Fatiss. Soñemos el barrio en el que queremos vivir.

Claudio Bedregal
Lavapies nodrizo
Published in
12 min readMay 27, 2023

Conectamos a las diversas culturas del barrio de Lavapiés mediante el diálogo y la co-creación en torno al urbanismo de sus espacios públicos.

Históricamente migrante

El barrio de Lavapiés es históricamente un sitio de migrantes. Se tienen referencias migratorias desde el siglo XIV, con poblaciones árabes y judías, tras cuya expulsión recibiría a poblaciones andaluzas, castellanas, valencianas, entre otras, con las cuales empezaría el arquetipo social del Madrid “castizo”. Ya en el siglo XIX, recibió una nueva ola migratoria masiva desde toda España, como campesinos y obreros para las recientes fábricas (como la Tabacalera). Ese contexto dio lugar a un barrio marcado por la pobreza: corralas, infraviviendas, pocas plazas con arquitectura hostil. Y así es como, históricamente, este lugar ha sido sinónimo de poblaciones obreras, marginalizadas, olvidadas.

A día de hoy la historia no es muy diferente. Comparten el barrio poblaciones de diversas culturas como la senegalesa, bangladeshi, marroquí, española, latina, gitana, junto con la nueva ola de gentrificadores (nacionales e internacionales). Una nueva temporada en esta continua historia migrante, con nuevos personajes, que, igual que los anteriores, vienen buscando mejores condiciones de vida, mejores trabajos, seguridad y, en general, la vida de capital europea que tanto se desea mirando desde fuera del escaparate.

Y en este punto de la lectura me declaro un migrante más en esta larga lista.

Barreras invisibles

Empezamos el proyecto por la observación del barrio de Lavapiés, enmarcado en 4 de los principios ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de la ONU (movilidad, urbanismo, participación y gentrificación). Se registraron sensaciones del barrio de forma colectiva. Fue un proceso de ideación y clusterización de algunos días, con mucha observación, charlas con asociaciones del barrio y discusiones internas.

El tema inicial por el que decantó mi investigación parte de un fenómeno observado en las plazas:

“Estudiar las aparentes barreras invisibles entre las diferentes culturas del barrio y evaluar si hubiese alguna propuesta de diseño que pudiese contribuir a generar puentes y conexión.”

Hola, perdona, ¿tienes un minuto?

A tocar puertas diferentes. De todos.

El proceso de entrevistas fue desafiante, pero enriquecedor.

Mis primeros intentos fueron las consultas en la calle y debe decirse, la calle es dura. Encontré mucha desconfianza y resistencia. Tratar de ‘entrarle’ a un desconocido y esperar que te abra la puerta de su alma en pocos minutos y sobre un tema sensible como este (y no tan funcional) no dio resultados. Ni una sonrisa, ni comentar que soy vecino del barrio me dieron algún nivel de credibilidad o confianza. El idioma también fue complicado de superar, ya que muchas de estas personas no dominan el español y yo tampoco sus lenguas natales.

Por otro lado, complementé lo anterior con charlas con asociaciones del barrio. Así, pude realizar 10 entrevistas a profundidad con distintos actores del barrio: perfiles de culturas diferentes como marroquí, bangladeshi, senegalesa, latina, española (de madrid y fuera) y estadounidense. En contextos diferentes: comercios, cafés, asociaciones, colegios y mezquitas.

Todo esto en paralelo a la investigación de escritorio, que entregó recursos y testimonios valiosos, mayormente enmarcados en las problemáticas del barrio.

¿Por qué no vincularse? Es un problema complejo, con muchas aristas

Resultado clusterizado del proceso de entrevistas

Tras un mes de investigación y observaciones en el barrio las conclusiones principales de mi investigación sobre la ausencia de vínculos entre culturas fueron:

  • Todos los entrevistados reconocen la existencia de las barreras y ausencia de vínculos entre culturas. Lo identifican en otros y son partícipes de ello.
  • Es un tema muy complejo, con muchas aristas, cada una con raíces profundas.
  • Se percibe, eso sí, un respeto mutuo y no se declara rechazo o tensión abierta entre colectivos.

