Avec amour et acharnement: un triángulo amoroso con el sello de Claire Denis

Ezequiel Obregón
Sitio Leedor
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2 min readApr 29, 2022
Notables trabajos de Juliette Binoche y Vincent Lindon

La realizadora de Todos los días problemas (2001), Vendredi soir (2002), White material (2009), entre otras, obtuvo el premio a la Mejor Dirección en el último Festival de Berlín por este film sobre los celos, la tensión entre el pasado y el presente y la infidelidad.

Sara (Juliette Binoche) y Jean (Vincent Lindon) son una pareja que acaba de llegar de las vacaciones. Avec amour et acharnement comienza con sus cuerpos de bajo el sol radiante, nadando en un mar de aguas claras, compartiendo un momento de amor; la imagen de un idilio. El retorno al departamento que comparten implica un rotundo cambio de tono; de la iluminación inicial a una sub-exposición (gran trabajo de fotografía de Eric Gautier) que marcará el tono del resto del film.

El drama asoma bajo la figura de François (Grégoire Colin), ex pareja de Sara y ex socio de Jean. Pero, tal vez, su aparición en la vida de ambos (de él primero, ofreciéndole un negocio vinculado a la gestión de un club deportivo; de ella, después) sea tan sólo un modo de visibilizar y profundizar conflictos no resueltos. Jean, que estuvo preso varios años, no puede terminar de entablar un vínculo con su hijo Marcus. Y Sara teme que la mínima conexión con François desate el comienzo del fin de su relación con Jean. Por otra parte, la realizadora pone dos marcas de época bien definidas: el uso de barbijos (parece un dato menor, ¿pero en cuántos filmes los hemos visto?) y los conflictos raciales (Marcus es mestizo y su padre le pide que reflexione sobre esta condición), tan a tono con la relevancia de Marine Le Pen en Francia, figura de la ultraderecha que recientemente le disputó la presidencia a Macron.

Estamos frente a una película con reminiscencias de la filmografía de Bergman, con esa impronta climática que Denis sabe imprimirle a sus filmes. Al comienzo, cuesta ingresar en la órbita sonora; la musicalización, omnipresente, profundiza los momentos de mayor intensidad dramática. Claro que Denis sabe con qué cartas juega: el esquema del triángulo amoroso sobre el que introduce las consabidas variaciones. La composición sonora tiende a realzar el matiz melodramático del asunto, hasta llegar a un remanso que es la canción final a cargo de Tindersticks, voz y letra ideal para la consumación de un conflicto signado por los celos y las contradicciones.

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Ezequiel Obregón
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Escribo sobre cine, teatro y literatura. Cuenta de Medium para Leedor.