Prilidiano Pueyrredón en la construcción de un arte argentino.
El 23 de noviembre pasado, el Museo Nacional de Bellas Artes inauguró “Prilidiano Pueyrredón, un pintor en los orígenes del arte argentino” una muestra excepcional sobre la obra de un artista testigo de un tiempo, el suyo, el del crecimiento de nuestro país como nación, de nuestras instituciones como cultura, del arte como representación y documentación estética de esos días y como objeto de estudio y aprendizaje. Mas de 40 obras dan cuenta de su lugar en la sociedad con retratos famosos como el de Manuelita Rosas o con pinturas testimoniales del campo, de las costas bonaerenses o de costumbres gauchescas.
Es que Prilidiano Pueyrredón, hijo de Juan Martín de Pueyrredón quien participara de las luchas por la independencia, estuvo en contacto con personajes que serían reconocidos por la historia y con escenas que representan los orígenes y costumbres de un país en sus comienzos. Creo que esta mirada que es la del MNBA, nos permite reflexionar sobre quiénes somos y de donde procedemos. No pudiendo negar el lazo a la herencia europea que mira tanto desde adentro de los espacios de poder dominante así como también mira desde afuera como con asombro las escenas que iban formando la argentinidad.
Pueyrredon, tuvo acceso a viajes y a estudios. En Europa estudio arte y se perfeccionó, trayendo sus aprendizajes y conocimientos a la argentina e instalando una mirada o sistema para entender y apreciar el arte como tantos otros sistemas que al día de hoy siguen llegando de afuera.
En aquel entonces, se instalaba un sistema único por exclusión, por predominancia y por excelencia.
La exposición cuenta con 5 ejes temáticos, “Costumbrismo y tradición”, “Un pintor profesional”, “Los retratos y el círculo del artista”, “Viajes, América y el Grand Tour europeo” y “La costa y las afueras de la ciudad”. Cada eje anuncia su alcance y explica las obras que incluye. Resulta emocionante encontrarnos no solo con imágenes bella y técnicamente logradas, también con obras que nos acompañaron desde los estudios primarios en adelante y todavía hoy nos permiten conmovernos al reconocer la Argentina de entonces en relación a la hoy en la naturaleza, en los paisajes o en las orillas del Rio de la Plata.
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Dentro de la muestra, una sala contextualiza en el tiempo la pintura de Pueyrredón con tres otras pinturas, de Schiaffino, Della Valle y De La Cárcova que formaron la generación del 80 consolidando las instituciones de arte.
A fines del S.XIX se fundó el Museo Nacional de Bellas Artes, la Sociedad Estímulo de Bellas Artes y los Salones del Ateneo. Educaron el gusto del público pues se habían formado en Francia e Italia y los temas que abordaron muchas veces a contramano de los ideales políticos, reflejaron en gran formato el sentido de belleza con desnudos femeninos, la realidad económica en crisis con escenas de pobreza o la conquista del desierto todas con claros contenidos ideológicos.
La obra de Prilidiano Pueyrredón despliega los orígenes de nuestra identidad como país. En ese sentido del testimonio y representación, Argentina se hace inmensa en el tiempo aumentando nuestro sentido de pertenencia desde el presente hacia el pasado como bien común.
Una exhibición de gran interés curada por María Florencia Galesio, Patricia V. Corsani y Paola Melgarejo, se puede visitar en el Museo Nacional de Bellas Artes hasta el 25 de febrero de 2024.