El Pensamiento Positivo, ¿una trampa?

MaiteMCΨ
LaTicqueurIngeniosa
10 min readMay 8, 2017

Desde hace unos cuantos años hasta la actualidad ha empezado a extenderse un tipo muy concreto de “filosofía de vida” que parece que más que animar casi te obliga a ser feliz. De esta “moda positiva” nos habla la autora Barbara Ehrenreich en su libro “Sonríe o muere : la trampa del pensamiento positivo”. Así lo describe ella, como más bien una moda pasajera, un boom que comenzó ya hace unos años en EEUU y que empieza a llegar a Europa. En palabras de la autora “el pensamiento positivo, la psicología positiva y hasta la economía positiva son una broma de mal gusto. Y un peligro.”

Pero, ¿tiene razón la autora, es quizá un poco extremista al hablar del pensamiento positivo como una trampa?

Optimismo y Pensamiento Positivo

Para responder a esto es importante en primer lugar definir bien los conceptos. Por una parte tenemos el optimismo, que se trataría más bien de una actitud general ante los sucesos del día a día. Por otra, tenemos el pensamiento positivo que aunque está relacionado con lo anterior es importante matizar un poco. Como bien dice la palabra, se trata de una manera de pensar. Como forma de pensamiento este implica toda una serie de procesos mentales superiores, desde el establecimiento de conexiones entre neuronas y circuitos cerebrales hasta la representación de ideas que llevan a actuar de una manera determinada.

Como vemos, se trata de una serie de conceptos dentro del campo de la psicología o de otras disciplinas que estudien el comportamiento del ser humano. No obstante, empieza a hacerse fuerte una corriente “positivista” que entiende esto como algo separado de cualquier disciplina, algo independiente y como teoría en sí misma. El problema no es solo que se esté llegando a entender como casi una religión sino el hecho de que se empiezan a introducir una serie de conceptos en relación al pensamiento positivo un poco confusos.

La ley de la atracción

Uno de estos conceptos es el de la famosa “ley de la atracción”. Esta ley afirma explícitamente que “uno puede manipular la realidad física objetiva, desde la lotería hasta las acciones de otras personas, a través de las ideas y sentimientos.” Esta, parte de la idea de que existe una fuerza física real a través de la cual la mente puede hacer realidad sus deseos ya que “los pensamientos, como imanes, atraen hacia nosotros las fuerzas, las personas y las circunstancias.”

La verdad es que esta ley utilizada para argumentar esta “magia” de la atracción positiva no tiene ninguna base científica aunque se intente argumentar con teorías de la física. Como bien apuntó un columnista de la revista Scientific American: “es cierto que los pensamientos generan un campo magnético pero este es tan débil que da pena. El campo magnético del cerebro es de diez órdenes de magnitud, que significan 10.000.000.000 contra 1. Y como todo el mundo sabe nuestras cabezas no atraen ni repelen los imanes ni se nos quedan pegadas a la puerta del frigorífico”.

El uso que se hace de estos conceptos puede llegar a ser muy peligroso y nos afecta más de lo que creemos porque está transmitiendo una idea muy equivocada de lo que es el pensamiento positivo y de lo que es ser optimista. Desde los productos de Mr Wonderful que vemos diariamente en los escaparates hasta los libros de autoayuda más comprados evidencian esta moda absurda de la ley de la atracción.

El caso es que esta manera errónea de entender el pensamiento positivo está ganando muchos adeptos, porque es muy básica, no requiere ningún esfuerzo y te hace creer que puedes conseguir todo lo que te propongas en la vida solo con pensar mucho en ello. Es la típica manera de actuar de los ahora llamados Coach o “entrenador de vida”, que son personas sin titulación alguna pero que cobran lo mismo que un terapeuta ofreciéndose a derrotar tu “dialogo interno negativo”. Es básicamente a la psicología lo que la fast food es a la comida. Es como una manera rápida de hacer terapia, fácil y bastante mala pero que con ciertos “adornos” que le cambian un poco el aspecto, a corto plazo sabe bien.

Psicología Positiva

Lo cierto es que la autora en su libro realmente no hace distinción alguna entre un coach y un psicólogo. Es muy importante tener todas estas ideas en cuenta porque debemos diferenciar esto de lo que es la psicología positiva y sobre todo cómo se tratan y se aprovechan esas actitudes y estos conceptos en el campo de la psicología en general; porque aunque la autora no distinga, sí hay distinción y lo puede argumentar fácilmente una persona perteneciente a este ámbito.

