Del Arte precario al Quipu.
Cecilia Vicuña, arte y compromiso.
Cecilia Vicuña resume en su ser artista la evolución del arte desde una mirada femenina, no como identidad, sino como posición política postcolonial, en defensa de los pueblos originarios, de la preservación de la tierra y de las revoluciones contra los imperios. Cecilia es una artista contemporánea en cuyo recorrido se hace visible la historia de la segunda mitad del siglo XX y del milenio a la fecha.
Su obra da cuenta de sus vivencias y resulta particularmente interesante que, en su proceso creativo, haya primado lo que ella tenía para decir, su arte era necesariamente “arte precario” en las condiciones que estuviera, hecho en cartones, con leyendas e imágenes claras, inmediatas, ya lejos de la patria, en Londres, con fuerte contenido político. Jamás podía Cecilia permitirse “ser colonizada” por ideales a los que no pertenecía. Cuando en su madurez artística presenta su primer Quipu, (luego vendría el desarrollo de una serie) diríamos que transita (sin dejar atrás, obviamente) del arte precario como ella lo llamo, a un arte que despliega una presencia compleja de belleza auténticamente y americana. Su compromiso contra la desertificación de la tierra así como contra el derretimiento de los glaciares, es el mismo que tuvo frente al asesinato de Salvador Allende, o ante la guerra de vietnam. Contra la colonización y la injusticia y por la recuperación y la regeneración del planeta
Su vasta obra incluye pinturas dibujos instalaciones performances escritura, poesía, arte callejero panfletos, posters, activismos… y todo lo que estuviera en manos de Vicuña.
Lo que nos impacta no es la variedad de sus obras o sus obras, (salvo los quipus) sino ella misma, Cecilia Vicuña artista, quien desde esa posición en la vida detona y comunica el devenir del mundo que creció con ella y con las personas nacidas en los años siguientes a la 2da guerra mundial. Pero es Cecilia Vicuña, quien a la manera de una médium, se constituye en canal para transmitir y comunicar desde el arte todos aquellos acontecimientos que daban forma a la vida, al renacer de la conciencia, a nuevos sentires y movimientos los que, en algunos casos, no tenían nombre todavía.
Aún hoy, Vicuña es una artista que canaliza desde el arte revelaciones que generan cambios de conciencia a nivel mundial.
Si bien vivio en Londres y luego en Colombia durante los convulsionados años 70, cuando las luchas políticas sucedían en todo el mundo, su preocupación e interés circula por la situación en Chile, Argentina, la Cordillera de los Andes, los derechos humanos, la desaparición de personas, la evolución de los feminismos, las cuestiones de los pueblos originarios y como ya lo hemos destacado, la concientización por la preservación del planeta
Desde los años 60, siendo ella muy joven, ya realizaba instalaciones en la playa de Concón en Chile. Instalaciones rituales, performativas a las que regresó durante décadas, siempre evocadoras de saberes ancestrales y efímeras, en tanto duraban lo que la marea permitía antes de barrerlas por completo. En 1966 ella, ya pertenecía al nuevo fenómeno joven que abarcaba ciertos grupos en occidente, se manifestaban poéticamente, vivían eróticamente, ejercían una libertad hasta el momento inédita contra las miradas conservadoras, pacatas, autoritarias y patriarcales, alcanzando esa expresividad que le permitió al genio de Cecilia seguir viviendo en ese sentido, aun después de 1973, ya en Londres y con Pinochet en el poder.El asesinato de Salvador Allende deja en Vicuña una marca emocional que atraviesa su arte y la compromete a dar cuenta de las injusticias en Sur América.
Nos resulta particularmente interesante que como artista su obra más reconocida y tal vez compleja comienza con el milenio y resume toda su trayectoria volviéndola universal con un silente despliegue de belleza, sentido, comunicación, color, compromiso político y feminista, en el Quipu Menstrual “La Sangre de los Glaciares” que realiza en el 2006 como instalación al pie del monte El Plomo, en Santiago de Chile, junto a la obra escribe una carta a Michelle Bachelet quien acababa de asumir la presidencia y tenía por delante el proyecto por la destrucción de tres glaciares para la explotación del oro en la zona. Ella le pedía anular ese proyecto. Nuevamente su política anticolonialista por medio del arte es un proceso transformativo en lo afectivo y social. A los pocos meses exhibe otro Quipu site specific para La Casa de la Moneda. De hecho, cada quipu representa un antiguo y complejo sistema de comunicación entre pueblos originarios y da un mensaje claro y preciso que fue oportunamente destruido por el colonialismo.
En el Malba, su muestra Soñar el agua presenta un site specific para la obra junto a un video que da cuenta del Quipu original y permite apreciar el elocuente desarrollo histórico de Vicuña como artista, sus etapas, los lugares donde vivió y los compromisos que asumió, grupales, artísticos, de la juventud y de la madurez.
Se trata de una muestra vasta y exhaustiva. Resulta imprescindible su recorrido para entender que tiene Cecilia para decirnos, cómo lo dice y como, en su discurso expresivo, el compromiso no es forzado porque es ella misma.
Apurarse a ir quien no fue. Cierra el 26 de febrero.