Filmografías: Jacques Tati, el explorador de la comedia poética

Hayrabet Alacahan
Sitio Leedor
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20 min readDec 1, 2020

No me cabe dudas que fue un pionero en fomentar críticamente nuestro absurdo e inconsciente modo de vida y sus secuelas perturbadoras. Lo vaticinó cuando la tecnología inundaba de inventos ideados para hacer más feliz y confortable al ser humano en su vida rutinaria. Demostró con suficiente acierto que fue un verdadero artesano, absteniéndose de planteos agrios, con su mirada satírica Jacques Tati logra una crítica trasparente donde refleja nuestras actitudes más aberrantes, tontas y caprichosas.

Nieto de Rose Anathalie Alinquant, francesa y del conde Dimitri, de una noble familia rusa con pasado como general en el ejército imperial y agregado militar en la embajada rusa en París. Su padre Georges-Emmanuel Tatischeff, conocido curador que administraba el destino de pintores y cuadros en su negocio ubicado en un distinguido barrio parisino, casado con Marcelle Claire van Hoof, su madre de descendencia holandesa-italiana.

El futuro genio de la comicidad Jacques Tatischeff nació el 9 de octubre de 1907, en Le Pecq, Seine-et-Oise (hoy Yvelines), Francia. Su padre, como muchos otros, jamás imaginó que su hijo no seguiría sus mandatos como curador.

Tati terminó sus estudios en artes e ingeniería, en la academia militar del Lycée de Saint Germain-en-Laye. Luego de su graduación se involucro con el deporte, mostrando interés en el boxeo, en tenis y posteriormente en el rugby luego de una breve permanencia en Londres. A su regresó se asoció al Racing Club de Francia (1925–30), donde meditó seriamente y convertirse un jugador de rugby profesional.

A su vez, era atracción con sus imitaciones de compañeros, profesores y atletas en su época estudiantil. A los 24 años ya era reconocido con sus pantomimas en los eventos de su entorno, motivo que lo hizo pensar en buscar la suerte por esta cualidad y se insertó en el mundo de la diversión. Tuvo un recorrido en todo tipo de antros con sus múltiples imitaciones e interpretaciones, todas bañadas de comedias.

Abandonar el negocio familiar, lo llevó períodos económicamente caóticos, pero insistió y formó parte de un proyecto que se convertiría en Impressions sportives (Impresiones deportivas), una representación independiente pensado por el famoso economista, demógrafo y sociólogo Alfred Sauvy (1898–1990) de 1931 a 1934.​

Pronto le tocaría debutar en el cine como actor en unos cortos: “Oscar, champion de tennis” (1932) de Jack Forrester, “On demande une brute” (1934) de Charles Barrois, “Gai dimanche!” (1935) de Jacques Berr, “Soigne ton gauche” (1936) de Rene Clément y “Retour à la terre” (1938) de director anónimo. El matutino Le Jour lo mostraba como un cómico de gran porvenir y lo impulsó en la gala en el festejo del buque Normandie por su récord de la travesía del Atlántico en 1935. Entre los invitados estaba Sidonie-Gabrielle Colette (1873–1954), más popular como Colette, conocida escritora, periodista, guionista y artista de revistas y tabernas, quien expresó sus elogios por lo actuado de Tati en ese acto y escribió con entusiasmo; “Es un artista sorprendente que ha inventado algo. Algo que participa de la danza, del deporte, de la sátira y del cuadro vivo. El ha inventado ser la pelota, la raqueta y el jugador, el boxeador y su adversario. Su fuerza de sugestión es la de los grandes artistas”.

Luego pasó a trabajar en la revista del Théâtre-Michel y en una estadía en Londres, actuó en el ABC,​ dirigida por Marie Dubas, pero ese trabajo fue interrumpida por la guerra.​ La ocupación de Francia por los alemanes en la 2º Guerra Mundial, frustró su carrera y fue enviado por el gobierno al 16° Regimiento de Dragones, más tarde a una otra unidad con la que participó en la batalla del río Mosa, en mayo de 1940. Tras la derrota, fue enviado a Dordoña, donde logro una licencia para retornar a su vida civil.