Empecemos con el primer ejemplo. Ehrenreich afirma que los psicólogos positivos niegan cualquier influencia de las circunstancias en los sucesos vitales, creando así un sentimiento de culpa irremediable en la persona. Esta afirmación no es muy acertada. Sin ir más lejos, la corriente de la Gestalt (entre otras muchas) que se encuentra dentro de la psicología humanista y positiva, tiene como pilar básico la siguiente afirmación “yo soy yo y mis circunstancias” cosa que no puedes olvidar cuando estas tratando a tus pacientes. También afirma que los psicólogos positivos niegan el cambio social porque básicamente lo que te dicen es que te conformes y aceptes tu situación y que sigas adelante con optimismo. La verdad, conozco pocos psicólogos que digan esto y si hay alguno que lo dice desde luego es un pésimo profesional.

El pensamiento positivo real desde el punto de vista de la psicología tiene que ver más bien poco con el conformismo. Con “positivo” nos referimos a un concepto que tiene un valor más operativo. Se trata de partir de la potencialidad, centrarse en los recursos disponibles aprovechando lo que tenemos y no lamentar lo que no tenemos. Pero sobre todo con el fin de modificar la situación, no reinterpretarla. Es decir, esforzarse para conseguir un cambio. Se trata de actuar, no de quedarse de brazos cruzados y adoptar una actitud conformista ante la vida o incluso no realista en la línea de “si se cierra una puerta se abre una ventana”.

Por otra parte tenemos “El cuarto Informe Mundial de la Felicidad realizado en 2016” el cual sostiene que “la desigualdad en el bienestar proporciona una medida más amplia de la desigualdad social. (…) las personas son más felices viviendo en sociedades donde hay menos desigualdad social y económica”, lo que muestra que la psicología sí que busca el cambio social con sus estudios sobre la felicidad dentro del campo de la psicología positiva.

Además, los psicólogos positivos tratan más cosas en relación con muchos más aspectos de la mente humana. Por ejemplo, se estudia el efecto de la felicidad sobre el cerebro y viceversa. Se estudian estrategias asociadas con la neuroplasticidad positiva. Esto es aprovechar el modo de acción de los circuitos de recompensa y placer del cerebro para mejorar el estado de ánimo. Por ejemplo con la música, que se ha demostrado que actúa como una recompensa para el cerebro y provoca placer mediante la liberación de hormonas. En ningún momento se habla aquí de la ley de la atracción ni nada parecido, se trata de una ciencia que trabaja con hechos objetivos estudiados en un contexto de laboratorio.

Así que como vemos la psicología no usa el término positivo solo en el sentido de ese “optimismo” propio de gurús motivadores. Los psicólogos positivos tampoco son esos que te niegan la necesidad de los fármacos, cosa que sí hacen los coaches, que te dicen que si tienes depresión solo con “pensar en positivo” estarás mejor. Por ejemplo, dentro de la psicología positiva, existen muchos estudios de como la administración de antidepresivos regenera la función de las neuronas y puede hacer que el cerebro recupere funciones o active circuitos.

El trabajo de los psicólogos como profesionales del sector de la sanidad está relacionado con poner la neurociencia al servicio de la salud y no inventar necesidades, así como averiguar qué cosas ayudan a ser más feliz y aplicarlas con personas que lo necesiten.

No se puede negar que lo que pensamos afecta a las circunstancias y es algo que dice la psicología en general no la psicología positiva, si esto no fuera así una persona sería feliz solo con unas circunstancias buenas y hay personas con una vida maravillosa que se sienten desgraciadas

La salud mental es el factor determinante más importante para que una persona sea feliz o no y esto es lo que buscamos los psicólogos. Un pensamiento positivo y la actitud optimista ante la vida no son malos, pero debemos tanto entenderlos como aplicarlos bien para no caer en esa trampa de la que habla la autora. Por otra parte debemos ser críticos y saber qué información es correcta y cual no.

Los psicólogos afirman que una sociedad de bienestar nos influye a todos, y esto es innegable. Lo que creo que se está entiendo mal es qué es exactamente lo que la psicología entiende por bienestar y pensamiento positivo. La neurociencia, que también es una parte de la psicología, habla precisamente de algo muy diferente a la inmovilidad. Esta nos recuerda que la felicidad y pensar en positivo requiere esfuerzo tanto individual como colectivo. Lo único que te remarca es esa importancia de cambiarte también a ti mismo no solo al resto, obviamente.

No obstante, sí que es importante tener en cuenta lo que nos recuerda la autora: cuidado con esta hipocresía y falsa felicidad que nos quieren vender a base de libros de autoayuda y charlas motivadoras que lo único que hacen es ridiculizar los problemas de la vida y hacernos unos inconformistas ante las injusticias. Pensar y vivir de esta manera implica creer que realmente tú eres el responsable de todo lo que pasa a tu alrededor. Pero cuidado, responsable y culpable. Si te despiden del trabajo es que tú te lo merecías, si tu negocio quiebra es que no te esforzaste lo suficiente y no creías bastante en tu propia idea. Si te diagnostican un cáncer es que tú has atraído con tu “negatividad” la enfermedad. En esta nueva manera de entender la vida no hay cabida para un jefe cruel que además de explotarte te despide cuando le pides que te pague las horas extra que haces todos los meses o, en palabras de la autora, “nadie se sentía como yo, rabiosa por tener la enfermedad y por los tratamientos”. No, debes ser fuerte porque tú, único responsable de todo lo que ha pasado, tienes realmente la obligación de actuar como un luchador que aprovecha “las pruebas” que le pone la vida.

