Por qué todos podemos innovar a través del diseño centrado en las personas

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5 min readNov 8, 2017

Promoción válida para salvar el mundo, tu negocio, tu matrimonio o una milanesa que se te pasó de cocción: todo puede ser mejorado con pensamiento de diseño.

Por Tomás Domínguez Vidal.

Tenemos ejemplos muy claros para graficar por qué es tan importante innovar, con conocidas historias de gigantescas empresas que no lograron adaptarse a tiempo a los cambios en su industria y perecieron: Blockbuster, Kodak, Nokia, Pan American Airlines, por citar los casos más icónicos.

Y tenemos, claro está, los ejemplos aspiracionales de aquellas empresas que deben la esencia de su éxito a su gran capacidad para generar soluciones disruptivas y ser los propios artífices de revolucionar su industria, con Apple y Tesla probablemente a la cabeza de este grupo.

Una metodología práctica para innovar: el diseño centrado en las personas

El diseño centrado en las personas, también conocido como design thinking,es una metodología -hay otras, no es una fórmula mágica- para aplicar el pensamiento de diseño a la resolución de problemas. Busca encontrar soluciones que ante todo sean deseables para el usuario final, y que a su vez sean factibles (técnica y culturalmente) y viables (puedan hacerse con los recursos disponibles). Parte de un profundo entendimiento de la persona en su rol de usuario para poder definir el problema a resolver, y diseñar soluciones que finalmente puedan ser testeadas en un ámbito experimental.

1. Sumergirse en el problema

La mejor manera de entender qué es lo deseable para una persona o grupo de personas, es ponerse en sus zapatos haciendo una inmersión en su contexto. Un término menos metafórico y más adecuado para definir este concepto es el de empatía.

2. Hacerse la pregunta correcta

Esta etapa crucial del proceso suele llamarse definición del problema, y es importante dedicarle el tiempo y el esfuerzo necesarios ya que un problema bien definido es un problema medio resuelto.

3. Idear soluciones

Pasamos la mitad del proceso y todavía no pensamos soluciones. Recién ahora llegó el momento del tan ansiado brainstorming, esa herramienta que se suele confundir como el sinónimo práctico de innovar. Hacer un ejercicio de ideación teniendo bien claro cuál es el desafío a resolver, y teniendo presentes las historias de los propios usuarios, es lo que nos asegurará que surjan ideas de calidad.

4. Ponerlas a prueba

Teniendo una idea ganadora, el último paso es llevarla a la práctica. Para esto lo que se buscará es construir un prototipo o producto mínimo viable (MVP, por sus siglas en inglés). El prototipo consiste en una representación sencilla de la solución de manera tal que permita entender cómo sería ésta en su versión real.

5. Viajar al futuro

Este paso no está en los libros, porque es inventado. El proceso de design thinking termina en la etapa de prototipado y testeo, pero hay un paso más que se puede dar y que puede ser determinante para la implementación exitosa de la innovación. Consiste en subirnos a un Delorean imaginario e ir hacia adelante en el tiempo para ver qué pasó con nuestra solución, entendiendo que pueden haberse dado, a grandes rasgos, 4 escenarios:

  1. Quedó en la nada
  2. Se implementó y fracasó
  3. Se implementó en una prueba piloto
  4. Se implementó exitosamente

La recomendación es recorrer estos 4 escenarios, asumiendo alternadamente que cada uno fue lo que sucedió, y hacernos la misma pregunta que nos hicimos al definir el problema: “¿por qué pasó esto?”. Este ejercicio permite identificar rápidamente los principales obstáculos, riesgos e hitos clave para que la idea diseñada pase a convertirse en realidad. Los riesgos tengo que intentar mitigarlos de antemano, y los hitos clave tengo que asegurarme que sucedan.

Diseñar no es sólo para diseñadores

A todos en determinados momentos -con mayor o menor frecuencia- nos toca hacer cuentas y administrar plata, usar un kit de primeros auxilios ante una emergencia, cocinar. Tenemos que hacerlas por más que no seamos contadores, enfermeros ni chefs; por un rato, aunque a los respectivos sindicatos les pueda molestar, hacemos su trabajo. Entonces y siguiendo esta lógica, la propuesta es que cuando queramos resolver o mejorar algo en nuestras vidas -profesionales o cotidianas- empecemos a convertirnos por un rato en diseñadores. Lo difícil es que sea por un rato, porque una vez que te cae la ficha de lo mucho que hace falta, te garantizo que empezás a ver todo con ojos de diseñador y, aunque no te lo propongas, vas a querer mejorar todo lo que ves.

Para leer la nota completa, ingresá a este link.

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Tomás Domínguez Vidal será el encargado de enseñarte sobre el Diseño Centrado en las Personas, Lean StartUp y Sprint Planning.

Si la inscripción es previa al jueves 9 de noviembre, hay 15% off.

¡Te esperamos!

Tomás Dominguez Vidal

Especialista en Proyectos de Innovación

Tomás lidera un equipo encargado de la implementación de proyectos de innovación pública en el Ministerio de Modernización de la Nación, donde trabajan para repensar, a partir del diseño centrado en las personas, la forma en la que el gobierno se relaciona con los ciudadanos. Anteriormente estuvo a cargo de un equipo responsable del diseño de la experiencia del cliente en DirecTV, y sus otras pasiones son el kitesurf y escribir. Está convencido de que todos no solo podemos sino que debemos innovar a través del diseño centrado en las personas y quiere contribuir a difundir esta forma de pensar y hacer.

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