Al retornar a sus actuaciones en Impressions sportives en el Lido de París entre 1940 a 1942, conoce a Herta Schiel, bailarina austriaca, quién había escapado por la Anschluss, término usado para la fusión de Austria y Alemania nazi como una sola nación, el 12 de marzo de 1938 como parte del III Reich, pasando de llamarse Österreich (Austria) a Ostmark (Marca del Este). De esa relación sentimental nació Helga Marie-Jeanne Schiel en 1942. Tati influenciado por su hermana Nathalie, abandonó a la criatura y a su madre, y por tal motivo fue despedido del Lido. Confundido y con perfil bajo siguió con lo que sabía hacer y dentro de las posibilidades buscó conseguir un contrato de trabajo estable.

Hasta donde se sabe, Jacques Tati pasó muy desapercibido entre 1939 a 1945. Según David Bellos, su biógrafo, el cineasta no aportó mucho al respecto. Decidió y se instaló un tiempo en Sainte-Sévère, con intenciones de escribir guiones. Siempre hizo hincapié en su agradecimiento hacia los aldeanos de Sainte-Sévère, quienes lo habían recibido con brazos abiertos y protegido en su estancia en aquel pueblo. Pensaba retribuirlos de la única forma, convocándolos en una película. “Estábamos en guerra, pero en aquel pueblo no nos dábamos cuenta. La gente seguía viviendo a su aire”.

Allí se inspiró y escribió con su amigo Henri Marquet, el guión de su primer corto “L’école des facteurs / Escuela de carteros” (1947). Tati quería que el corto fuera dirigido por René Clément (1913–1996) otro consagrado cineasta francés, pero que estaba en pleno rodaje de “La bataille du rail” (1946) y no le quedó más remedio que hacerse cargo de la realización.

Jacques Tati se casó con Micheline Winter el 25 de marzo 1944. La pareja tuvieron dos hijos: Sophie Catherine Tatischeff (1946) y Pierre-François Tatischeff (1949), quienes también se vincularon con el ámbito cinematográfico en diversas áreas.

Al término de la guerra, Tati vuelve al cine como actor en “Sylvie et le fantôme” (1946) de Claude Autant-Lara y en “Le diable au corps” (1947) del mismo cineasta.

LA MIRADA SATIRICA SOBRE COSAS MUNDANAS

Jour de fête / Día de fiesta” (1949) Disgustado por no lograr una distribución adecuada de su corto, volvió al rodaje de la misma idea en formato de largometraje, con actuaciones de los lugareños como extras logró resucitar a François, el cartero del pueblo en “Jour de fête / Día de fiesta”. En aquellos años Tati conoce a Fred Orain, quien dirigía los estudios Saint-Maurice, cerca de París, y los de Victorine,​ en Niza. Juntos no tardarían en crear la productora Cadt-Films, que produciría los primeros tres filmes del gran comediante. Orain logró conseguir 18 millones de francos para financiar el proyecto. Tati y Henri Marquet escribieron varias veces el guión antes del rodaje.

La empresa Thompson proveyó las cámaras y el personal técnico para el rodaje a color, pero Orain y el director de fotografía Jacques Mercanton, decidieron filmar a la vez una versión en blanco y negro, simplemente para tener una copia de seguridad, intención que salvó el proyecto, ya que el Thompsoncolor jamás funcionó y el estreno del film fue en blanco y negro. Con el transcurrir del tiempo, los obstáculos se fueron superando, y hoy por los avances tecnológicos, la película en color ha sido restaurada fielmente tal cual como su creador había concebido y pretendido. Fue muy importante el apoyo de Sophie Tatischeff (la hija de Tati) con el proyecto de restauración y la versión en colores se estreno en 1994 y posteriormente se edito en VHS.

Tati estaba detrás y delante de la cámara interpretando a François, un torpe cartero campechano, que intentaba las mil y una para mejorar la repartición de las cartas con más rapidez, entre recogida y la entrega de la correspondencia en menor tiempo posible con el servicio aéreo postal.

Mientras hay preparativos para la fiesta. Un par de aldeanos intentan poner un poste en el centro de la plaza donde debería estar izada la bandera tricolor francesa, justo en el momento en que aparece el cartero. Con vanos intentos no logran su objetivo y seducen a François para que éste les dé una mano. Por los halagos, el cartero colabora dando instrucciones entre momentos amenos y caóticos a la vez, y finalmente logran bajo su mando, colocar el poste.

