“El perro que no calla”, de Ana Katz, en la Competencia Latinoamericana del Festival de Cine de Mar del Plata

Ezequiel Obregón
Leedor
Published in
2 min readNov 20, 2021

La directora de El juego de la silla (2002), Una novia errante (2006), Los Marziano (2011), Mi amiga del parque (2015) y Sueño Florianópolis (2018) le da una renovación a su diversa filmografía con esta historia sobre Sebastián, un hombre joven interpretado por su hermano, Daniel Katz.

¿Qué constituye una biografía, sobre todo cuando no se es alguien “célebre”? ¿Cómo retacear los momentos significativos sin dejar de dar cuenta de la interioridad de quien es retratado? Estas preguntas parecen orientar la construcción de El perro que no calla (2020), la película más experimental de una realizadora que también demostró ser hábil en el manejo de filmes más corales y con mayor presupuesto, como en el caso de Los Marziano. Por el contrario, su más reciente film se concentra en una parte de la vida de Sebastián, a quien esencialmente le ocurre lo mismo que a otros hombres jóvenes. Sebastián no muestra un gran entusiasmo por su trabajo, enfrenta problemas económicos y no tiene amigos muy presentes. Su perra parece ser la única motivación que encuentra en la vida, por más que sus vecinos se quejen de sus ladridos cuando él no está en su casa.

Rodada en un perfecto blanco y negro que enfatiza los contrastes (curiosamente, la fotografía y cámara fue realizada por cinco DF distintos: Gustavo Biazzi, Guillermo “Bill” Nieto, Marcelo Lavintman, Fernando Blanc y Joaquín Neira), El perro que no calla está teñida de melancolía pero, a la vez, mantiene ese humor “aletargado”, sutil, por momentos absurdo, que la realizadora supo imprimirle a sus trabajos previos.

Sebastián es un ser que no dice mucho sobre sí mismo, pero allí están sus acciones para hablar por él. La parca presencia de Daniel Katz resulta perfecta para esta cualidad del personaje. Por otra parte, en la película se destacan algunos intérpretes reconocidos (Valeria Lois, Julieta Zylberberg, Carlos Portaluppi, Mirella Pascual, Jimena Anganuzzi, entre otros) que, en la mayor parte de los casos, aparecen unos pocos minutos. Sus inclusiones dan cuenta de un trabajo de casting muy bien elaborado.

Estamos frente a un relato minimalista, es cierto, pero grande en sus alcances. Una película que incluye algunas secuencias animadas hechas con sencillez, sin embargo perfectamente cohesionadas con la propuesta general. Katz, que rodó su filme antes de la irrupción del COVID 19, se permite la inclusión en el argumento de una pandemia que le sirve para graficar –sin subrayados- cómo la vida sigue, o debe seguir, cuando súbitamente todo cambia.

--

--

Ezequiel Obregón
Leedor
Writer for

Escribo sobre cine, teatro y literatura. Cuenta de Medium para Leedor.