Batman, una vez más..

Csaba Herke
Sitio Leedor
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8 min readMar 1, 2022

Todos conocemos la historia de Batman. Recuerdo que en mi infancia, en Montevideo, el hijo de unos amigos de mi padre tenía un Batman de goma. Ese es mi Batman. El batman pop, bizarro, el que escandalizaba a padres por su homoerotismo invisibilizado, diría ahora cierta cosa pedófila, no por casualidad que Schumacher con su Batman evidentemente homoerótico fuese el único que puso a Robin en escena.

Una respuesta quizás imposible hoy es la que dio alguna vez Váttimo cuando le preguntaron por qué le gustaba los jóvenes, y él contestó que por una cuestión de estética, no soportaría ver su cuerpo viejo. A Robin se le puede aplicar la mismo, pero hoy sería políticamente insostenible.

Ahora bien, el Batman que podría haber estado creado por Warhol o Lichtenstein (que de hecho pertenece a su universo) no es el Batman de hoy, ni siquiera el de Banksy, no lo fue el de Tim Burton; incluso, podría afirmarse que hubo ya un desfasaje entre la evolución de la historieta y las versiones animadas y las sucesivas puestas tanto en pantalla grande como en la chica.

La infancia de los que tenemos más de 50 años, se educó en un la creencia absoluta en los valores de la ciencia, los amantes de la llamada ciencia ficción discutían sobre si la fantasía heroica o si la ficción estilo U.K. Leguin podía estar en el pedestal de autores como Asimov, Lem o Clarke; Lovecraft directamente era despreciado, a tal punto que me sorprendió su renacimiento hacia el comienzo del S XXI de la mano de autores de historieta como Mike Mignola. La guerra fría hizo bastante por este fenómeno, ya que sus resultados devinieron en la carrera espacial, el miedo nuclear abonó revistas tales como Mecánica Popular, que fueron acompañados de todo tipo de publicaciones técnicas, tanto de fotografía como de ingeniería. Hacerse un telescopio o un bunker antinuclear era más o menos lo mismo. Argentina vio su auge en revistas como Lupin, que enseñaban hacer cohetes y aviones caseros. Parecía que el mundo de la ciencia llegaba a todos y todas, como en el film de H.G. Welles, La vida futura (Thing to come, Menzies-Korda, UK, 1936) o los dibujos de Hanna-Barbera, Los supersónicos (The jetsons,Hanna Barbera, 62–87, EEUU, 1962) pero la realidad fue muy distinta, el futuro siempre es distinto.

Si fuese sencillo definir un mito, no existirían las montañas de libros al respecto. Su abordaje es más o menos como el de los tips para una mejor vida, el de las dietas definitivas, o incluso los libros sobre los adolescentes olos partos sin dolor. La lista puede ser extensa, sin embargo hay algunos textos que nos pueden dar pistas correctas. Uno de los grandes problemas de la mitología es la traducción anglosajona que se dio a la palabra mito como Mentira, (de ahí proviene mito maniático o mitomanía) este problema tiene varios cuestiones que exceden holgadamente esta nota, pero en principio se podría decir que el positivismo vio en el mito una etapa arcaica del pensamiento, ya superado, quedaba en el pasado, un ejemplo era lo que conocemos que llega desde la Grecia antigua en forma de tragedia. Una de las cosas que aporta a la confusión es que se confunde el relato, por ejemplo Medea, con el mito como dispositivo. Podría decirse que desde Nietzsche y después Freud, existe una tensión entre los que creen que la construcción de mitos está finalizada y los que piensan que el mito está en permanente renovación.

Campbell dice que el mito es un relato que cohesiona a la sociedad, le da dirección y sentido, que el sujeto no se encuentre en estado de anemia, o alienado. Eso es lo que Feyerabend incluso Popper también dicen cuando afirman que la ciencia hoy, si bien brindan una cosmología, lo hacen a costa de arrebatar las cosmogonías.

Freud, siguiendo a Nietzsche, encontró que los mitos son temas que se repiten en la historia, y que lo que narran es alguna cuestión fundamental de la condición humana.

Con lo cual , más que decir que es un cuento, lo que hay que observar es que lo hace permanecer, perdurar, que reverbera dentro del él.

Como dije anteriormente, hay una infinidad de enfoques: desde el tradicional, hasta el de Freud, el de Campbell, el de Barthes, los mitógrafos como Otto, o Kereny, detractores como Kolakowski, filólogos del mito como Burke, o Colli o filósofos con Derrida o Gadamer, Semiólogos y Hermeneutas; la propia condición polisémica del mito hace que todas las perspectivas sean válidas, pero que ninguna la pueda satisfacer.

A esta altura podríamos arriesgar a decir que Batman entra en la categoría de mito, a pesar de Dorfman y la escuela de Frankfurt. Esto no quiere decir que sea bueno, quiere decir que hay que prestar atención a lo que cuenta, que es aquello que lo hace atravesar el tiempo y lo sostiene, pero también que es lo que oculta, dónde hay que mirar, no es en lo que muestra sino en lo que calla, en lo que está velado; podría decir que. De lo que hay que sospechar no es de lo dicho, sino de lo no dicho.

Zizek en “Problemas en el paraíso” hace un análisis que ya es famoso sobre la trilogía de Nolan, la ahora ante última, principalmente sobre la tercera de esa saga. Zizek trabaja sobre el tratamiento falaz de la violencia revolucionaria que de modo supuestamente realista encara el film, aunque su búsqueda de realismo Gotham city ya no es una ciudad metafórica, una supuesta ciudad genérica de la era postindustrial, sino New York, no la deje exenta de simbolismos tal como el cierre del puente.

