XVII Encuentro de Cine Europeo
Argentina

Csaba Herke
Sitio Leedor
Published in
3 min readMay 1, 2021

Del 1 al 30 de mayo 2021
19 películas
14 países

El 9 de mayo se celebra la declaración de Schuman. Ministro francés de Asuntos Exteriores, Robert Schuman, expuso en Paris en 1950 la idea de una nueva forma de cooperación que haría impensable otro conflicto bélico entre naciones europeas

Su concreción está marcada por producciones como Bleu, Blanc, et Rouge, la trilogía de Kieslowski (Kieslowski, 1993-94, Suiza, Polonia, Francia, Reino Unido) y la elección de la “Oda a la alegría”, escrita por Schiller en 1785 como himno oficial de la Unión Europea. El himno no tiene letra, solo música, es decir la canción que compuso Beethoven.

Más allá de los estándares de vida altos que permite a los comunitarios una vida de buena calidad, como cualquier conglomerado económico, le importa poco y nada el bienestar del Otro.

La conferencia de prensa XVII Encuentro de Cine Europeo
Argentina
que comienza el sabado 1 de mayo, estuvo en manos de gente a la cual uno no puede creer que todavía que no los hubiera devorado la desilusión, la desilusión de ver una y otra vez dar por tierra las proclamas que hacen a la unidad europea, la desilusión de saber que siguen controlando el procesamiento de Coltán, el tráfico de diamantes y oro del mundo, que empresas suizas y francesas sostienen que el consumo de agua debe ser privado, y otras perlitas más. Podemos entonces creer en los grandes idearios de la UE,siempre y cuando entendamos que ellos son una comunidad que no necesariamente se preocupa por nuestro bienestar del mismo modo

El Festival se propone levantar y mostrarnos el ideal utópico de Europa, incluso en sus impotencias y errores, una Europa que se presenta con valores principalmente de inclusividad, de tolerancia y de equidad, pero que en definitiva están en tensión con realidades como la de los migrantes, con las comunidades periféricas o que quedan en la periferia de esa tan mentada inclusividad. Hablo por dar solamente un ejemplo, el del pueblo romaní.

Inclusión y exclusión es una constante dialéctica; hay cosas de brutal exclusión, pero por eso no hay que creer que un proyecto que se propone hablar sobre la inclusión, no muestre casi una utopía. Sí me sorprendió algo: que todos los participantes se mostraron muy dispuestos a formar parte de una agenda políticamente correcta, cuando sabemos que todavía hay países de la UE que no sólo atrasan en temas de equidad de género, sino que al tiempo que xenófobos son también homofóbicos, e incluso tienen agendas prohibicionistas sobre las perspectivas de género, aunque el festival pareciera querer mostrar la UE como una unidad de conciencia.

Sin embargo, Argentina es hoy en sus tensiones sociales una usina de ideología de inclusión; quizás no esté atravesada por problemas como los de los europeos, pero ellos también son los principales consumidores.

Espero que este Festival sea el reflejo de cómo un colectivo -Europa- hace frente a los problemas devenidos de poner en agenda social la inclusión y por fin reconocer que parte de la dinámica cultural de la vieja Europa es siempre el “otro”.

Europa es, renace y brilla cuando es capaz de dejar lugar a lo que llega para fertilizarlo, como una y otra vez llegaron los bárbaros.

El Festival, un poco ingenuo y así esperanzado, se lanza una vez más a mostrar el mejor rostro de Europa el de los ideales de la razón moderna, los de la inclusión, la tolerancia, la paz como programa de intenciones. Esperemos que no sean declaraciones sólo de cancillerías, sino también de personas que luchan porque creen que la humanidad se merece ese lugar de tolerancia del que Europa se propone ser faro.

Es una linda muestra de voluntad de una comunidad económica poderosa que hoy se encuentra ante el dilema de cerrar sus puertas o, de manera programática, reforzar sus ideales.

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