Que tu vida me enseñe a vivir…

Hoy me dirijo a todos los santos y santas, los reconocidos como tales y a los que han pasado de manera silenciosa entre nosotros: ¡Gracias por enseñarnos a vivir!

Veronica Brunkow
Lanzar las Redes
3 min readNov 1, 2017

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Hoy es un día que celebramos aquellos que han pasado por esta vida sin pasar del todo…

Pasan los años, los siglos y ellos siguen presentes en el hoy. Siempre me pregunto qué han hecho esos hombres y mujeres, que llamamos Santos, que siguen inspirando a tantos aunque hayan pasado tantos y tantos años desde su muerte…

Pienso en la cantidad de ediciones del libro de las Confesiones de San Agustín donde él describe su juventud y su proceso de conversión, una obra del siglo V d.c. pero que hasta la fecha sigue tocando nuestras vidas. O cuántas obras que narran la vida de San Francisco de Asís, que por más esfuerzo que haya hecho para pasar por esa vida de manera desapercibida, humilde, callada y sencilla, su vida ha sido un grito que desde hace ocho siglos ha llegado hasta nuestros días inspirando a tantos. Qué decir de una Santa Teresita de Lisieux que dejó esta vida tan solo a los 24 años, y sigue ayudando espiritualmente a muchos con su diario “Historia de un alma”, siendo que nunca ha dejado las paredes del Carmelo y sin embargo, su vida ha traspasado fronteras hasta llegar a nuestros corazones.

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La lista podría seguir…y creo que esas vidas siguen siendo “tan vivas” porque ellas nos enseñan cómo vivir.

Sabemos que muchos libros actuales buscan ofrecernos las recetas para una vida feliz, para encontrar el secreto del amor, de la alegría, de la felicidad etc, sin embargo, más que consejos, creo que esperamos encontrar testimonios de personas que han encontrado el Amor y han sido transformadas por Él. No fueron los buenos propósitos, o la perseverancia en alcanzar una meta lo que ha hecho que esos hombres y mujeres siguieran vivos entre nosotros, sino el Amor que ha trasformado sus vidas. Y ese Amor es lo que realmente deseamos encontrar.

Viendo lo que Dios ha hecho en la vida de San Agustín, en la vida de San Francisco de Asís, de Santa Teresita de Lisieux y de tantos otros que han encontrado al mismo Amor en tan diferentes vidas, épocas y circunstancias,¡Se nos antoja!

¿Quién no quisiera una vida plena? ¿Pasar por ese mundo sin pasar? y terminar el último día con el corazón lleno de plenitud por haberlo llenado con aquello que no pasa, que es eterno, que es totalizante.

Hoy me dirijo a todos los santos y santas, los reconocidos como tales y a los que han pasado de manera silenciosa entre nosotros: ¡Gracias por enseñarnos a vivir!

Y al que termine de leer esas lineas, siendo que somos peregrinos que caminamos hacia un mismo destino aunque cada uno parta de distinto lugar, quisiera hacerte una sencilla invitación: que tu vida me enseñe a vivir.

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Veronica Brunkow
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Soy Consagrada del Regnum Christi // Comparto lo que soy y amo