Furor por el cine coreano: The drug king, de Woo Ming-ho en Netflix

Alejandra Portela
Sitio Leedor
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2 min readJun 29, 2021

Debo confesar que mi algoritmo tira para el lado del cine coreano. Una banda horizontal generosa con afichitos de propuestas de sus ultimas producciones asomó hace unos días en las listas de la plataforma de las plataformas.

Permite asomar a títulos anteriores (vi otra vez la magistral The host película de 2006 del director de Parasite) y algunos más nuevos, como Alta sociedad, interesante retrato del mundo del arte sobre el acceso y mantenimiento de ciertos sectores medios a la clase alta, temas que redundan sobre todo en los altos costos en torno a la dignidad humana y laboral.

The drug king está basada en la historia de Lee Doo-sam (Lee Hwang-soon), un traficante de diamantes que comienza a producir y vender a Japón droga cristal, durante la década del 70, y se convierte en un poderoso narco de la ciudad de Busan al sur de Corea del Sur. Los años políticos de los ´70 aparecen consignados rápidamente, y tal vez escapan sus detalles a un público que no conoce esa historia.

El argumento describe (tal vez algo largo en el medio) la cima del poder y el dinero de un hombre de familia que quiere salir adelante involucrándose en situaciones no muy santas. Su hermana, su primo, su mujer y sus hijos forman parte de ese mundo que domina la primera parte del relato. Otra constante del cine coreano: el microuniverso familiar, de pequeños espacios atiborrados de obejtos, que contiene algo de esa cotidianidad que puede atrapar al espectador occidental. La pintura de esos seres tiene un interés que roza lo pintoresco.

El aprendizaje sobre la cocción de la droga y los secretos del transporte se le presentan al protagonista no sin dificultades. Una de las mejores escenas: el acceso a un capo de la droga en un rico hotel de Osaka atravesando decenas de asesinos con cuchillos.

Este cine coreano no deja de ser un ejemplo más de la máquina clásica. Su funcionamiento aloja un aparato comprensivo y sin secretos formales: la historia es atrapante, el despliegue individual de su carismático protagonista lo lleva de menor a mayor y el desenlace final tiene mucho de Scarface. Todo el vigor está colocado en el despliegue del actor, omnipresente a lo largo de las mas de dos horas, que ya ha logrado fama internacional con Parasite. Este no se zambulle en cocaína sino en dinero que, para el caso, viene a ser más o menos lo mismo.

Un buen entretenimiento que no deja de tener su toque de exotismo.

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Alejandra Portela
Sitio Leedor

Licenciada en Artes de la Universidad de Buenos Aires. Decana de la Facultad de Artes de UMSA. Directora de Leedor.com. Forma parte de Fundacion Cineteca Vida.