En el paisaje festivo hay una muchedumbre entusiasta: el alcalde preparando su discurso, el dueño del bar que no permite que nadie se siente en las sillas recién barnizadas, una jovencita que observa todo desde su ventana y se fija al feriante Roger con intención de seducirlo, el bodeguero con su esposa Marie vestido para la fiesta, y sobre todo una anciana acompañada de su cabrita, quién es el narrador del film, relata mirando directamente a la cámara lo acontecido, habla de los lugareños desde diferentes planos para contarnos todo lo qué sucede.

En su ópera prima Jacques Tati eligió una pequeña aldea rural donde ambientó su film. El rodaje duró tres meses y los actores en su mayoría fueron los habitantes de Saint-Sévère-sur-Indre, quienes aportaron un mayor realismo ya que el cineasta les había sugerido a los vecinos que deberían de comportarse como ellos lo eran en su vida cotidiana. Objetivo final: una exquisita comedia. Consigue un humor sublime, basado en gags difícilmente imitables.

Pero la película no despertó interés por los distribuidores, carecía de estrellas, no era en colores, no les parecía entretenida, además de tener algunos problemas técnicos. Obtuvo una crítica muy adversa en los medios. Sin embargo, en su estreno el 11 de mayo de 1949, tuvo un impacto inesperado en el público, casi 7 millones la vieron en Francia y fue el mayor éxito de taquilla del cine de Jacques Tati.

Hoy en día, prácticamente, sólo Jacques Tati es capaz de sacar las castañas del fuego: ha sabido crear un personaje, divertido según la situación en que se encuentra, y de este modo enlaza, pues, con el lugar en que nos quedamos hace casi cuarenta años”. (Buster Keaton, Cahiers de Cinéma, Nº 139, abril 1962)

NACE UN PERSONAJE ÚNICO, IRREPETIBLE, ENTRAÑABLE: SEÑOR HULOT

Les vacances de Monsieur Hulot / Las vacaciones del Señor Hulot” (1951) Observador lúcido de la cotidianeidad de su era y dueño de un humor rígido pero fantasioso, Jacques Tati inyectó solidez al séptimo arte, cuando aún parecía no estar tan contaminado por conveniencias netamente económicas, empecinamiento de tecnificarlo todo, amoldar el arte en reiteraciones, imitaciones vulgares y además de confundir la mirada del público.

Con su segundo largometraje Tati es un ser que piensa con imágenes, poniendo acento a la realidad del entorno de su época, especialmente preocupado por el retrato satírico e insistente de diversos tipos psicológicos que atravesaba la humanidad. Además no piensa en un argumento para realizarlo. Su pensar es una ilustración visual en el sentido de que mientras crea su obra va elaborando las pautas del montaje.

Inventa un mundo insertando en él un simpatiquísimo personaje; Señor Hulot, que sale de vacaciones yendo un balneario donde, contra su voluntad, provoca líos y torpezas insólitas a través de una serie de gags bien amalgamados. Playa, arena, mochilas, cañas y redes de pescar, pelotas, raqueta de tenis, cestas para peces, juegos, deportes variados, corridas, risas entre otras son fuentes de felicidad y esto sucede en un típico paisaje costera francesa en los años cincuenta.

Hulot es un fruto de una sociedad hipócrita donde representa el mito del ingenuo indomable, no necesita de las palabras para comunicarse en un mundo donde el sonido es motivo de mandatos impuestos, sus gestos bastan y su esencia afirma sus principios y se conforma solo con la solidaridad de los niños.

Tati confirma otra vez y con elegancia sus virtudes como cineasta, siempre preocupado por la fragilidad del ser humano, acento que encontraremos en toda su breve pero magnífica obra. Con su elegante postura creativa, fue elogiado por su lenguaje mímico cordial y corrosivo, muy gracioso como amargo, a su vez admirado por su humor sutil, su ternura, su ingenuidad casi infantil.

La película tuvo un rotundo éxito con su estreno dentro y fuera de Francia. En EEUU fue la película más taquillera del año. Tati alcanzó el merecido reconocimiento a nivel internacional.

Todavía hoy, pese a Molière y Chaplin, uno duda al decir que la comedia es un arte, y especialmente la comedia cinematográfica, como sí el deseo de reír y de hacer reír a otros -este maravilloso compartir- fuera algo trivial, más bien fácil, y hasta poco honorable. Una comedia , por ejemplo, nunca es la ganadora de ningún festival razonablemente prestigioso. Algo sigue evitando que los historiadores de cine otorguen a Buster Keaton su verdadero rango, al lado de Fritz Lang, Kenji Mizoguchi entre otros”. (Jean-Claude Carriere)

UNA MARAVILLA DEL SEPTIMO ARTE

Mon oncle / Mi tío” (1958) Hay que retornar más de 60 años para hablar de una obra maestra del director Jacques Tati: “Mi tío”.

