Los inoportunos,
o los enemigos están adentro

Csaba Herke
Leedor
Published in
3 min readDec 6, 2022

Hace un tiempo ya que en la Argentina, y más en los últimos años, hay una fuerte voluntad de descentralizar la hegemonía de CABA en cuanto polo de producción cinematográfica.

Incluso, la Escuela Nacional de Enseñanza Cinematográfica impulsó la creación de sedes regionales, cosa que no es caprichosa ni aislada; si se observa bien, en todas partes del mundo se está dando esta misma búsqueda de dar espacio a la diversidad de voces. Para dar un ejemplo, en EEUU, los filmes y series tienen acentos locales, o en India, los films están doblados en diferentes idiomas como el Tamil o el Indi.

Córdoba es una provincia argentina que en éste último tiempo nos está brindando producciones, todas nóveles. Es una alegría poder apreciar las identidades regionales a través de su arte. El problema radica cuando se pierde la oportunidad de mostrar lo que en realidad se tiene que mostrar: la particularidad, dicho de otro modo ¿Qué hace que un film cordobés sea cordobés?

¿Debemos subsumir todo producción, indistintamente bajo la denominación argentina, como lo fue alguna vez la de la industria Norteamericana? O ¿debe de ser éste un producto de estándar internacional, comercializable en la nueva pauta marcada por las distribuidoras de streaming?¿o el cine Argentino debe poder mantener y mostrar al mismo tiempo las diferencias y particularidades regionales o “dicho en criollo” federales?

Este no es un problema menor, es el problema que alguna vez encaró el regionalismo crítico con respecto a la voz totalitaria de la modernidad que a su vez fogoneó la revuelta postmoderna. Poner en valor teórico las cuestiones devenidas de la tensión entre la voluntad totalizadora del epicentro con la periferia y necesidad de conservar su identidad.

La historia está llena de múltiples ejemplos que muestran una y otra posición, incluso se puede llamar a una, pragmática, y a la otra, romántica. Hasta dónde se llega a disolver una identidad, incluso: ¿Se puede hacer cine que sea comercialmente exitoso fuera de las estructuras narrativas hegemónicas? ¿Qué significa exitoso?

Es cierto que hay culturas que hicieron de su rasgo identitatario un objeto comercial, (el K-pop, por ejemplo), pero es cierto también que para eso hubo políticas de estado, no sólo la voluntad de algún artista (ni siquiera de un grupo de artistas) no hace verano. El contexto creó las condiciones de posibilidad a las vanguardias, y no son las vanguardias las que crearon las condiciones de su existencia.

Es licito preguntar si toda obra, necesariamente, debe encarar estos problemas? A lo cual mi respuesta es sí. Toda obra encara estos problemas de manera más o menos consciente, más allá de la voluntad explicita del autor, y, si está explicitada; más que arte es ensayo, en el mejor de los casos.

Los inoportunos, con un agradable e ingenioso, aunque no novedoso, clip de inicio, es un film en el que no queda claro su objetivo; la historia avanza como un conjunto de gags que parecen más un ejercicio de guión de reescritura de algún film de Buster Keaton o Harold Lloyd, obviamente sin Keaton y sin la comedia física (slapstick); y tal como sus antecedentes, el leit motiv, finalmente, es encontrarse con la amada en una apoteosis que algunos podrían llamar postmoderna, pero que a mí me resuena a Wes Anderson.

Igual que en 7 perros (ver nota) la pregunta es la misma: ¿qué hace que una producción cordobesa sea interesante si nada de la idiosincrasia de Córdoba aparece en el film? Igual que un sum en arquitectura es igual en todas partes, éste film pudo haber sido realizado en cualquier lugar del mundo, lo que muestra la colonización epicéntrica, en todos los niveles de producción.

¿Es necesario esto? Sin caer en un romanticismo estéril o paralizante, me inclino a pensar en que falta sacudirse la modorra, la comodidad de la autocomplacencia, encontrar temas que hagan a lo regional, que muestren y den vitalidad a lo reclamado por el Federalismo. Buscar modelos de representación que se identifiquen con temas y problemas regionales, sin caer tampoco en localismos incomprensibles al querer ser contados desde una perspectiva internacional.

Un cine federal debería mostrar los diferentes niveles de conflicto (dialéctica) entre la periferia y el centro; entre el discurso hegemónico y lo alternativo, propuestas que me (espectador) enseñar “algo” sobre cada lugar, cada sociedad, en definitiva cada cosmogonía.

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