Al explorar estas aristas, se destacaron las siguientes:

  • La ausencia de elementos conectores u motivantes para generar el vínculo (el “nadie tiene problemas con nadie” y “ no se juntan porque no quieren”).
  • El idioma, donde regularmente se tiene un vocabulario limitado del español (lengua teóricamente común). En ese sentido, el lenguaje funciona no como una herramienta, sino como una barrera, un limitante para mostrar tu verdadera personalidad: tu alegría, tu tristeza, tu intelecto, tu complejidad, tu sarcasmo, tu sentido del humor, quién eres tú realmente. El proceso de superar esta barrera genera un desgaste emocional y energético muy alto de afrontar para poder entenderse con otra persona, y más todavía para generar vínculos profundos con ella.
  • La búsqueda de su cultura, lo conocido, lo suyo. El contexto cultural e historia en común. Hay un sentimiento de añoranza a sus países natales embebido en ello.
  • Las condiciones de vida difíciles. El no tener papeles en regla, no encontrar un buen trabajo, no tener acceso a buenas oportunidades, ser marginalizado. Como en la pirámide de Maslow, primero se busca satisfacer las necesidades básicas, el resto ya se verá más adelante.
Comentarios que remarcan las aristas principales encontradas

Las asociaciones. Lo que les conecta hoy.

Se percibe a las asociaciones como las grandes conectoras del barrio. Sin embargo, se percibe su participación en actividades nicho, principalmente orientadas a fines utilitarios o de respuesta ante necesidad, o mayormente orientada hacia una cultura en concreto. Lamentablemente los vínculos generados en las asociaciones no se suelen trasladar a la calle de forma masiva.

Destacan algunas iniciativas interesantes, en búsqueda de cubrir una necesidad pero con un trasfondo de conexión:

Actividades fomentadas desde las asociaciones

Dos asistentas sociales del Centro Casino de la Reina y del Centro social Oasis coincidieron en que:

“Hay voluntad de juntarse, pero hay barreras importantes que son difíciles de superar.”

Parece no haber mucho campo para disfrutar, mucho menos para soñar.

Los artefactos como medio para conectar personas

De toda esta investigación pude rescatar que la mayoría de actividades con cierto grado de éxito en conexiones personales multiculturales utilizan algún tipo de artefacto como medio de conexión, no solo como un fin. La enseñanza del idioma, el baile, el deporte, el compartir de comida, etc. Por ello pensé que podría dejar mi grano de arena sobre alguna de las aristas mencionadas, diseñando un artefacto que de alguna forma vincule a las personas del barrio en torno a una experiencia en común.

En la búsqueda de referencias me encontré con las siguientes:

Experiencias que nos ilusionen. Que nos permitan volver a soñar.

Neil Pinder para Architecture Foundation en Londres.

Como dice Neil Pinder, un profesor afro descendiente de diseño y arquitectura para una escuela del sur de Londres, con muchos estudiantes de diversas culturas:

Necesitamos gente de diversos perfiles puedan diseñar el futuro de Londres, porque somos una nación multicultural y necesitamos estar representados en el mundo de la arquitectura. Necesitamos que nuestra extravagancia y nuestras formas de vida sean llevadas a los lugares donde vivimos, donde trabajamos, donde jugamos.. todos los alumnos deberían ser capaces de expresarse, de transmitir de dónde vienen y de diseñar los lugares donde ellos les gustaría vivir. Esto es vital para que nuestras futuras ciudades puedan reflejar a las personas para las cuales estas fueron diseñadas.

En su caso se busca mediante la educación generar experiencias que nos transformen. Que nos muestren referentes multiculturales que realmente generan cambio. Que nos habiliten la capacidad de soñar.

El espacio nos forma y nosotros lo formamos.

En su ensayo sobre Lavapiés como laboratorio de interculturalidad, Mayte Gomez cita al urbanista Edward Soja:

La relación entre un espacio urbano y la sociedad en la que se crea y de la que es parte, poseyendo un flujo en dos direcciones, que llama “dialéctica socio-espacial”, la cual está marcada por la lucha de clases, donde se escenifican los intereses de la clase dominante sobre un modo de producción determinado, al tiempo que las formas del espacio están marcadas por la resistencia de las clases explotadas, por lo que surgen movimientos sociales para intentar nuevas funciones y nuevas formas.

Conectando los puntos. Pero no exactamente como Steve Jobs.

Al meditar sobre estos puntos y contrastarlos contra el espacio público de Lavapiés, pude ver que hay un gran vacío entre las casi nulas posibilidades de opinión de la gente y lo que está construido para ellos.

Si las poblaciones migrantes son en gran medida los que viven aquí, ¿Por qué el barrio no los refleja? Donde quedan sus opiniones, sus valores culturales y toda la riqueza que traen?

