Ellas Ilustran botánica, en el Real Jardín Botánico de Madrid.
Mujeres artistas, recolectoras, ilustradoras, investigadoras, por todas partes.
Exclusivo desde Madrid para Leedor.
Este abril encontramos esta ciudad bien poblada de exposiciones donde las mujeres toman un protagonismo clave. Caminando de punta a punta con nuestra libreta de notas, seguimos relevando lo que vemos. Y aquí nos hallamos, en el Botánico, con una exposición bellísima acerca de las ilustradoras ancestras relevadas por el equipo de conservación e investigación de este espacio que ya tiene más de 265 años de historia. Desde 1939 es un Centro de Investigación perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Cuando entré comenzaba una visita guiada con las curadoras/ conservadoras, dos profesionales gigantas que habían encontrado y puesto en valor cada nombre de las mujeres de la colección del jardín.
La exposición se articula en dos sectores. Por un lado, las antiguas, por el otro, las contemporáneas. En el primer caso el resultado es sorprendente por las fechas, la calidad, la cantidad, las técnicas, los países de origen, la seriedad, los estudios y las historias de vida. Un campo donde las mujeres hemos sido desde precursoras (la primera entomóloga fue una mujer), y reveladoras no solo de otros modos de abordar las vegetalidades y funguicidades, sino fundamentalmente la vida en el planeta, la ecología, los mundos posibles, los derechos y cuidados. Así nos enteramos de recorridos asombrosos de vida y trabajo, a partir de reproducciones de ilustraciones o pinturas de plantas que pertenecen a museos de ciencias naturales de todo Europa. Como el caso de la abuela de Antonio Machado, quien recopiló cuentos, leyendas y también ilustró el ciclo del olivo, cuyos trabajos se exhibieron en la Exposición Universal de París representando los frutos de la tierra andaluza, o la historia de Margaret Mee, activista que luchó con sus dibujos contra la deforestación del Amazonas, cumpliendo a los setenta años su deseo de lograr pintar una flor muy extraña, la flor de la luna.
Así, se recupera el recorrido de muchas mujeres que saben botánica y saben dibujar, a las que se les permite desarrollar una scientia amabilis, una ciencia amable, es decir, una producción de conocimientos muy útiles y que la pueden realizar en el ámbito doméstico, no necesitan salir a la vida pública, es una tarea que se realiza apartadamente, desde el campo o desde su casa, como el dibujo o la pintura. No solo se las dejaba estudiar botánica, se las educaba para ello. Eran mujeres muy formadas, grabadoras, documentadoras de libros, que además se convirtieron en educadoras de los hijos de reyes, nobles o comerciantes. O eran institutrices de hijas e hijos de botánicos importantes, y también dibujaban para ellos.
Normalmente las mujeres eran o recolectoras o ilustradoras, y muchos nombres científicos derivan de los nombres de pila de estas mujeres, que fueron reconocidas (parcialmente, claro), de este modo.
Otro caso destacadísimo fue el de Mary Agnes Chase, quien dibujó y describió más de 10.000 tipos de gramíneas en sus viajes a través de Estados Unidos y América Latina. En las primeras expediciones científicas no se le permitió ir porque se decía que era un motivo de distracción. Sin embargo su tarea fue fundamental para desarrollar recursos alimenticios en la crisis del 30 en Estados Unidos. Además, fue una activa feminista, luchadora por el derecho al voto para todas las mujeres.
Es de remarcar que cada conjunto de ilustraciones significó un trabajo casi arqueológico de encontrar la biografía de sus autoras. Y así se exhibe también, con foto retrato para singularizar esa carrera y ese hacer con nombre y apellido. Eran mujeres que en muchos casos vivían de su trabajo, y en ninguno fueron ni deben quedar anónimas.
Dejamos como siempre una galería de imágenes:
Ellas ilustran botánica.
Real Jardín Botánico Pabellón Villanueva. Plaza de Murillo, 2. Madrid.
Del 22 de febrero al 19 de mayo de 2024.