El Batman de Reeves no abandona este camino ya trazado, sin embargo ahora Batman es un Emo, incluso tiene cierta ambigüedad sexual como siempre digo “a la carte” en realidad me hizo recordar más a la saga Crepúsculo con tintes democráticos y sólo tintes, veremos por qué, post 11 de septiembre, ajustado al discurso de Biden que otra cosa (hay que cerrar las heridas, la venganza no nos conduce a nada, reflexiona Batman llevando un niño en las manos en un fondo teatralmente apocalíptico, emoción pasajera que evita el patrioterismo que parece hoy anacrónico.

El Batman de Reeves es todo moda, el flequillo cayendo sobre el rostro del héroe, el Neogótico liberal de la casa de Wayne, la diferencia de clases al mejor estilo Almas perdidas (After We Fel, Castille Landon, EEUU, 2021), incluso la ambigüedad de Gatúbela, pero también del “pisteo” final entre los dos, es lindo, emotivo, pero es adolescente, nada tiene que ver con la mirada del viejo Clint a Meryl Streep bajo la lluvia en Los puentes de Madison; cuando Batman madure, a Gatúbela la va a llevar presa y quizás después le pague la fianza.

Como dije, evidentemente este Batman es un producto de la culpa post Obama y post Trump, pero hay que tener cuidado con esto, porque no nos podemos dejar engañar con facilidad, la alcaldesa que es de origen afro descendiente, gana porque el alcalde blanco, “casualmente” un Saaskard, (uno de los tantos ellos) es corrupto; no gana por sus capacidades de liderazgo, ni de oratoria, tampoco sabemos de honradez, ni de su capacidad de gestión, pero para qué necesitamos todo eso si para eso tenemos a Batman, ahora emo, pero Hombre al fin, Ella gana porque no hay otro, el verdadero ganador el alcalde corrupto muere, la fórmula más barata y remanida, para solucionar conflictos con el menor daño emocional, eliminamos la competencia, para los que recuerdan a Cimino, el usa este “atajo” en El año del dragón, del mismo modo infantil que resuelve la fuga de Batman de la cárcel o por que no lo desenmascara, sólo un adolescente primerizo puede soportar la escena, al resto le da risa

Frente a la propuesta trumpista de recuperar EEUU para los blancos, Reeves dijo que utilizó el discurso del “imperio del mal” pronunciado por el expresidente Ronald Reagan para reflejar la mentalidad de la población Americana de la época. Reeves dijo, “la idea del discurso del imperio ‘del mal’ de Reagan y toda la escuela de pensamiento giraba en torno a la idea de que el mal era algo que se encontraba fuera del país. El mal era ‘otro’, estaba en otro sitio, eran los soviéticos.

Reeves pensó que esta idea era clave para el personaje de Owen, ya que él, “estaría deliberando con estos sentimientos muy muy oscuros, pero encontrándose en una especie de pueblo Americano donde hay esta clase de mentalidad de ‘la era de Reagan’ con toda esa religiosidad. ¿Cómo te sentirías tú? ¿Cómo te sentirías tú si estuvieses confundido, tuvieses 12 o 13 años y no conocieras el significado de ese deseo de poder matar a esos niños que te atormentan a diario? [1]

Este film parece dar un paso hacia adelante, varias tomas con el “Ground Zero” en el horizonte no dejan olvidar de qué va la película, de la misma manera que en el Jocker de Todd Philips, (Joker, Todd Philips, EEUU, 2019) ya tapada por el Covid 19, nos recordaba que la turba, con legítimos reclamos, si no tiene un gobierno, termina siendo dirigida por un psicótico, sin embargo, no hay que olvidar tampoco, que sobre el final, Philip muestra algo inquietante y es que detrás del Joker hay un grupo de milicias armadas, que si se piensan son similares a las que aparecen en el Batman de Reeves, será un acto conciente del director?. El comentario final del terrorista, diciendo que es “la venganza”, la misma frase que el joven Batman usa, no es más lo que una y otra vez se dijo; lo dijo Burton igualando la locura del pingüino y la de Batman: “los dos están locos, la diferencia es en que usa cada uno la locura”, lo dijo Nolan contraponiendo la cara del guason a la de Batman antes de morir, lo dice Reeves ahora, pero cada vez resuena ahora claro (realismo) que esa inversión señala a Anonimus, a los Ocuppas, a cualquiera o cualquier movimiento que quiere denunciar sistema, para eso está Batman en la oscuridad de la noche, en las cloacas del mundo, cuidando que nuestros sueños sean políticamente correctos.

El uso del rojo me hace recordar al último Hell Boy, el de Neil Marshall (Neil Marshall, EEUU, 2019) a la Masacre de texas o incluso el sol de Apocalipsis Now, pero en este Batman también el rojo de las candelas, de los tiros, del poster mismo más que aportar un sentido se asemeja al de una ilustración, que por puro capricho del director y gusto, no por una cuestión estética(voy a dar un salto al vacío: me extrañaría en las posteriores entregas aparezcan el azul y el blanco).

No pude resolver, en la mezcla de imágenes, si es un film del amanecer o sea del renacer o es un film crepuscular, todo el discurso final contra el odio, la venganza, las heridas, parecen todo lo contrario al discurso de Nolan; veremos, deberemos seguir la saga para ver qué rumbos toma de aquí en más Reeves y su nuevo Batman, mas ahora, que parece quedar tardía frente a los sucesos en el conflicto Rusia-Ucrania.

[1] Rosenberg, Adam (26 de julio de 2010). «How ‘Let Me In’ Director Matt Reeves Hopes To Set His Work Apart From ‘Let The Right One In’». MTV.

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