La hija oscura: o la muñeca robada

Alejandra Portela
Sitio Leedor
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3 min readJan 4, 2022

Hay un misterio que ya es vox populi detrás de la escritora napolitana de la novela La hija oscura Elena Ferrante (la novelista oscura): desde hace casi treinta años escribe en el anonimato bajo este seudónimo. Algo así como una Banksy de la literatura que desvela al periodismo y de la que, incluso, se duda su género. Ella alimenta un estilo de novela napolitana dedicada mayormente a las mujeres y con bastante éxito. En agosto del año pasado, publicó su último trabajo: La vida mentirosa de los adultos.

El azul y los colores del Mediterráneo brillan en la película versionada de la novela de Ferrante, dirigida por la debutante Maggie Gyllenhaal (actriz ya consagrada en Hollywood y hermana de Jake), que acaba de estrenar Netflix y se preestrenó en Venecia (ver la nota) donde ganó al mejor guión. No es por nada. Aunque la de la historia del film no es Nápoles ni una playa de la Italia costera, sino una isla griega donde se alquilan cabañas para vacaciones. Allí llega una mujer madura, profesora de literatura comparada, con su valija de libros y apuntes, Leda (la referencia al mito de Leda y el cisne aparece obligadamente). A esa escena de llegada le precede otra a partir de la cual se desarrolla un flashback: una mujer de blanco llega a la orilla del mar y se desvanece, momento al que volveremos.

La mujer madura, culta, que vive en Boston vacaciona sola en una playa griega, observa y pregunta, como cualquier turista, pero tambien se niega a correrse de su lugar en la arena cuando llega una familia numerosa. Una mujer que dice No. El clima luminoso se enrarece cuando Gyllenhaal decide colocar la fuerza de la narración en los rostros de sus actores, cosa en lo que hay una destreza poco habitual. ¿Qué piensa Nina (Dakota Johnson) de los gestos de Leda cuando no lo vemos pero esconde una muñeca en su bolso?. Nina es el nombre de la primera muñeca de Leda. Y el universo especular, o la identificación entre Nina y Leda comienza a hacerse evidente. También el grupo de personajes que tensan la linea de la historia: el joven Will y el personaje de Ed Harris, seductor setentón tambien funcionan como espejo en el juego de la posible seducción. Si en La hija oscura, esperamos la tragedia, la violencia, el desencanto, el abandono, la muerte, el guión logra suspenderse en un amenaza latente, como la piña que cae del pino y le lastima la espalda, o el timbre que suena en medio de la noche.

Leda recuerda a través de Nina y su pequeña hija la conflictiva relación con su propia hija 20 años atrás. En una de las primeras escenas parece que el mar se la ha tragado y su madre grita desesperadamente. Siempre late la amenaza.

La hija oscura tiene tinte de film internacionalizado, con actores ingleses y norteamericanos, libro italiano y locación griega. Logra ser inquietante, hasta perverso, por momentos excesivamente psicoanalítico, con cierto regodeo en el ida y vuelta en los tiempos. La Leda joven y la Leda mayor, en un juego de edades que no resulta cosa menor porque aquello que pasó en la juventud vuelve a aparecer en la madurez y resulta tan sutil pero tan potente a la vez que constituye un nudo narrativo vital, femenino, y por lo tanto inexplicable.

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Alejandra Portela
Sitio Leedor

Licenciada en Artes de la Universidad de Buenos Aires. Decana de la Facultad de Artes de UMSA. Directora de Leedor.com. Forma parte de Fundacion Cineteca Vida.