¿Por qué es tendencia de Netflix una de las últimas producciones argentinas?

Eric Szpolski
Las Redes
Published in
3 min readDec 4, 2016

“El Marginal” retoma exitosamente el atractivo del mundo subterraneo que ya habían desarrollado “Okupas” y “Tumberos”, entre otros. Delincuencia, antiheroes para todos los gustos, latiguillos en tiempo real y el universo del hampa en el último gran unitario de drama argentino.

Una tarde puede pasar que te despertás de la siesta y te das cuenta que tenés algunos problemas: uno es que estás durmiendo en el piso de una habitación con 2 muertos; el segundo es que no sabés quién es el niño con el guardapolvo blanco (un poco manchado) que te despertó, dijo “es para vos”, te pasó una llamada en un celular última generación y, cuando creiste que te ibas a quedar con el aparato, con un simple “devolveme el teléfono” te dejó conmovido, sea porque se fue sin más o por su desinterés en los 2 homicidios que descansaban en la habitación; tu tercer problema (tal vez el más grave) es que el hombre al teléfono te dice que si querés seguir viviendo tenés que entrar en una carcel, encontrar a un tal “Borges” y averiguar “dónde mierda” está su hija (no la de Borges sino la del que está llamando); luego todo continúa más o menos por el sendero que se va vislumbrando, en el cual te das cuenta que estás en una villa miseria pero no sabés cuál, por qué estás ahí ni quién te dejó y especialmente te preguntas por qué carajo esa docena de policías y francotiradores con motos y patrullas te están apuntando; la persecusión por los pasillos angostos y frágiles techos de chapa es inminente y, con un estado físico envidiable y cierto negligencia policiaca, la sostenes un tiempo importante hasta que finalmente te atrapan y comienza la serie “El Marginal”.

Con once nominaciones a los Premios Tato que incluyen entre otras “Mejor programa de ficción unitario” (únicamente superada en ternas por su hermana de la productora Underground “Educando a Nina”), la serie creada por Sebastián Ortega son 13 capítulos con altas dosis de violencia, amor (ambos llevados adelante con exótico equilibrio) y códigos del hampa en la cual un ex-policia entra a una carcel con una identidad falsa y obligado por un juez corrupto para rescatar a la hija del magistrado, secuestrada por una banda de presos que opera desde el penal. Con varios giros en la trama y conflictos que van desde lo superficial del contexto hasta lo sentimental y lo socialmente prohibido, “El Marginal” logra complejizar la apuesta sobre la que hizo base su antecesora “Tumberos” más de 10 años antes.

La serie se despacha con actuaciones convincentes de los protagonistas Juan Minujin (en la piel del falso preso Pastor Peña) y Martina Gusman (como Emma, la asistente social de la cárcel a la cual acude Pastor); un implacable Claudio Rissi haciendo del grotesco caudillo de la delincuencia Mario Borges; y grandes papeles como los de Abel Ayala (en el papel de Cesar, lider de los rivales de Borges llamados “Sub XXI”) o Brian Buley personificando a Pedro (“el loquito más picante del condado”). Un desarrollo atrapante hacen de esta serie un boom de Netflix y la noticia es doble por su carácter de producto nacional. El final hace alarde de creatividad cinematográfica y promete una secuela para la historia de Pastor, Emma y Borges. Sin fechas de estreno confirmadas aunque sin prisa, uno por ahora puede agradecer que el espíritu de las series argentinas sigue latiendo.

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