitantes para dar vida en abundancia. Solo necesita nuestra disposición en lanzar nuestras redes cómo, dónde y cuándo Él nos pida.

Mientras escuchaba su experiencia, en mi interior iba brotando un deseo de también “estrenar vida nueva”…creo que en el fondo es el deseo que todos llevamos adentro. Me quedó claro que para Dios le basta un segundo para transformarnos cuando encuentra en nosotros una actitud de fe en que para Él NADA ES IMPOSIBLE.