A mí parecer, es la más lograda entre la obra del cómico francés, dando vida al entrañable personaje del Señor Hulot.

En esta comedia perfecta Tati considera varios temas: la vida, el convivir, el culto al trabajo, la limpieza, el orden, el disfrute, la naturaleza, la modernidad, la tradición, etc. etc. Con este bagaje, la película funciona a la perfección, cada detalle tiene su lugar esencial y hay una lucha permanente entre sí, donde sobre manera la tradición debe defenderse. Aparenta como un seguro perdedor, pero no deja de resistir. Ante la modernidad atrevida e imponente, la enfrenta manifestando que tiene más años, posee más experiencia.

Estamos ante un personaje ameno y pintoresco, vecino de un barrio humilde, que se ocupa de ir a buscar su sobrino a la salida del colegio y llevarlo todos los días a la casa de su hermana, que es nada menos que una mansión de arquitectura vanguardista. La aguda mirada de Tati, resalta en cada encuentro familiar y los contrastes entre dos mundos opuestos. Gérard, su sobrino tiene adoración por su tío, pero ni su hermana ni su cuñado Charles Arpel están contentos con la buena relación que hay entre ellos. A esta incompatibilidad también se suma la arquitectónica, construyendo una grieta entre ellos. Tati con su film sintetiza acertadamente la arquitectura parisina de mediados de siglo XX que se superpondrían atrozmente.

Señor Hulot insiste muy pasivamente, que sabe vivir. Convive y comparte con la gente de la comunidad que asoman de la misma manera alejados más allá de sus prejuicios como de sus principios. Prácticamente viven fuera de sus casas, casi siempre están en la calle. Hablan, discuten, abrazan, lloran, ríen, tal como son, sin hipocresía y sin fingir. Trabajan solo lo necesario, viven sin prisas ni pausas. Hulot representa su entorno con todas las letras en mayúsculas.

Tati a través de Hulot revela su intuición, que se avecina la extinción de un mundo y una forma de vivir y hace lo posible por oponer y negar esa probabilidad con emotiva melancolía.

Otro saliente detalle de esta magnífica obra es el modo del uso de sonido, la que muestra la intermedia entre el sonoro y el mudo. Con su expresividad corporal y gestual de Hulot, logra con solidez que el habla carece de importancia. Su forma tan precisa en el manejo de los gags tanto a nivel visual o musical, la articulación de los actores y la acción en desarrollo, los decorados adecuados, están tan bien compaginadas en la producción, cosa ya demostrada por los grandes comediantes del cine como Chaplin, Keaton, Lloyd entre otros.

Con el éxito logrado en EEUU, Jacques Tati rechazó ofertas de Hollywood, para una serie de comedias de televisión de episodios cortos; “Podría haber satisfecho a los productores del mundo haciendo una serie completa de pequeñas películas de Hulot, y habría ganado mucho dinero. Pero no habría podido hacer lo que me gusta … trabajar libremente “. (New York Times, 6 de noviembre de 1982)

Como todos los grandes cómicos, Tati, antes de hacernos reír, crea todo un universo. Todo un mundo se ordena a partir de su personaje, cristaliza como la solución sobresaturada alrededor del grano de sal”. (André Bazin)

EL EVANGELIO SEGÚN SEÑOR HULOT

Playtime” (1967), Según los datos brindados a la prensa por la productora de Tati en aquel entonces, en un terreno de 15.000 metros cuadrados, se construyeron primero unos inmensos estudios al aire libre y luego una ciudad real en la que utilizaron 50.000 metros cúbicos de hormigón, 4.000 metros cúbicos de plástico, 3.200 metros cuadrados de armazón de madera y 1.200 metros cuadrados de cristales entre otros elementos necesarios en una obra semejante. Donde sobresalen carreteras enormes, haciendo anexo con los edificios construidos sobre rieles para su desplazamiento, con calefacción central, decorados impecables desde los cimientos hasta los techos altos, dos usinas eléctricas que permitían a través de potentes focos, a imitar el sol artificial permanente y hasta los detalles más insignificantes meticulosamente pensados. Toda esta producción costó una fortuna y tres años de tiempo a Jacques Tati para concluir “Playtime”. A los que van a ver la película por primera vez, es necesario tener en cuenta estos datos que aportan otra magnitud a la mirada.

