“Pranzalanz”, Christian Kupchik

Adriana Santa Cruz
Sitio Leedor
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3 min readMay 27, 2023

Lo mítico, lo extraño, el humor y las alusiones literarias se mezclan en los cuentos de Christian Kupchik. El libro –dividido en tres partes: I (Siete segundos antes del tiempo), II (Siete pasos después de las ciudades) y III. Finis terris (Desde el comienzo…)– nos recuerda Las ciudades invisibles de Italo Calvino y nos invita a escuchar las historias que suceden en espacios que mezclan realidad y ficción.

La primera parte tiene la atemporalidad del mito, y aparecen personajes como Ragnar y Freya –que nos trasportan a los relatos nórdicos– o Buda. Esta parte, además, se abre con la fundación de Pranzalanz, la que a su vez evoca al Macondo de Gabriel García Márquez. Hacia el final, esta evocación remite al tiempo cíclico de Cien años de soledad: todo termina donde comenzó, tal como señalan los epígrafes de la tercera parte. En la denominación de cada una de las partes, además, no solo se ve la circularidad, sino que también hay una referencia bíblica en la insistencia con el número siete.

No solo Calvino y García Márquez forman el entramado que sostiene los cuentos, sino también Jorge Luis Borges. En el caso del escritor argentino, su presencia se hace evidente en “Versiones de Malta”, un jardín de senderos que se bifurcan en distintas posibilidades que “son, en realidad infinitas”.

Los espacios donde transcurren los hechos están llenos de elementos fantásticos, no solo por la presencia de lo mitológico, sino también por una dimensión legendaria que subyace en todas las historias y que se revela en las descripciones de personajes o de lugares: un pintor que habita en el bolsillo de una mujer, una ciudad con solo dos calles perpendiculares, tres hombres que terminan formando un solo cuerpo, otros que enloquecen en una isla misteriosa, un taxi cuyo pasajero es la muerte.

Dentro de ese mapa que conforman los espacios de Pranzalanz, hay un lugar especial para Parque Chas, el barrio laberíntico de Buenos Aires, donde coexiste lo real con lo imaginario: “Lo cierto es que una simple mirada al catastro sirve como comprobación automática del caos […] Esas calles de nombres impenetrables, reinos enigmáticos, insondables […] esas calles sin esquinas ni identidad […]”. En consecuencia, Parque Chas es imposible de comprender en su totalidad, como pasa con el resto de los espacios que recorre el libro, y todos se transforman en una imagen del mundo, un microcosmos que cifra el macrocosmos, también con reminiscencias borgeanas.

En la solapa de sus libros, la editorial Dualidad nos trae siempre una frase de su autor. Dice Cristian Kupchik: “Escribir, como viajar, es omitir. Apenas un azar nos lleva a una orilla y dejamos otra atrás”. Leer también es un viaje y en este caso es, sin dudas, muy recomendable.

Christian Kupchik, Pranzalanz, Dualidad, 2022, 192 págs.

Christian Kupchik nació en Buenos Aires y vivió en varios países. Trabajó como periodista cultural para diversos medios y tradujo obras del sueco, noruego, francés, inglés y portugués. Publicó libros de poesía, de relatos, de entrevistas y literatura de viajes. Actualmente está a cargo del sello Leteo edito.

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Adriana Santa Cruz
Sitio Leedor

Profesora y Licenciada en Letras, redactora y gestora cultural