Gualeguaychú: el país del carnaval, de Marco Berger. Entre el documental y la ficción, en BAFICI2021

Ezequiel Obregón
Sitio Leedor
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3 min readMar 18, 2021

En una nueva colaboración con el director Martín Farina (aquí co-guionista y co-realizador), Marco Berger ingresa al terreno del documental, si bien en su nuevo film aparecen elementos ficcionales. Gualeguaychú — El país del carnaval se concentra en el famoso evento entrerriano y conserva las marcas autorales del realizador de Plan B (2010), Taekwondo (2016) Un rubio (2019) y El cazador (2020), entre otras.

Con una filmografía cada vez más abultada (adjetivo aquí empleado de forma no ingenua), Marco Berger se transformó en un cineasta crucial a la hora de graficar el deseo de los varones y el deseo entre varones. Su cámara es una cámara deseante, un dispositivo capaz de revelar un tono, un ámbito, con solamente posarse sobre las zonas erógenas masculinas y percibir qué acontece alrededor. Dentro de esta perspectiva, Gualeguaychú — El país del carnaval no traiciona su trabajo previo; al contrario, lo amplía. Y si en este documental no se relata vínculos gays, el homoerotismo está de nuevo a flor de piel.

El andamiaje del relato está puesto en dos figuras: Vilmar y Franco, jóvenes entrerrianos que pasan sus días en medio del atrapante carnaval. El primero, dueño de un magnético carisma, no tiene mucha suerte; reclama ser incluido para desfilar mientras espera un traje que no llega. El segundo se amolda más al prototipo de galán. Pero no de cualquier galán; como personaje de una película de Berger, su belleza destella en los momentos más cotidianos y anodinos porque lo que importa, otra vez, es su registro, cómo la puesta en escena interviene sobre su físico. Por momentos, da la sensación de que Franco es un representante de ese colectivo de jóvenes de cuerpos trabajados para la ocasión y que el documental nos muestra con detenimiento solamente una de las caras de un poliedro. De a ratos, ese elemento entra en vínculo directo con los otros. Buena parte de esos juegos nos revela el espíritu subversivo de todo carnaval. Espíritu que les da el visto bueno a hombres heterosexuales para maquillarse, vestir atuendos llamativos, recrear incluso los más variopintos juegos sexuales y estallar en risas.

Si Gualeguaychú — El país del carnaval no termina de ser una propuesta del todo cerrada, se debe a que la variable ficcional más directa no agrega demasiado. Se trata de la inclusión del actor Gastón Re (visto en Un rubio) en la piel de un personaje ficticio que tampoco resta, pero habilita un interrogante: ¿cuál es la singularidad de la aparición de este joven “alumno de Marco” que apenas se recorta del grupo por su procedencia y por hacer explícito un noviazgo con la única chica integrante del elenco? Podría pensarse que con este trabajo Berger abre un mundo (lo deja en claro interviniendo él mismo en una escena, como si se propusiera dar cuenta del recorte con el que se instala en el carnaval) pero ese mundo estalla, se amplía y se vuelve mucho más rico más allá del entorno inmediato que ocupa el mayor tiempo de su documental.

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Ezequiel Obregón
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Escribo sobre cine, teatro y literatura. Cuenta de Medium para Leedor.