¿Qué entiendo por estrategia?

Angel MoMa
La Partida
Published in
6 min readJun 24, 2018

A unos días de las elecciones más importantes de México en un buen rato

Vivimos, sin lugar a dudas, en medio de la guerra. No me refiero solo a la guerra contra el narco (que es guerra contra el proletariado y contra el cuerpo) sino a la vida misma. Estar presente es estar en guerra con el mundo. Lo habitamos porque lo transformamos, porque somos parte de él y porque lo des-gastamos. Un choque de electrones que separan átomos son la guerra, la disputa con otra persona por el interés o por un deseo en controversia también es la guerra.

Hay una cuestión divertida con la violencia y la hostilidad. En Introducción a la guerra civil, Tiqqun plantea cómo la violencia se entiende siempre como violencia aniquilante gracias a que el Estado es el soberano mediador del mundo a través de La Razón y La Ciencia, de una civilización que no es más que el deseo institucionalizado de consumir (fogatas, tacos y agua) las formas de vida. La hostilidad es la cualidad de la violencia de generar una relación tal entre las formas de vida que una podría desear apagar el fuego de esa estrella que también late en el mundo.

Así, mientras mi enemigo es aquel cuyo fin es apagar mi potencia, amiga es toda aquella persona en cuyos deseos laten pasiones alegres. Estas pasiones buscan que mi potencia como forma de vida aumente y, al menos así lo considero yo, y que esta forma de vida se contagie de afectos alegres para que ellas deseen contagiar de alegría a otras. Se trata de ondas, de estrellas que florecen.

Wikipolítica es en ese sentido, un semillero. El Partido de las potencias alegres , de la genki-dama, la posibilidad de que todas cultivemos nuestra libertad y nuestros afectos alegres. Si todas somos potentes, todas podemos co-participar. Para que todas seamos potentes no debemos concentrar nuestra energía en los deseos de la ficción democrática conocida como “asamblea” sino procurar siempre la organización y la escucha con una misma y con las otras formas de vida. Entender desde qué territorios habita hasta cuáles podrían ser sus deseos e intereses y cultivar esta idea tan bella que es nuestra wiki en todas las formas posibles, en todas las performatividades y tanto en imágenes dirigidas a la política tradicional (territorio de las elecciones y del Espectáculo) como en prácticas artísticas en espacios autónomos y locales.

Nuestra labor como experimento político es ganar. ¿Qué significa eso? Quién sabe. Para las personas amantes de la moral y la correctitud política es cumplir toda norma de lo que es bueno frente a la mirada de mi prójimo, que es mi compa de colectivo, mi familia, mis demás compas. Para otras, ganar es tener una prosa afrancesada hermosa tan esplendorosa como la incapacidad de sus teóricos por producir algo efectivo, medible. Para mí, ganar significa gritar, estar presente, transmutar ese viejo individualismo trasnochado que se duerme en la gloria de sus propias ideas.

Yo soy el peor de los chairos. Odio la economía. A decir verdad, siento cierto desprecio por el mesianismo tecnogeek que nos inculcan en lugares como el ITAM o el CIDE pero sí tengo claro algo. Las relaciones, los intercambios, las monedas, todas estas cosas habitan nuestro corazoncito. Y no puedo pensar en una práctica política que se repliegue en la esquizofrenia de querer ver un mundo donde todo es blanco y negro, que niegue que ya construimos el mundo en cuanto lo habitamos, que todavía piense que el comunismo es un proyecto histórico evidente por sí mismo. Por eso me caga un chingo la crítica de toda la banda que nos ve como la cosa más incongruente del mundo. Esas personas también son fariseos pero practican otro dogma, el del izquierdismo.

Todos los colectivos que te barren en los eventos porque no eres una persona suficientemente orgánica, local, sustentable, en pocas palabras, que no practicas la política “real”, me cagan un poco. Creo que es mi resentimiento de clase pero también digo: como si al capitalismo y a los chacas que nos gobiernan les importara nuestra “localidad”, como si no nos hubieran echado ya a la policía antes a lo largo de toda la pinche historia. Ya no podemos seguir creyendo que aislarnos en bunkers va a servir de algo y en realidad me parece muy misántropo pensar así. Me caga el humanismo iluminista pero pienso que mi postura de escucha y entrega hacia el otro sí es una buena forma de plantear una nueva humanidad basada en la escucha y en que todas seamos tecnopolíticamente potentes.

Lo que me hace más horrible que el peor de los chairos, es que soy bien chaca. Me caga la moral (instauración definitiva de la razón pública, si no pregúntenle a Kant, del Estado) y me caga el goce en la pretensión de verdad. Soy un yonqui, un cochino, un cínico, y ante todo, un mentiroso. Mentiroso porque estoy en guerra con la verdad, vecina del bien y madrina de bautizo de lo real. Yo creo que quién sabe qué está pasando pero se mira divertido.

Creo en la ética, que viene de ethos, creo, que es costumbre. La ética es una práctica política, no una referencia doctrinaria (como si lo es la moral, con su Biblia, o sus Constituciones políticas, o con sus modales de weros), está presente en toda interacción. Es decir, está viva. Y en cuanto está viva, dialoga. Nunca es una certidumbre, sino una posición de dislocación frente al mundo.

Por eso siempre que me encuentro a la banda digo cosas bien raras que luego se contradicen, pero también por eso me parece que los principios que guían nuestras acciones siempre están en una tensión entre ellos. Por eso siempre estamos en la pregunta, porque no sabemos nada.

De nuevo, una cosa parece medio cierta, para vivir necesitamos transformar la realidad y para eso necesitamos técnicas. Lo que el capitalismo hizo con la especie en el planeta fue agarrar todas esas técnicas en una cosa que llamó tecnología y con eso logró que el trabajo fuera cada vez menor y que se desarrollara la Ciencia para entender la realidad y producir tecnologías más efectivas (que den más con menos). El pinche capitalismo y sus tecnologías se están comiendo el planeta, al menos las cosas del planeta que necesitamos para que la gente sobreviva, pero la tecnología no es mala. Nomás son un montón de saberes para transformar la realidad que están dentro de una lógica come-cuerpos (amm amm amm) y que, en ese sentido, son violentos y hostiles para las formas de vida.

Luditas son las personas que se organizan para destruir las máquinas, las amantes de la autonomía comunal primitivista. Piratas y brujas son quienes agarran este mar de técnicas y las contrabandean. Roban, abren, cierran, conjuran pero ante todo, viven, o sea, cultivan sus pasiones alegres y afectan a sus amigas organizándose con ellas. Todo el entramado de sociedad civil y de izquierdistas del México contemporáneo tienen una gripe de pasiones tristes. La melancolía por ese nosequé les habita y la desesperanza y amargura laten en sus corazones.

Por el contrario, La Partida, el partido imaginario del místico ciber-proletariado, cultiva pasiones alegres y mira la estrategia como toda técnica y arte política orientada a aumentar lo más que se pueda la potencia de nuestras amigas y de neutralizar, es decir, reducir, es decir, visibilizar dispositivos de poder, la potencia de nuestros enemigos.

La imagen, en cuanto tecnología, es estratégica. Lo que queremos ganar es la hegemonía que no está en la democracia liberal (que no sirve simplemente porque las personas no tienen la misma capacidad de incidir ni de que sean garantizados sus derechos, es decir, de cultivar y florecer sus potencias) sino aquella que constituye el imaginario de las personas, su sentido común. La disputa de nuestra organización, Wikipolítica, es por imágenes del futuro, por el sentido común.

--

--