Tati, desde “Mon Oncle / Mi tío” se había propuesto crear un personaje cosmopolita, un tipo común y corriente, agobiado por la modernidad proveniente de la tecnología, distraído y arraigado a la vida sencilla. Aquí y en este caso veremos a Hulot (interpretado por él mismo), arribando a Paris y a través de sus aventuras sigue ridiculizando la automatización del mundo contemporáneo, la descomposición de las relaciones humanas y otros caracteres de snobismo preferidos por la burguesía que no quieren perder nada que les ofrezca como novedad la tecnológica.

Con el estreno del film según los datos, la crítica en general coincidían casi en todos los mejores gags que insinuaban las risas o carcajadas: un portero reproduciendo la ilusión de una puerta de vidrio, rota, moviendo al aire una manija muy visible, los habitantes que viven en el mismo edificio parecen, desde la calle, enfrentarse en silencio cuando miran al televisor empotrado en las paredes que dividen sus departamentos, un lujosísimo faisán circulando de mesa en mesa del Hotel Royal Garden sin interés de ningún cliente en probarlo. Pero a pesar de dotes actorales, decorados alucinantes y datos técnicos detallados anteriormente, la película no logra el nivel de las anteriores del director.

Jacques Tati participó con “Playtime” fuera de la competencia en la 10º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata en 1968. Ante las preguntas de los reporteros en la conferencia de prensa, daba su opinión sobre su película; “He tenido problemas financieros y tendré siempre, eso forma parte de esta profesión. Por ejemplo ‘Las vacaciones del Señor Hulot’ anduvo muy bien inclusive fuera de Francia. Algunos quisieran ver la continuación y disfrutar de Hulot haciendo tal cosa o viajando tal lugar. Sí hubiera aceptado tal propuesta, seguramente tuviera todo el dinero necesario y la señora Tati se hubiera instalado con sus hijos en un palacio. Eso conformaría al público como a los inversores. Filmaría estas historias en blanco y negro y no correría ningún riesgo. Pero el hecho de realizar algo más interesante, de ver las cosas como en Playtime, el hecho de usar por primera vez 4 bandas magnéticas y haber construido un estudio y una ciudad en un lote de 15.000 metros cuadrados, asusta el lado financiero, a los inversores, a los bancos. Por otro lado tampoco estoy en contra de que los niños en los colegios gocen del sol tras enormes ventanales. Pero nuestro universo se está convirtiendo en algo anónimo y uniforme”. (del press book del 10º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, 1968)

Más allá de toda la crítica adversa que puede tener, la película de Tati sobresale con sus sutilezas entre el humor y pantomima, disipa ideas, ningún elemento se escapa a la comicidad. Todo lo que sugiere y relata, aun hoy prevalece en la vida burguesa. No hay insistencia en Tati sino un decir tan cauto como sublime, además de no subestimar la mirada del público.

Playtime” lamentablemente dejó en ruina a este comediante muy singular, aparte de perder su empresa, no le quedó más remedio que ceder los derechos de sus filmes anteriores. Su película tuvo un costo de 1500 millones de francos y terminó con una déficit de 800 millones. “Al menos durante dos años y medio, di trabajo a 70 técnicos. Todos cobraron sus haberes, a lo sumo con una semana de demora” aclaró en una entrevista.

Como todos los cómicos notables, Jacques Tati posee su filosofía, su juicio sobre la realidad. La suya es honesta y alcanza veces, por lo absurdo, una poesía auténticamente humana”. (Augustín Mahieu, La Opinión, 11 de mayo de 1972)

LA RISA VIAJA EN UN AUTOCAMPING

Traffic” (1971) es su quinto film en 23 años. Después de “Playtime”, un monumento a la comedia, esta vez se anima con una historia de automóviles que juegan con el capricho humano. Tati una vez más nos presenta al Señor Hulot, un antítesis de todo, un ser que vive en su mundo propio, con permanente resistencia a las realidades absurdas y que niega a comprenderlas pero tampoco puede dejar de atravesarlas. Más agrio y más incrédulo que nunca, pero tan observador y crítico como siempre. Tati agranda su inventario de comicidad.

