Husek: una película que no hay que perderse.

Kekena Corvalan
Sitio Leedor
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3 min readJan 13, 2022

Hay muchas razones por las cuales Husek, actualmente en cartel en el cine Gaumont de la ciudad de Buenos Aires, es una película que no hay que perderse. La primera, porque cuenta una historia que fortalece el compromiso federal y plurinacional, no con otros cines, sino con otras historias, otros relatos, otras voces, otras imágenes. Porque lo que propone, justamente, no son otros cines, sino un cine de los otrxs. Hoy más que nunca, con la proliferación de plataformas de streaming, existen abundantemente los otros cines, con lógicas centrales de un modo global de producir. Pero lo que escasea son oportunidades de ver cine con otras lógicas.

Está impecablemente bien contada, y no solo por la calidad técnica, sino por el hecho de que la mayor parte de su equipo está conformado por trabajadores locales, lo que refuerza la potencia de la imagen situada. Cuenta con la participación, en calidad de co autor del guión, de Osvaldo Villagra, quien fuera un escritor wichí perteneciente a la comunidad La Puntana. Que esté situada, y tenga como sujeto de estos relatos a personas de la propia comunidad, rompe la lógica extractivista de buena parte de la producción que objetualiza la vida indígena. Para mí esto, es que esté bien contada, aclaro. Creo que hay un cine que tiene un formato técnico obligatorio, globalizado, estereotipado, digerido y hecho suplemento dietario. Pero hay otras chances, más allá de eso estándar que ingerimos todas las noches antes de irnos a dormir y quizás para eso, que va más allá del formato unificador porque hace emerger otras maneras de hacer películas.

El tema de la película concierne a las tensiones entre la planificación de las polìticas del Estado y el modo de vivir de una comunidad cuya existencia no se alinea con ese modo de pensar lo público. Hay un territorio sobre el que el Estado busca intervenir para “mejorar” las condiciones de vida de un pueblo wichi, comunidad descendiente de una comunidad despojada de sus derechos y excluida de la posibilidad de la Historia en la construcción poscolonial del Estado Nación, post independentista y liberal, que abordan la cuestión indígena. Hacia allí va una joven arquitecta, venciendo todas las dificultades y desidias para llegar hasta allí, con los planos de un barrio para esa población.

Como en el caso de su primera película, Nosilatiaj La Belleza (2012), el trabajo de realización plantea otras maneras de narrar el tiempo, no solo porque existen distintos tiempos que la película imbrica, sino en especial por cómo poetiza el concepto mismo del tiempo, que está ligado en la propuesta al concepto de husek.

Nuevamente, la película es bilingüe. Es decir, ese compromiso plurinacional se expresa en la posibilidad de la doble lengua, que ya está en el título de la pelìcula. Esto último es sumamente político, porque los carteles/afiches ya tienen la palabra otra. Husek, Nosilatiaj… irrumpen en un listado de títulos de cine nacional sumando a esa minoría que desnaturaliza la idea de la única lengua nacional castellana.

La directora, Daniela Seggiaro (Salta, 1979), a quien entrevistamos especialmente, conforma una nueva mirada dentro del cine, con un recorrido donde su profesión como documentalista y su trabajo agrumando ficciones se entrecruzan todo el tiempo. Pero con dos detalles no menores.. Primero, la disolución de una autoría o una figura, la de directora, en un trabajo colectivo. Segundo, la impronta interseccional que hace que la lucha de género y la lucha por los territorios sea la misma, y las identificaciones todo el tiempo borren los límites y quede claro la misma matriz violenta de la agenda patriarcal y colonial. Es este perfil, justamente, el que vuelve a Daniela una directora imprescindible, cuyas pelis hay que ver y apoyar, en esta nueva generación de cine de las pibas, tan potente.

Vayan a ver Husek, háganme caso. Sigue esta semana, del 13 al 19 de enero, en la Sala Fernando Birri del cine INCAA Gaumont, a las 18:30. El valor de la entrada allí es de $90 (noventa pesos) y se pueden comprar en ventanilla con antelación, en el mismo cine, Av. Rivadavia 1635, ciudad de Buenos Aires.

Entonces:
Vean Husek, en cine en pantalla grande, que aún está, en los cines INCAA.
Y la anterior, Nosilatiaj, la Belleza, disponible en la plataforma de cine argentino cine.ar.
Lean la entrevista a Daniela, aquí.
Y celebremos siempre el cine otro, hecho por mujeres y disidencias.

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Kekena Corvalan
Sitio Leedor

Escritora, curadora y profesora feminista. Especialista en artes vitales, visuales, viajeras y domésticas. Ig @kekenacorvalan @nosotrasviajando @redtesoras