Homenaje al rock australiano

Diego Díaz Córdova
Sitio Leedor
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4 min readDec 2, 2021

Me gustan los países que tienen la Cruz del Sur en su bandera. Australia es uno de ellos. Siempre me atrajo Australia, no sé si fue cuando me enteré que había canguros o porque estaban en las antípodas, allá de día y acá de noche, pero en el mismo hemisferio y compartíamos, por lo tanto, inviernos y veranos, otoños y primaveras. Encima supe rápidamente que en Australia son fanáticos del rugby (al menos en algunas ciudades importantes) y que tienen una variante propia (que en la década del 80 pasaban en la tv argentina) que se llama “fútbol australiano” y que me fascinaba.

Seguramente la primera canción del rock australiano que escuché, debe haber sido Love is in the air, cantada por John Paul Young y compuesta por George Young (uno de los hermanos del clan rockero Young, de Ac-Dc). Ese tema fue un hit a fines de los años 70 y la realidad es que no tenía idea, en aquel momento, que el cantante era australiano. Aunque tampoco tengo memoria de cuando lo supe… ¿Quién sabe?. Lo cierto es que con ese tema, se hizo global, aunque por lo que pude leer, en Australia ya era un ídolo desde hacía varios años. Y George Young, el compositor, también era un músico muy conocido en aquella tierra de marsupiales y culturas originarias maravillosas.

A partir de allí, una sinfonía de bandas australianas poblaron mis oídos. Comenzando por Ac-Dc la banda de rock duro más popular a comienzos de los 80. Un rock and roll exquisito que algunos mal llamaron heavy metal, simplemente porque en esa época estaba de moda ese estilo musical. Rock and roll del bueno, con grandes influencias del blues y sutilezas jazzísticas y una potencia a todas luces arrolladora. Aquí dos muestras, las dos con el cantante Bon Scott, quien muriera en 1980 y fuera reemplazado por Brian Jones, el frontman actual (un cantante ideal para la banda). Baby, please don’t go y una rareza, Love song, el video no está bueno, pero es una canción de Ac-Dc muy poco escuchada fuera de Australia, una versión local.

Llegando a mediados de los 80, empezó a sonar con mucha fuerza INXS; una banda estupenda, con un poderoso funky postpunk, liderados por su vocalista Michael Hutchence. INXS vino en pleno crecimiento a la Argentina, allá por el año 1985 o 1986. Acá por suerte tenemos Internet y corroboramos. Sí, fue en 1985, en el festival que organizó la naciente radio Rock & Pop, un show que reunió desde Nina Hagen hasta Sumo y que tuvo entre sus principales animadores a la banda australiana. Acá Original Sin, en esa versión en vivo del año 1985 (el video es un homenaje histórico, la calidad del audio no es buena).

Por esa misma época conocí una banda que me voló la cabeza. The Birthday Party, el grupo liderado por Nick Cave, que fuera un clásico exponente de la explosión creativa que siguió al punk rock. La banda tuvo una vida efímera y la fama de Nick Cave trascendió la de TBP. Recuerdo incluso, como es el rock de educativo, que fui a ver la peli “Las alas del deseo” simplemente porque sabía que aparecía Nick Cave. No tenía ni idea de quién era Wim Wenders. Un lindo hallazgo artístico. La música era diferente, con una potencia arrolladora, un caos rítmico que coqueteaba casi al borde del sinsentido. Aquí una pequeña muestra, con el tema A dead song.

A partir de allí, la década del 80, el rock australiano formó parte de la música que me acompañó hasta hoy. Bandas como Midnight Oil o Flash and the Pan comenzaron a sonar en la segunda mitad de la década del ochenta y principios de los noventa. Luego vinieron grupos como Divynils, sensualidad australiana ciento por ciento o solistas como la hermosa Kilye Minogue, que nos hizo bailar y nos dio un poco de alegría en ese tristísimo final del milenio.

El último hallazgo que hice del rock australiano, fue el de Courtney Barnett. Leí un posteo sobre ella, de un amigo, César Ceriani, colega antropólogo y que siempre fue una fuente inagotable de conocimientos, entre ellos, el musical. La busqué y rápidamente quedé atrapado en su rock and roll. Una bocanada de energía rockera, tan necesaria en estos tiempos que corren. (Cuando la opresión es grande, el rock’n’roll debe ser ensordecedor). Aunque últimamente, lo digo sin reproche, otros ritmos están aTrapando la escena. Volviendo a lo nuestro, lo de Courtney es directo como un cross a la mandíbula, con lo mejor de la historia rockera, pero al mismo tiempo con una actualidad contundente. Aquí les dejo algunos ejemplos: Nameless, Faceless (con una cita a Margaret Atwood) y Need a little time.

Nos queda, aún, una certeza en la manga. Este listado que presenté está basado en el sesgo de mi ignorancia, que es enorme; pero si los emergentes que conozco son de la calidad mencionada, vale la pena entonces buscar en la música australiana, seguro seguiremos encontrando artistas geniales.

Nota de último momento: la imagen que ilustra el texto, es la tapa de un libro que se llama “Long way to the top” (como una canción de Ac-Dc) de James Cockington y que son historias del rock australiano; habrá que buscarlo y leerlo.

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Diego Díaz Córdova
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