Netflix: Al borde
Las mujeres mayores de 40 son preferidas protagonistas en el mundo del entertainment global. Un fenómeno en el que, aunque más jóvenes, no deja afuera a las películas de superheroinas invencibles, tan de moda tambien. Las mujeres son protagonistas. Little Fires everywhere; Big Little lies series producidas y protagonizadas por Reese Whisterpoon son buen ejemplo, y de calidad. Todas tienen mucho en común, además de estas problemáticas etáreas, habitan la geografía de una California luminosa, y rica, aparentemente ajena a las terribilidades del mundo. Son, más bien, universos cerrados, con traumas individualistas y/o familiares: allí el éxito siempre es personal, la institucion escolar es central y el trabajo se presenta como el proveedor de riqueza y disputa.
No es muy distinta la serie de la que queremos hablar ahora. Estrenada en Netflix On the verge, traducida como Al borde, está escrita, producida, dirigida y protagonizada por otra mujer, la francesa Julie Delpy aquella famosa joven que con Ethan Hawke hizo pareja en la “trilogía before” de Richard Linklater. Alternada la dirección con Mathieu Demy (hijo de los admirados Agnes Varda y Jacques Demy). 12 capitulos de 30 minutos cada uno. Eficaces, divertidos e inteligentes.
En la ciudad de Los Angeles, una reconocida chef dueña de su restaurante, una mujer que tuvo tres hijos de tres hombres distintos y no se puede sostener economicamente, la hija de una millonaria, y una mujer afro de familia persa forman un grupo de cuatro amigas que lidian con su vida matrimonial, sus hijos, y su propia realización.
La centralidad que tiene el cruce cultural franco-estadounidense, evidentemente es autobiográfico (la propia Delpy reside y trabaja hace años en EEUU) a la vez que resultado del sistema de coproducción con Canal+, le da un aspecto diferente a la serie que no tiene un evento principal disparador (como las de Whisterpoon) sino más bien un fluir de situaciones que discurren por la escritura de un libro que combina recetas de cocina con cuestiones personales. Esto permite instalar la voz en over como estructuradora del relato, a la vez que darle un hilo conductor, aunque no tan rígido ni repetitivo.
Unos breves minutos con una situación de guerra (?) abren hacia un flashbak casi dos meses antes cuando comienza la escritura del libro: “cuando vio el agujero sintió que habia que cubrirlo o hacer de cuenta como si no existiera, porque temía que si el agujero se agrandaba demasiado, caería en la nada.. un gran ojete” Poesia y humor, música clásica y cuestiones de género, autosuficiencia y dependencia económica, emocional y una referencia leve a la pandemia inminente que sacudirá a todos. Hacia el final, aquella situacion de guerra se terminará de entender.
Mención aparte la introducción y el collage de fotografias, fragmentos de pinturas, de mujeres: ojos, piernas, madres, gritos, cabellos, pinups, nadadoras, gimnastas. Andan por ahi incluso, a encontrarla, los ojos de Eva Perón de la célebre foto de Pinélides Fusco.
