tango tocado por cualquiera que no sea Kostelanetz
Mario Benedetti
En nuestro (con mi Rosemary) viaje a Buenos Aires tan pronto que llegamos me sentía cómodo en un ciudad que a pesar de cambios la siento como mi ciudad.
He vivido en otra gran ciudad, México, Distrito Federal y allí también me sentí a gusto. Mi vida en la Argentina, en Texas y Ahora en Vancouver no me quitó nada de esa linda nostalgia por dos ciudades con mucha historia.
Al leer la poesía de Mario Benedetti Cumpleaños en Manhattan (visitó la ciudad el 14 de septiembre de 1958) noté su obvio enajenamiento de sentirse solo rodeado de millares de peatones.
En la poesía mi línea favorita (tuve que sonreir)
De conseguir un tango
un pedazo de tango
tocado por cualquiera
que no sea Kostelanetz
Quizá el Montevideo de Benedetti no compara en tamaño con Nueva York. En la poesía Benedetti añora (¿una esquina en Montevideo?)
tengo unas ganas cursis
dolorosas
de ver algo de mar
de sentir como llueve en Andes y Colonia
de oir a mi mujer diciendo cualquier cosa
Quizá a diferencia de Benedetti solo en Nueva York , acompañado yo por Rosemary me sentí cómodo en Manhattan. Viajar a cualquier lado con ella es un placer que viene de 50 años de casados.
CUMPLEAÑOS EN MANHATTAN — Mario Benedetti
Todos caminan
yo también camino es lunes y venimos con la saliva amarga mejor dicho
son ellos los que vienen
a la sombra de no sé cuántos pisos millones de mandíbulas que mastican su goma sin embargo son gente de este mundo
con todo un corazón bajo el chaleco
hace treinta y nueve años yo no estaba tan solo y tan rodeado ni podía mirar a las queridas de los innumerables ex-sargentos de ex-sargentísimo Batista que hoy sacan a mear sus perros de abolengo en las esquinas de la democracia hace treinta y nueve años allá abajo más debajo de lo que hoy se conoce como Fidel Castro o como Brasilia abrí los ojos y cantaba un gallo tiene que haber cantado necesito un gallo que le cante al Empire State Building con toda su pasión y la esperanza de parecer iguales
o de serlo
todos caminan yo también camino a veces me detengo ellos no
no podrían
respiro y me siento respirar eso es bueno tengo sed y me cuesta diez centavos de dólar otro jugo de fruta
con gusto a Guatemala
este cumpleaños no es mi verdadero porque este alrededor no es mi verdadero los cumpliré más tarde en febrero o en marzo con los ojos que siempre me miraron las palabras que siempre me dijeron con un cielo de ayer sobre mis hombros y el corazón deshilachado y terco los cumpliré más tarde o no los cumplo
pero éste no es mi verdadero
todos caminan yo también camino y cada dos zancadas poderosas
doy un modesto paso melancólico
entonces los becarios colombianos y los taximetristas andaluces y los napolitanos que venden pizza y cantan y el mexicano que aprendió a mascar chicles y el brasileño de insolente fotómetro y la chilena con su amante gringo y los puertorriqueños que pasean su belicosos miedo colectivo miran y reconocen mi renguera y ellos también se aflojan un momento y dan un solo paso melancólico como los autos de la misma marca
que se hacen una seña con las luces
nunca estuvo tan lejos ese cielo nunca estuvo tan lejos y tan chico un triángulo isósceles nublado
que ni siquiera es una nube entera
tengo unas ganas cursis dolorosas de ver algo de mar de sentir como llueve en Andes y Colonia de oír a mi mujer diciendo cualquier cosa de escuchar las bocinas y de putear con eco de conseguir un tango un pedazo de tango tocado por cualquiera
que no sea Kostelanetz
pero también es bueno sentir alguna vez un poco de ternura hacia este chorro enorme poderoso indefenso de humanidad dócilmente apurada con la cruz del confort sobre su frente un poco de imprevista ternura sin raíces digamos por ejemplo hacia una madre equis que ayer en el zoológico de Central Park le decía a su niño con preciosa nostalgia look Johnny this is a cow porque claro
no hay vacas entre los rascacielos
y otro poco de fe que es mi único folklore para agitar como un pañuelo blanco cuando pasen o simplemente canten las tres clases de seres más vivos de este Norte quiero decir los negros las negras
los negritos
todos caminan pero yo me he sentado un yanqui de doce años me lustra los zapatos él no sabe que hoy es mi cumpleaños ni siquiera que no es mi verdadero por mi costado pasan todos ellos aaso yo podría ser un dios provisorio que contemplara inerme su rebaño o podría ser un héroe más provisorio aún
y disfrutar mis trece minutos estatuarios
pero todo está claro y es más dulce más útil sobre todo más dulce reconocer que el tiempo está pasando que está pasando el tiempo y hace ruido y sentirse de una vez para siempre olvidado y tranquilo
como un cero a la izquierda.
Nueva York,
14 de setiembre de 1959
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