Seamos realistas, un cáncer no se cura solo con una sonrisa. Claro que es cierto que las emociones influyen en la salud y que la actitud influye en las circunstancias pero ¡cuidado con la manera en que entendemos la causalidad de esto”!, olvidamos que también ocurre al revés y que puede que me sienta tan mal porque es mi jefe el que me trata fatal en el trabajo y no que me han despedido por estar siempre negativo.

En el número de mayo de 2007 del Psychological Bulletin, James Coyne y dos coautores que estudiaron los resultados de la psicoterapia en el cáncer afirmaron “Puede que la psicoterapia y los grupos de apoyo le mejoren a una el humor, pero no hacen nada contra el cáncer (…) hallarán gran cantidad de beneficios emocionales y sociales. Ahora bien, no deben buscar estas experiencias solo por la expectativa de vivir más tiempo”.

Es cierto que no podemos negar ciertos beneficios de un buen estado emocional en la salud, pero se debe tener en cuenta que no se trata de una causalidad clara y directa. Por ejemplo, se han realizado varios estudios que han demostrado que la técnica de la risoterapia al fomentar la secreción de las denominadas hormonas de la felicidad (serotonina, dopamina, adrenalina y endorfinas) ayuda a la persona a olvidarse del dolor. En un estudio realizado en Lima, Perú en 2014 se comparó la valoración del dolor y estado de ánimo antes y después de la intervención con risoterapia en niños con cáncer. Se observó que tras la intervención el estado de ánimo había mejorado y el dolor que sentían era menor.

Pero como ya hemos dicho, no es una causa directa sino que como afirma el psicólogo Juan Armando “Una visión humorística de la vida crea distancia con la psicopatología porque puede ayudar a sentirse mejor y más preparado para los desafíos del día a día.” Pero no porque al reír automáticamente desaparezca el problema.

Parece que hay una parte de la sociedad que está confundiendo optimismo con esperanza. Esto, como afirma la autora, “esconde una terrorífica inseguridad” ya que “quienes de verdad tienen confianza en sí mismos, o quienes de alguna forma han llegado a sentirse conformes con el mundo y con su destino, no necesitan emplearse al máximo en censurar y controlar lo que piensan.” Además, no se sabe muy bien en qué punto se ha perdido la esencia real del pensamiento positivo. Pensamiento positivo no significa estar feliz en cada momento sino que tiene que ver más bien con poseer inteligencia emocional. No hay que olvidar que es muy importante poder expresar toda la gama de emociones y sentimientos, tanto las buenas como las malas y por supuesto no es nada positivo que “sentimientos tan comprensibles como la ira y el miedo se queden enterrados bajo una capa cosmética de alegría”. Obviamente no estamos diciendo que el optimismo es innecesario, de hecho, es muy útil y el negativismo tampoco es la opción más acertada. Pero debemos entender bien que es ser optimista.

¿Pensar en positivo?

Es importante tener claro que la psicología positiva es un enfoque, y que esta moda de “la ley de la atracción” no viene desde esta dirección. Es cierto que la psicología ha ido cambiando de enfoque constantemente, desde el conductismo más puro que afirmaba que lo único que importaba eran las circunstancias y el ambiente hasta la Teoría Cognitivo Conductual que empezó a dar más importancia a las emociones y pensamientos. Quizá es en este punto donde se han confundido un poco los principios y se ha mezclado con el mensaje “lo único que importa es lo que pienses” pero hay una gran diferencia.

Puede que lo que tengamos que aprender los psicólogos de esta crítica a la “trampa del pensamiento positivo” sea que algunos de los profesionales de la psicología están pecando de explotar demasiado el término “positivo” con fines más comerciales. Esto está confundiendo a la gente. No sirve solo con “pensar en positivo”.

Como bien apunta la autora “Nos enfrentamos a problemas reales, y solo podremos afrontarlos si nos ponemos manos a la obra en el mundo real (…) Quizá no todo salga bien a la primera, pero -si se me permite terminar confesando mi secreto personal de la felicidad- podemos pasarlo muy bien mientras lo intentamos.”

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MaiteMCΨ
LaTicqueurIngeniosa

Ψ·Clínica·Antiayuda·Salud mental·Llenando el vacío postgrado·No, la psicología no es eso que se hace mientras tomas café en un bar y Neuro no es solo un prefijo