Hulot aparece esta vez como uno de los diseñadores de la fábrica de autos Altra, una pequeña empresa automotriz que quiere presentar su nuevo modelo preparado para camping y para ser exhibido en una feria de autos de Amsterdam. El modelo finge ser simpático, confortable pero no obstante lleno de objetos inútiles. La odisea que espera a Hulot es un viaje desde Paris a través de un tránsito atroz que se convierte un leitmotiv obsesivo.

En compañía de una joven experta en relaciones públicas, una vez en la autopista, comienzan surgir todos los contratiempos imaginables, hasta un choque múltiple que es una de las secuencias más notables y logradas del film. No abusa de los gags, apoyada una narración más lineal y más tratable, conserva su estilo inalterable, lo cual es a la vez una virtud y como una limitación cada vez más visible.

Mientras Hulot atraviesa este largo viaje lleno de incidentes, la feria se va progresando sin él. El tramo entre este humilde modelo autocamping y la exposición a la que, por un montón de inconvenientes, llegará sólo cuando esta ha finalizado. Brillante la síntesis de como Tati ingenia para tomarse al pelo a una tecnificación más que servirle al hombre lo transforma en su sirviente. Eso sí…, siempre con gran sutileza.

Tati sigue con su crítica a la modernidad y a las tonterías que la civilización está aferrada. Como en toda su obra ironiza a la gente pero no le falta respeto, la quiere, es consciente de la fragilidad humana. Reitera que es un ferviente humanista, que es un poeta, un artista, un creador y definitivamente es un autor. El objeto de la sátira en “Traffic” es un auto, pero lo que más resaltan son cosas profundas, poéticas y filosóficas.

Con “Traffic” no logró recuperar las pérdidas que había causado “Playtime”. Los acreedores confiscaron los derechos de las películas de Tati, que no se volvieron a estrenarse hasta 1977, cuando gracias a un generoso distribuidor parisino canceló sus deudas pendientes.

Es agradable contar con el respeto de los jóvenes cineastas, y no me refiero al plano artístico, las nuevas generaciones saben bien que jamás se podrá sobornar a Tati, no existe ningún cheque en el mundo que pueda hacerlo cambiar”. (Jacques Tati)

ULTIMO SUSPIRO DE UN BOHEMIO

Parade / Confusión / Desfile” (1974) Gracias a una iniciativa de la televisión Sueca, fue la última película que dirigió Jacques Tati.

Con un presupuesto nada opulento, tampoco el tiempo pausado para su realización: contaba con tres días para concretar el proyecto. Contrató actores, extras y se alquiló el antiguo Circus Theatre de Estocolmo para una semana a finales de octubre y se largó al rodaje.

En este caso Tati volcó su imaginación interpretando a Monsieur Loyal, un maestro de ceremonias que anunciaba diferentes actividades con payasos, malabaristas, acróbatas, contorsionistas y cantantes, entre un cruce del mundo circense y el mundo del music hall en el que había iniciado su carrera como mimo en la década de 1930. La parte más atractiva de esta nueva idea donde Tati hizo participar el público del espectáculo.

Entre los contratados sus predilectos eran una niña de tres años, Anna-Karin Dandenell, y un niño de seis, Juri Jägerstedt, ambos descubiertos en una guardería infantil en Halen y, según los datos, fueron elegidos no solo por sus cualidades fotogénicas, si no porque eran rebeldes y oponían recibir órdenes. En la penúltima secuencia del film después de terminar la tarea con otros, Tati los liberó en el escenario vacío del circo para que jugaran a su antojo con los diversos elementos y mientras los filmaba improvisadamente.

Parade” se rodó en gran parte en formato video, en un momento en que en el cine aun no se practicaba dicha tecnología digital. De aquellos años como excepción podemos citar la película “200 Motels” (1971) de Tony Palmer y Frank Zappa. Rodada en Gran Bretaña en video y luego transferida a 35mm, tal cual se hizo la mayor parte del film de Tati. Se grababa en video pero nadie se animaba editar, ya que la definición del color en ese formato era más que pésima.

Como casi una despedida del ámbito del cine, en “Parade” Tati no parece en nada a lo que conocíamos, ni la película asemeja a su obra anterior. Sin estructuras y sin tramas, parece más a una comedia ácrata, que él mismo la calificó como “Una sala de música fuera de control”.

Luego de su presentación en Cannes en mayo de 1974, se estrenó en Paris a fines de ese año. Tuvo una opaca recepción de crítica y público.