Se intenta entonces confluir una propuesta que contenga los siguientes conceptos:

Pilares e intenciones de la propuesta de diseño

Uniendo las piezas. Un artefacto en torno al urbanismo para el diálogo. Para crear y proponer juntos.

Entonces reformulé el reto hacia:

Cómo dar una herramienta a las personas de todas las culturas del barrio para que puedan soñar y proponer juntos el lugar en el que quieren vivir, usando algún artefacto de tecnología moderna que produzca como resultado conversaciones, diálogo y vínculo sobre un interés en común: el espacio público. Y por qué no, que sus ideas se materialicen en la ciudad.

En este punto reflexioné sobre toda la explosión de inteligencias artificiales generativas y el metaverso. Tecnologías cada vez más potentes y menos demandantes de conocimiento profundo de los usuarios (no code), y me planteo ¿por qué no ponerlas al servicio de lo social?

En este sentido, decidí usar la realidad aumentada (RA) por su capacidad de generar experiencias inmersivas muy potentes para la creatividad. Esta herramienta te permite visualizar tus creaciones, casi respirarlas, sentirlas. A la par que tu idea se tangibiliza al instante sobre tu espacio físico. Al día de hoy se usa mucho para las industrias de los videojuegos, interiorismo, arquitectura, y va encontrando su camino dentro del mundo de la computación y oficina virtual colaborativa. Y mediante el uso del análisis computacional de fotografía en la nube, permite remover las limitantes de costosos sensores o teléfonos de alta gama para comprender el espacio físico.

Finalmente, reflexionando sobre el urbanismo, se percibe una brecha de conocimiento enorme entre el ciudadano de a pie y los diseñadores de la ciudad, a tal punto que, convertirte en un agente de cambio y diseñador de tu ciudad parece imposible (mucho más, en los contextos complejos y marginales que viven muchos vecinos del barrio). Al igual que está sucediendo con otras tecnologías disruptivas, esta podría ser una forma de remover barreras y centrarnos en el proceso creativo. En permitir soñar y participar democráticamente, a todos por igual.

Así que, manos a la obra.

Fatiss. Dar espacio a todas las voces para proponer el cambio.

Así nace la app Fatiss, nombrada en honor al migrante senegalés Fatiss Munraw, que llegó a España en patera y luego de pasar muchas penurias pudo convertirse en un reconocido diseñador de moda. La esencia de ese sueño, su creatividad y el reconocimiento a la lucha migrante se recoge en la app.

Fatiss Munraw contando un poco de su historia previo a su desfile en Valencia.

La marca se crea sobre los cimientos de la diversidad, la comunidad, la co-creación y la participación ciudadana.

La estética visual es un reflejo del barrio de Lavapiés, con tonos beige, amarillos y naranjas principalmente, que se vinculan mucho a los tonos percibidos por el barrio, línea del metro (3), edificios, tejados, a la par de estar presentes en las tonalidades de las banderas nacionales de las principales culturas del barrio. El logo condensa estos colores en una nube que integra y da la bienvenida a ideas y contribuciones diferentes.

En general la app tiene un estilo simple, con elementos de interacción reducidos para centrar la atención del usuario en la experiencia sobre el espacio físico con los elementos 3D.

Diseñar. Compartir. Proponer. Votar. Hacer comunidad.

Diseñar como jugando

La app cuenta con un espacio llamado Diseña, donde los usuarios tienen a disposición una serie de elementos de infraestructura pública en 3D que pueden utilizar y colocar en el espacio público (como en la plaza), para plasmar sus ideas de forma muy intuitiva y experimentar con él.

Se puede moverlos, rotarlos, duplicarlos, eliminarlos a su antojo. Se puede caminar por el espacio y ver los objetos desde distintas perspectivas, lo cual le aporta una sensación muy real a la propuesta y el poder sentir cómo impactaría sobre el espacio.

Como punto a destacar, la app cuenta con una sección de elementos de infraestructura tradicionales españoles y otra con elementos de los países y culturas de origen de las personas del barrio. Así, se podría traer y representar esa riqueza cultura en estos espacios y hacerlos verdaderamente suyos.

Diseñar en comunidad

Se promueve la experiencia comunitaria, invitando al diseño a todas las culturas del barrio para co-crear y dialogar en el proceso, ver en tiempo real todos los elementos agregados por el grupo al espacio y disfrutar todos en conjunto.

Participemos, votemos. Hagámoslo realidad junto con el Ayuntamiento.

