La Pilarcita, 10 años después.

Kekena Corvalan
Leedor
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3 min read6 days ago

Cuando el teatro está lleno de letra pero para nada literal, es más bien litoral, y nos encanta.

En el Camarín de las Musas, la magia sigue sucediendo. Todos los viernes hay doble función, a las 20 y a las 22. La sala está llena. Muchas mujeres, muchas amigas y parientas, de todas las edades. Así empieza la fiesta, reitero, que no es poca: poesía, humor, drama melodrama, dramaturgia y actuaciones de mil puntos.

La segunda obra que veo con el apellido Marull (en este caso, María), y ya me estoy volviendo una fundamentalista. Me encanta. Sentir el rito en el cuerpo, cierto calor que sale de la persona de al lado, en estas noches invernales de crueldad, reitero, la cuestión bien puede ser volver al teatro.

Referencias exquisitas, imaginarias y no tanto, para la progre que llevo dentro y que es adicta a la semiosis ilimitada: Horacio Quiroga y la Selva y la Cándida Eréndida. Vivir es poder cubrirlo todo de sentidos, aún y especialmente en tiempos donde todo se ha vuelto tan incomprensible. Mientras, la comparsa sigue y lo que me fascina es el cruce tan certero entre culto y popular, en una misma hora y media de narrar y narrar, desde el disparate también. Lo refinado puede ser comercial, lo popular se vuelve refinado, los productos de masas pueden ser radicales. Y eso es la cultura, o la aproximación a la abstracción “cultura” que más nos gusta: democratización del goce, porque la cultura está en el centro de la redsistencia, qué otra cosa es.

En tiempos en los cuales el concepto de comunidad y sus derivaciones (comunitario, común, comunismo), son tan atacadas por las políticas del gobierno nacional y lo mediático y judicial, aquí, allá y en todas partes, este teatro, con sus 10 años de dar y hacer funciones, conecta con eso que decimos de la cultura, que claro, queda tan atacada porque es sinónimo de comunidad.

Ya comenté en la nota sobre Lo que el río hace (reitero acá: súper recomendada obra de ambas, María y Paula Marull, que está actualmente en cartel), que todo lo específico del hecho teatral funciona maravillosamente aquí. Ahora, quizás puedo expresar un latir propio, más bien hacia el éxtasis. Me voy por eso con el éxtasis de una de las protagonistas en esa coreografía que despliega en mitad de la obra, que, les aseguro, ya vamos a incorporar en nuestras coreos de los campamentos.

A mirar teatro, a mirar a esta gente, a respirar juntes en todas las salas del país y del mundo. Respirar con, conspirar. La conspiración del goce nunca se detendrá.

Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, Capital Federal.

Ficha técnico artística
Dirección y autoría: María Marull.
Actuación: Pilar Boyle (Celina), Julia Catala (Selva), Mercedes Moltedo (Celeste) y Julián Rodriguez Rona (Hernán).
Vestuario: Jam Monti.
Escenografía: Jose Escobar, Alicia Leloutre.
Canciones: Julián Kartun (música) y María Marull (letra).
Fotografía: Sebastián Arpesella.
Diseño Gráfico: Natalia Milazzo.
Asistencia de Dirección: Alejandra D Elia
Prensa: Carolina Alfonso

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Kekena Corvalan
Leedor
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Escritora, curadora y profesora feminista. Especialista en artes vitales, visuales, viajeras y domésticas. Ig @kekenacorvalan @nosotrasviajando @redtesoras