BRISAS NOSTÁLGICAS DE UN SOÑADOR ETERNO

Hacia fines de 1949 con Fred Orain juntos habían fundado la productora Cadt-Films. Luego se independizó y creó Spectra Films en 1956 y en 1969 crea Cepec para desarrollar sus futuros proyectos.

A pesar de ganar el Oscar, el premio especial del jurado de Cannes entre otros numerosos premios, acompañado con elogios de la crítica y con gran éxito en la boletería, Jacques Tati, no fue una excepción al padecer la indiferencia en su momento. Como suele suceder, tristemente su arte tardo en ser valorado.

Fue un cineasta muy meticuloso, elaboraba con sumo detalle cada escena, trataba y creaba el humor casi con estricta seriedad. No descuidaba ni su integridad artística ni su independencia, era fiel y comprometida con su filosofía.

En cada ocasión volvía a reiterar su deseo de que “sus películas continuaran viéndose permanentemente, que el espectador se encontrara en ellas la realidad cotidiana”. Y estoy seguro que logró su objetivo. Además, creo que será muy difícil de olvidarlo, como en su notable condición de maestro absoluto, escondido bajo su sombrerito de tela, envuelto en su piloto y su pipa sin encendido entre los labios.

Sí queremos reír, nos conviene recordarlo aún cada tanto.

Director, actor, guionista y productor, Jacques Tati, el cómico más grande que ha dado el cine sonoro francés y uno de los más grandes artistas del siglo XX, murió a los 75 años de una embolia pulmonar, el 4 de noviembre de 1982, en Paris, Francia. Su sepultura se encuentra en el cementerio Saint German de Laye, Yvelines.

La noticia de su muerte acaparó los titulares de todos los medios franceses, entre ellos en el periódico Paris Match, Philippe Labro (director, guionista, escritor y periodista) informaba del fallecimiento de Jacques Tati bajo el titular “Adieu Monsieur Hulot. On le pleure mort, il aurait fallu l’aider vivant!” (Adiós, Monsieur Hulot. Lo lloramos una vez muerto, habría que haberlo ayudado cuando estaba vivo!).

Su hija Sophie Tatischeff, con Jérôme Deschamps (un primo político de Tati) y Macha Makeïeff, crearon la sociedad Les Films de Mon oncle en 2001, compraron los derechos de la obra de Tati, para su reestreno con copias restauradas del realizador.

(…) La reposición en 1979 de su film “Playtime” significó para Jacques Tati una doble y merecida reparación: que muchos críticos admitiesen, doce años después del estreno, que su anticipación urbanística del moderno Paris no era tan insólita como parecía, y que el público le acordase el éxito total que entonces le había negado. Esto último, especialmente, le permitió ir resarciéndose de las deudas contraídas que había afrontado hipotecando todos sus bienes y los derechos sobre sus demás filmes, retemplándolo espiritualmente para proseguir su original aporte al cine cómico con “Confusión”, una profunda e irónica exploración de la complicada vida contemporánea. Una visión universal de Jacues Tati lo ubica a la vera de Chaplin, Keaton, Langdon, Lloyd, Laurel y Hardy, Chico y Groucho Marx.

Si la óptica se angosta al cine francés acuden los nombres de Max Linder y Pierre Etaix frente a la cámara, y detrás de ella la magia del director René Claire. Es el guiño, la cabriola, el vodevil en función de la imagen y la potencia del talento hacia ese estadio en el cual la comicidad se transforma en el filosofía del humor.

Paradójicamente, sólo a medias Jacques Tati fue un triunfador en la dimensión que pretende una sociedad mercantilista, tan solitario como Monsieur Hulot, su alter ego. Los ditirambos de la crítica, algunos premios, no le evitaron fricciones con la producción. No acertó a fabricarse –como Chaplin- una infraestructura económica que lo apuntalase y –como Langdon o Keaton- murió en una digna pobreza. (…) (Jorge Miguel Couselo, extracto de la nota ‘Murió Tati, genio solitario del humor’, Clarin, 6 de noviembre de 1982)

Filmografía

Forza Bastia (2002) (cm) (Codirigida y terminada por su hija Sophie Tatischeff)

Parade / Zafarrancho en el circo (1974) (TV)

Traffic / Hulot al volante (1971)

Playtime (1967)

Mon oncle / Mi tío (1958)

Les vacances de Monsieur Hulot / Las vacaciones del señor Hulot (1953)

Jour de fête / Día de fiesta (1949)

L’école des facteurs / Escuela de carteros (1947) (cm)

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