La app cuenta con un segundo espacio llamado Propuestas. En él, se genera un vínculo con las necesidades de renovación o construcción del Ayuntamiento de la ciudad, para producir un canal de comunicación directo con los vecinos y que sus propuestas sean escuchadas con visualizaciones 3D potentes. Como comenta el arquitecto y diseñador Manuel García-Lechuz Sierra “cada vez más se están abriendo canales de consulta publica para incluir solicitudes de los ciudadanos en los pliegos a poner en concurso público para las constructoras” por lo que este podría eregirse como un canal de intervención y recogida de información muy potente para los fines gubernamentales y para la ciudadanía a la que se representa.

Se fomenta el diálogo y apoyo a las propuestas de la comunidad, para ganar tracción colectiva y dinamizar la participación.

A la par, se quiere destacar la capacidad de la app para remover barreras: que sea la tecnología la que se acomode a la forma de crear y expresarse de los usuarios, y no viceversa. Por ello se habilita:

  • La configuración que la app incorpore los principales idiomas de la gente del barrio: el wolof, el bengalí, el árabe marroquí, amazigh, español, junto con los más tradicionales francés e inglés.
  • Una opción de co-creación junto con un diseñador 3D de la app, para que cuando no se encuentren el elemento 3D requerido, se pueda trasladar mediante audio y mensajes sus ideas en su lengua natal o más cómoda y generar nuevas piezas a demanda. Con ello se habilita un nuevo método de creación y abren las posibilidades del diálogo conjunto.

Aprendizajes

A pesar de haber vivido en Lavapiés por 2 años, creo que no la conocía realmente. El hacer una investigación desde una perspectiva más amplia, escuchar las opiniones y perspectivas tan variadas sobre el mismo espacio me ha parecido una experiencia profunda, al comprender cómo nuestra percepción del mundo se ve tan marcada por nuestras vivencias previas y nuestras culturas (nuestros marcos de referencia). Son mundos ocurriendo superpuestos sobre otros, donde compartimos el mismo aire pero experiencias y sensaciones muy diferentes.

A problemas complejos, no hay respuestas simples. Sino una suma de pequeñas acciones, desde diversos frentes, por diversos actores, en distintos momentos. Creo que el diseño tiene la posibilidad de generar esos pequeños cambios que dejen semillas. Pequeños ejemplos que te hagan pensar “mmm, mira tú, esto era posible”. Artefactos para hacernos creer, soñar “a lo loco”, plantearnos los “qué pasaría si..”. Y eso está bien. Creo que la idea es seguir promoviendo la aparición de esos pequeños ejemplos, y que vengan propuestos por todas las personas, de todas las culturas, de forma inclusiva.

Miles de gracias son muy poco

A mis compañeras de la Nave, les quiero con locura. Mención especial para Manu y Cami, que me han dado tanto apoyo para sacar este proyecto adelante, entre muchas risas. A mis coordis Patt, Alvaro, Angela, Carmen, por compartir tanto y siempre estar ahí con una sonrisa. A los mentores (Andrea Marqués y Alvaro Campo en especial) y profes de La Nave, todos son maravillosos fuentes de conocimiento, gracias por cada minuto de lecciones y creatividad. A La Nave y todos los que la conforman, por hacerla un lugar tan especial (es una secta que está al lado de mi casa que “mola mogollón”). Gracias por darme tanto, y más aún a nivel personal. A Sanchia por todo tu apoyo incondicional y estar allí en cada momento de este arduo camino. A mi familia migrante, en diáspora por muchas partes del mundo, todos luchando por nuestros sueños, hasta que nos volvamos a abrazar.

Alguito sobre mi:

Soy Claudio Bedregal (aunque si escuchas Camilo en La Nave, soy yo también). Ingeniero de telecomunicaciones de formación, ahora Diseñador de Experiencia de Usuario (UX) de la rama de Interacción. Con muchos intereses creativos y de tecnología por desarrollar, ando conectando los puntos (esta vez sí como decía Steve Jobs) y disfrutando mucho del aprendizaje y del camino. Si te interesa lo que leíste, me encantaría que me escribas y charlemos ;) . Hasta la próxima vez..

Mapaches cordiales,

Siempre

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Claudio Bedregal
Lavapies nodrizo

Diseñador de Experiencia de Usuario (UX) e ingeniero. Con muchos intereses creativos y de tecnología por desarrollar. Disfrutando del camino.