BAFICI2021: Diarios queer, de Santiago Giralt. Una reflexión donde se funden el arte y la vida.

El prolífico director, productor y guionista de películas como Antes del estreno (2010), Anagramas (2014) y Primavera (2016), propone con Diarios queer (2020) una reflexión en donde se funden el arte y la vida.

El tiempo es una de las materias primordiales del cine; es capaz de comprimirlo, extenderlo o incluso omitirlo para generar un relato. En Diarios queer, Santiago Giralt propone uno que deambula por tiempos y espacios recuperados a partir de distintos registros audiovisuales. El resultado es un ensayo sobre el amor, la creación artística, la vida familiar y la sexualidad. De forma más tangencial, en este trabajo en primera persona se asoman temas de incumbencia más social, como la adquisición de derechos y las manifestaciones de las comunidades LGBTIQ.

La forma de Diarios queer se asemeja a una concatenación de haikus, esos poemas orientales en donde la contemplación del entorno y la brevedad son dos ejes nodales. La aparición de un colibrí en una habitación, los paseos por los múltiples países que Giralt conoció, el descanso en una playa, entre otros momentos, se funden con reflexiones en off que, por suerte, no pretenden ejercer altisonancia alguna. También hay breves intertítulos de poemas o testimonios (algunos célebres, como el que versa “en una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política”, pronunciado por Carlos Jáuregui) que más que reorientar el material visual, lo multiplica en sentidos y asociaciones.

Los directores y autores que lo interpelan (Giralt es además novelista), los momentos clave de su historia personal (su casamiento, la segunda boda no heterosexual llevada a cabo en su entonces municipio de residencia), las imágenes que lo seducen y lo convocan creativamente, son algunos de los otros componentes de este emotivo viaje sensorial que, claro, interesará más al espectador abierto a esta clase de propuestas experimentales. La banda sonora de Emisor acompaña muy bien este patchwork que demuestra que un viaje es algo más que un desplazamiento de un lugar a otro.