Claudia Aranovich en el CMA de Avellaneda, “Secretos del bosque perdido”.
Por Andrea Racciatti.
El conjunto de obras que Claudia presenta en esta oportunidad, nos invita a recorrer el espacio expositivo de una manera dinámica, ya que cada una de las piezas que allí se exhibe, nos propone una forma particular de acercamiento. Conviven en la exposición tallas de diferentes años, tamaños y materiales.
Las esculturas de gran tamaño se distribuyen en el eje central de la sala. Son obras realizadas en madera y resina poliéster, donde los materiales orgánicos y sintéticos son ensamblados por la artista con gran destreza. El resto de las esculturas nos llevan a recorrer los márgenes del espacio encontrándonos con piezas más pequeñas, algunas de resina y madera y otras donde solo la veta y el pulido de la madera, las convierten en un objeto precioso.
Nos encontramos también con un árbol “de luz”, que sobrevivió al desmonte y a las cenizas, representado además en un video y en el calado de una chapa.
En la gran obra oval, Naturaleza viva, realizada en 2015, la madera y la resina forman una estructura que presenta un quiebre en el medio de la pieza y nos permite “espiar” a través de esa grieta. La resina está trabajada sobre un parabrisa de auto hecho añicos. Claudia nos relata que tuvo una visión para la construcción de esta escultura. Fue durante los incidentes acaecidos en Plaza de Mayo durante diciembre de 2001, donde la artista observó en su transitar “un mar de vidrios destrozados” en el suelo de la Plaza. También influyó en esta combinación de elementos, el registro de obras experimentales de un grupo de estudiantes de arte de Londres.
Cabe decir que Aranovich es una artista en continuo movimiento, un alma viajera, capaz de adentrarse en pantanos recónditos de Taiwán para homenajear con sus creaciones a la naturaleza. Aunque luego, un tifón se las lleve y se pierdan para siempre como este bosque perdido que hoy recrea.
¿Qué secretos esconde este bosque, donde la savia se derrama desde el corazón de los troncos talados en Naturaleza en acción? Habrá que animarse a mirar, como un voyeur, a través de las esferas de colores -Biosferas- que nos desafían con sus misterios desde el muro final de la sala. Podemos vislumbrar en su interior restos de naturaleza, extrañas ramificaciones o caminos truncados. Todas esas formas imaginarias bañadas por luces frías y cálidas: verdes, naranjas y azules.
La artista nos invita a reflexionar sobre su trabajo, y nos da una pista para recorrer y “perdernos” en ese extraño bosque en este fragmento que escribió para el catálogo de la muestra.
“Algo orgánico e inquietante se gesta desde adentro hacia afuera: una vibración que busca preservar la vida. Laten allí los sentimientos humanos, donde la memoria individual y colectiva teje su trama de raíces”
Claudia Aranovich, Secretos del bosque perdido, CMA, Centro Municipal de Arte de Avellaneda, San Martín 797, Avellaneda. Hasta el 3 de septiembre inclusive.