La vida dormida: ópera prima de Natalia Labaké

Csaba Herke
Sitio Leedor
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4 min readSep 23, 2021

El cine, la literatura, el arte y también la política tienen una gran deuda con los años ´90. El supuesto fracaso del proyecto menemista, que desembocó en la crisis del 2000–2001 y la caída del gobierno de de la Alianza con de la Rua a la cabeza, es otra de esas tantas deudas que por su complejidad, o más bien por la propia idiosincrasia argentina se resisten a ser narradas. El camino que Puig traza en “Boquitas pintadas” es a posteriori casi inexplorado por los escritores nóveles, más alentados por la antinomia Borges –Cortázar. Los conflictos entre los grupos de Florida y Boedo quedaron para los historiadores de Arte.

Los ´90 transformaron el país. Más allá de los fraudes o de los dos atentados a la Embajada de Israel y la AMIA, todavía sin aclarar (que se presentan hoy más como producto y no como causa). Por primera vez hubo un gobierno que instalaba fáctica e ideológicamente, de modo descarnado, los ideales del libre mercado, la muerte de la ideología, el pragmatismo, la prestación de servicios vs. la producción de materia prima o commodities, la escuela pública o privada. Una época que por las condiciones internacionales de endeudamiento sistemático pudo mantener una supuesta bonanza.

En La vida dormida, la autora, nieta de los protagonistas, parece intentar mostrar desde un típico documental subjetivo la condición objetiva de sistemático silenciamiento de la voz (deseo) de la mujer. De cómo ésta está sometida a un régimen patriarcal (ella habla de linaje femenino y masculino) y a mi entender comete el error de asociarlo a un movimiento político particular y no a la realidad de las familias tradicionales sean de uno u otro signo. Dicho esto podemos pasar a lo otro.

Como todas las producciones nóveles de los últimos tiempos hay más sobreentendidos que certezas o afirmaciones. Una de las cosas más interesantes (a mi entender) es que la autora de este film, tiene a sus abuelos y familia que se está filmando permanentemente, con lo cual el propio film sucede como una consecuencia lógica. El resto es casi anecdótico y no se termina de entender quién es quién, por qué están donde están, como tampoco su valor narrativo.

La tía que aparece dormida, en un lugar de cuasi víctima, toma relevancia más por un problema epocal que producto de una construcción narrativa. El espectador le da importancia porque sabe que la directora es una mujer y supone que “algo tiene que ver “ su presencia, pero no, con el final no queda claro si es una persona que se aisló del mundo o la aislaron del mundo, si la vida dormida indica a esa persona que podría ser alguien con déficit cognitivo y no necesariamente producto del silenciamiento a la mujer. El rol secundario que tiene la mujer en esa familia es más producto de una mirada epocal que de la estructura narrativa que permita ver ese problema. Situaciones como la niña en el caballo casi obligada por el padre tiene el mismo problema, es una cuestión de sensibilidad de época sobre la imagen y no porque la imagen diga lo que se supone que debe decir o hay que asumir que son imágenes irrelevantes a los que me somete la autora de manera caprichosa.

Tampoco es claro, aunque podría elaborar ciertas hipótesis, qué quiere decir la autora sobre la política, si es una crítica, y si lo es a dónde quiere apuntar con esa crítica.

Al estar tan centrada en un problema de subjetividad, los eventos políticos que podrían ser documentos relevantes, se vuelven episodios de carácter irrelevante. El tráfico de armas, la explosión de Río Cuarto, los ataques a la Embajada y AMIA parecen no existir en la memoria, la prioridad de contar los problemas personales desdibujan la idea que esa familia es también parte de una sociedad. La escena de Menem y todos hombres, salvo una mujer, podría haber funcionado como claro ejemplo del patriarcado, incluso el discurso paternalista de la oradora en el meeting, de cierta construcción paternalista de la política partidaria, podría haber sido un gran documento, si hubiese sabido subrayar lo importante y no dejarlo a suposiciones del espectador.

El Viernes 8 de octubre se estrena en el Malba, Av. Pres. Figueroa Alcorta 3415, todos los viernes de octubre a las 19hs. Las entradas estarán en venta exclusivamente en la web del museo.

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