La vida de una monja o un seminarista

¿Alguna vez has visto a una monja o a un religioso en sus años de juventud; o a un seminarista que todavía no se ha ordenado?. Son jóvenes, guapos (algunos no tanto), con virtudes y cualidades…

Diego Lobo, LC
Lanzar las Redes
3 min readNov 7, 2017

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¿Alguna vez has visto a una monja o a un religioso en sus años de juventud; o a un seminarista que todavía no se ha ordenado?. Son jóvenes, guapos (algunos no tanto), con virtudes y cualidades para muchas cosas, simpáticos, deportistas, sociales, cariñosos, acogedores con todas las personas y respetuosos hacia todos. Otros tienen muchas dificultades, son estudiosos, grandes predicadores o profesores y lo mismo dígase de las mujeres que se dan al Señor y que ves por la calle tan sonrientes. Por dentro un hombre cualquiera diría, pero ¿por qué se metió de monja? ¿por qué se metió al seminario?

La respuesta es fácil: El Señor siempre busca lo mejor, lo atrayente. Busca a las almas que le puede exigir mucho aunque a veces puede doler. Sabe que estas almas van a confiar en Él, que se van a poner en sus manos y que superarán las dificultades que se les presenten a lo largo de su vida. Pero, ¡ojo!, son dificultades…

…porque el día que un religioso no esté con el Señor o se aleje de Él, ese día será cuando vienen los problemas.

Y quiero decir los verdaderos problemas.

A los que estamos en este camino el Señor nos lleva por una senda de dolor, de renuncia, pero de una felicidad tan grande que nos es imposible comprender en su totalidad la vida que hemos tomado al decirle al Señor que sí. No pensemos en rosas y margaritas, que también la vida tiene sus momentos así; pero no olvidemos que las rosas tienen espinas y duele mucho cuando uno se pincha; las margaritas se beben en té cuando se está enfermo, en fin que El Señor tiene sus momentos de cercanía que se palpa y sus momentos en el que se aparta un poquito para dejarnos caminar.

Es como cuando somos pequeños: mami siempre nos lleva, pero nos quiere enseñar a caminar y nos suelta un poco, y cierto que podemos caer y de hecho caemos, pero de una vez acudimos a mamá y ella se hace presente. Igual sucede con el Señor, solo tenemos que clamar a Él, acercarnos con confianza y Él nos levantará. A fin de cuentas la Vida religiosa, la vida del sacerdote es una vida llena de aventuras, a veces estarás solo, a veces con una comunidad que te acoge; tendrás momentos de dolor, de persecución porque el Señor lo prometió así, pero recordemos la primera parte de la promesa:

“Yo os aseguro que nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o tierras por Mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora, al presente, casa, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna” (Marcos 10,30).

Así que, si eres religioso o seminarista, acuérdate de estás palabras de la persona que te ha llamado y te ama infinitamente: tú ya has hecho esta experiencia. Si eres un joven que tiene alguna duda sobre la vida de los que seguimos al Señor o te sientes atraído por esta vida, más o menos ya sabes cuál es el camino que Jesús nos invita a seguir. ¿Te atreves a caminar con Él?

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Diego Lobo, LC
Lanzar las Redes

Venezolano, religioso, que busca vivr su vida con un sentido y con muchas ganas