Argylle, Agente Secreto

Csaba Herke
Sitio Leedor
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3 min readJan 31, 2024

Cuando Robert Rodriguez hizo Mini espías, no creo que supiese o tuviera en cuenta que iba a crear un género que termine siendo una cloaca ideológica, un resumidero de ideas que se filtren en la mente de los adolescentes que reaviven la guerra fría, ideas ultraliberales, incluso que participen de la discusión sobre género.

Matthew Vaughn, aunque lleva el apellido de Robert, no es hijo legítimo de él, aristócrata sin título, hijo ilegítimo (hay gente que todavía usa esas categorías) de George Albert Harley Drummond, ahijado del rey Jorge VI su filmografía pasó de ser ineresante a ser una suerte de cachetazo impúdico, reivindicando todo lo delesnable del imaginario Brit.
Desde sus inicios, con todos los laureles (Layer Cake, 2004) levanta (visto en retrospectiva), ideas como la superioridad británica, el libre mercado; incluso, en Stardust, la gracia de un capitán pirata drag, ocultaba el hecho de que finalmente los británicos son piratas (pero buenos), cosa que en Kingsman, se hizo patente, los gentleman son los guardianes de la corrección el mundo, y si la primera era aún con mis reparos, simpática y bien hecha; la segunda destilaba ideología por todos lados (la primera te la regalo la segunda te la cobro)

El film Argylle, agente secreto, cae en lo que, a mi juicio, es lo peor del cine: el contrabando y el oportunismo ideológico, y finalmente ciertas ideas negacionistas como la que se vé hacia el final donde se puede volar un buque petrolero sin ninguna consecuencia sobre el medio ambiente. Del mismo modo que ciertas películas trafican la idea de que se puede matar a mansalva y no hay consecuencia alguna; parece que a Matthew se le olvida o no le importa o acompañar ciertas ideas como la de la inexistencia de un Exxon Valdez, uno de los peores desastres del vertido de petróleo por un buque cisterna. La escena es de la misma índole que las que sostienen la posibilidad de una guerra nuclear limitada. Ideas de las que el cine está plagado, donde lo crítico no está en que alguno que otro se salve, sino que el 80 o 90 % de la civilización va a perecer. Ya sé, dirán ustedes que no habría historia; si, ok, el problema está en que en esas historias es que el lector o espectador se identifica con el héroe, con lo cual se piensa entre los supervivientes, ¿o está preparando u escenario de derrame masivo de petróleo en la guerra por el control del Mar Rojo?

Volviendo a Argylle, el film echa mano a planteos previos a los temas de género; todo el tiempo está latente cuestiones de género pero concebidas desde la heteronormatividad, supuestamente sublimadas. Es decir que, en cierta medida, es como si dijese: sí, ya sabemos que el personaje es una mujer con cambio de sexo, pero la mujer tiene que ser mujer, el problema no es que lo piense sino que lo trafique.

Por otro lado Sam Rockwell (que se parece cada vez mas al “chueco” Suar o el “chueco” se parece cada vez más a Rocwell, la magia del botox), hace uno de sus peores papeles, una persona que tenía personajes divertidos como Jojo Rabbit o En la luna notables, sin embargo aquí, no pasa de mediocre.

El final, con Bryce Dallas Howard, patinando sobre el petróleo, matando a diestra y siniestra es el summun del ridículo, (si el film no había caído en un ridiculo insalvable ya hace mucho tiempo) parece dedicado a esas jovencitas que aún rellenitas creen que pueden hacer pases de danza donde dejar sus vidas (y sus pies) sobre las tablas, patinaje, salto y no tener un cuerpo atlético, una fantasía dañina por donde se lo mire, porque finalmente sólo es posible en un film mentiroso.

Si Ud quiere ver una conjunto de buenos actores, incluso superestrellas, y sus exigencias cinematográficas no son las de algo de calidad, una salida con la pareja no le va a traer mayores conflictos. Para mí fue un trago lento y pesado, mediocre y aburrido; enjoy.

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