De legos a logos: Seymour Papert, un psicólogo nada convencional

Diego Díaz Córdova
Leedor
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3 min readJun 26, 2021

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En enero del 2016 nos enteramos del fallecimiento de Marvin Minsky; uno de los padres de la Inteligencia Artificial. En febrero del 201, apenas un mes después, uno de sus compinches en la cyber-aventura partió también hacia la virtualidad irreversible. Seymour Papert fue un psicólogo atípico. Estudió filosofía en el grado, luego hizo un posgrado en matemática y más tarde obtuvo otro doctorado, esta vez en psicología y nada menos que bajo la dirección de Jean Piaget.

Sus intereses en psicología, de la mano de Piaget lo llevaron al estudio del desarrollo cognitivo infantil. Seguidor del constructivismo piagetiano, fundó su propia línea, el construccionismo. Allí criticaba la forma en que los niños aprendían en el sistema educacional formal, asumiendo que la mejor forma de aprender conceptos abstractos (como los matemáticos) era mediante la manipulación física de los objetos. Uno de sus lemas principales sostenía que algunos de los avances en la cognición humana no se daban por la adquisición de nuevas destrezas, sino por la construcción de herramientas conceptuales que permitían gestionar y administrar esos conocimientos adquiridos previamente. Hoy diríamos que apostaba a un meta-conocimiento.

En la década del ’60, se asoció con Marvin Minsky en el MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts), donde se pusieron codo a codo en el desarrollo de la incipiente Inteligencia Artificial y fundaron el famoso laboratorio. Si bien eran partidarios de la Inteligencia Artificial Dura (sistemas expertos), su libro más famoso, escrito en tándem, es sobre la Inteligencia Artificial Blanda (sistemas que aprenden) y se llamaba “Perceptrones”.

Hacia finales de la década del ’60 e inspirado por los robots tortuga de William Grey Walter, desarrolló el famoso lenguaje de programación para niños, denominado Logo. Éste consistía, originalmente en una consola desde donde se podían disparar comandos que eran obedecidos por un robot tortuga físico. Este robot podía dibujar todo lo que le fuera ordenado, lo que le permitía a los niños comprender no sólo los comandos computacionales sino aprender geometría, así como desarrollar sus habilidades plásticas. Más tarde en el tiempo y debido al costo de estos robots tortugas físicos, se sustituyó a la tortuga física por un cursor (por defecto con forma de quelonio) en una pantalla. Pero el principio permaneció inalterable.

Papert tomó contacto con la gente de la empresa de juguetes “Lego” (la de los ladrillitos) y juntos implementaron una versión del lenguaje, orientado también a la educación de los niños, en la forma de comandos dados a un robot. Durante la década de los ’80, colaboraron para el desarrollo de lo que hoy conocemos como “Lego Mindstorms”, la línea de juguetes robóticos.

El lenguaje Logo tuvo varios hijos. Podemos mencionar a “Starlogo” y al “Netlogo”, que son como el “Logo” original, pero con miles de tortuga y que se usan principalmente para modelos de simulación de los llamados “Modelos basados en agentes”. A su vez, otro hijo pródigo del Logo y que hoy está muy en boga, es el lenguaje de programación para niños “Scratch” que permite en forma sencilla, pero no trivial, generar sus propios videogames. Es decir, como dice el viejo dicho, aprender jugando.

Papert había nacido en Sudáfrica y fue durante mucho tiempo un ferviente militante contra el apartheid y casi termina con sus huesos en la famosa cárcel de Robben Island. Sus ideas de izquierda lo llevaron a ser colaborador de la famosa revista “Socialist review” y a ser uno de los propulsores de la iniciativa “Una LapTop para cada niño”, que ya lleva más de 3.000.000 de compus fabricadas y entregadas y que fueron diseñadas para niños, a muy bajo costo, con el objetivo de que accedan a ella en todos los países, fundamentalmente aquellos más pobres. La idea detrás del proyecto es achicar la brecha tecnológica entre las regiones del mundo, poniendo el énfasis en el desarrollo de las capacidades cognitivas. Hoy día las tortuguitas de las diferentes versiones del Logo siguen enalteciendo su legado…

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Diego Díaz Córdova
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