Bigli, de Nicolás Tacconi

Csaba Herke
Sitio Leedor
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4 min readMay 22, 2021

En ocasiones, querer salir de la trampa de la estructura narrativa epicéntrica, (el llamado MRI) lleva a otra trampa. Por inversión, sobrestimarlo o excluirlo del relato en el peor de los casos.

Creo que las nuevas producciones cargan con un peso de que mucho está dicho y bien dicho; el otro peso con el que cargan es el de la cultura de la “serie”, esa suerte de novela en plataforma de streaming, creando problemas de temporalidad narrativa. Si en el siglo XX el marco temporal era cómo contar algo en 90 minutos, hoy es cómo conseguir un contrato para una miniserie de, al menos, de cuatro capítulos.

Esto no es menor, porque entiende a la narración y al espectador de manera diferente. Sus tiempos y su memoria: cuatro horas de film era una verdadera rareza.

Una serie no es una zaga, es una obra en sí misma, quizás fue la serie “Los soprano” la que marcó el camino que recuerda al de la gran literatura del S XIX.

Quizás uno de los logros más importantes de Bigli, de Nicolás Tacconi, igual que otros tantos nuevos directores, es sacar sus historias del entorno urbano y llevarlo a uno de los más interesantes lugares de Argentina, el Delta que conforman las desembocaduras del río Paraná y el Uruguay, el llamado Tigre, lugar de largos atardeceres, arcanos frutales, casas ocultas, mafia y contracultura por partes iguales.

Bigli un personaje que por momentos recuerda a los de Clint Eastwood, o a los de la literatura de Mark Twain. Se pierde en un inexplicable exceso que más parece destinado al desastre que al ordenado final que propone. Si la historia hiciese juicio a la verdad todo se iría por la borda, el resto es fantasía adolescente.

Quizás por una imposibilidad de recursos o por pudor, o simplemente porque el autor es todavía joven, el film pierde de capturar el dolor del protagonista y convertir la historia en la tragedia que promete, en la que a mi juicio hay que adivinar más que lo que puede relatar la mano del guionista o poner en imágenes el director.

Por otra parte, al centrarlos en una cuestión de clase, el yacht club de San Isidro, pone un punto aspiracional, y el film así se ubica en una tradición bien argentina que es la de contar el dolor de los ricos. Así el guión se hunde en la imposibilidad de encuadrar la historia en la realidad presente del movimiento feminista argentino, la escuela de élite regenteada por monjas es un universo aparte y el embarazo de la protagonista no tiene, aunque lo termina teniendo, un costado claramente político. Recuerda al franquista “Adiós cigüeña adiós” (Manuel Summers, España, 1971).

La historia parece más sacada de una historia (un guión olvidado) de la Argentina de los finales de la dictadura, en la que nos enteramos que la familia no es tan estable y hermosa y sus resortes son más ignominosos de lo que parece. La escena del supuesto padre fumando marihuna tiene más el carácter de un moralismo cínico que otra cosa.

Finamente el escape a Paraguay es casi como afirmar que vivimos en una dictadura. Al no señalar ningun tipo de relación de los padres de los chicos con el poder represivo, al no dar ningún tipo de pistas, parece de vuelta más un guión de principios de la democracia que otra cosa. No entiendo desde qué lugar se piensa a la Argentina, o acaso se está diciendo que Argentina mira mal a una chica que quiere tener un hijo. ¿Hay algún comentario sobre el feminismo que se escapa?.

La discontinuidad final entre el giro del barco entrando en un brazo con el capitán atado al manubrio más parece una idea importada de Nosferatu, o un cuento de Melvielle. Las coyunturas se amontonan una sobre la otra sin antecedente alguno. No sabemos si Bigli sabe o no navegar un remolcador, maneja completamente alcoholizado (no toma cocaína) pero no choca, no lo detienen, no lo para la prefectura, bah, una y otra vez se muestra que la mirada de los autores sobre la Argentina es que los ricos hacen lo que se les da la gana, y cuando algo no les gusta se las toman, pero nunca en forma crítica. La tragedia, (no saber qué hermana es quien) pasa y se convierte sólo en melodrama.

Lo que podría haber sido una gran historia de aventuras, usando de telón de fondo de uno de los parajes más hermosos y con una gran historia, una y otra vez a golpes de pequeñeces se va hundiendo en una historia conservadora que resalta los roles de las mujeres y el de los hombres de la manera mas tipica y reaccionaria posible, la mujer abandonada y alcohólica es realmente ignominosa.

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