BAFICI2022: Proyecto fantasma de Roberto Doberis
El título es bueno, invita a pensar en términos complejidad. También parece un buen título de alguna compañía de streaming, cosa que la película finalmente no cumple.
En términos narrativos, además de la dificultad idiomática (debería tener un subtitulado en castellano neutro), la superposición de temas sin límite de continuidad vuelve complicado (para el espectador) construir ese entramado mental, que permite entender el film más allá de lo obvio sobre los primeros pasos en la vida de un adolescente LGBTIQ+, de tránsito hacia la madurez.
Se presupone, con los conflictos que ha vivido Chile, que el mundo LGBTIQ+ ha tenido un derrotero complicado, de lo cual nada se ve o se siente en el film que es más, un monótono transcurrir de situaciones que a cualquier adolescente finalmente más o menos acomodado le suceden. Van y vienen sus amigues; sus primeros amores; un perro que acapara el protagonismo por momentos; la seducción, el erotismo y autoerotismo, cosas que son pan de cada día en el mundo y no necesariamente en uno particular; el problema de cómo trasladar lo particular a una obra es hoy un problema que se acrecienta.
Un supuesto fantasma, parecería dar algún tipo de “costura” al film. Un sacón tejido, transporte del fantasma erótico, olvidado primero en una casa, va pasando de mano en mano, sin terminar de quedar claro de dónde viene y a donde va, parece más una ocurrencia surrealista (con todos los connotados) que una presencia que brinda, aunque sea, algún saber oculto.
Otra cosa llamativa que parece estar a la carte es la textura plana de la fotografía, que ya es marca del otro autor coterráneo, Pablo Larraín.
Una cosa en la que mete la mano el film, pero que queda suspendida (como casi todo) en el aire, son los talleres que usan la técnica de constelación. No queda claro si el autor los considera un grupo de estafadores o no, si se ríe de ellos o no. Y, finalmente, lo importante que es la relación de los futuros amantes queda en los márgenes como un agregado que sólo le permite al autor cerrar la historia.
Si no estuvièsemos en el marco de un festival, habría mucho que pensar de ciertas elecciones para el título tales como el término proyecto, o el significado del fantasma, también las relaciones entre lo interior y lo exterior, en términos de hábitat y sujeto son dignas de pensar. Como todas estas producciones, están más vueltas sobre sí mismas que volcadas hacia una exterioridad; sin pensar que como dice Byung-Chul Han[1], citando a Scarry: “En presencia de lo Bello, el sujeto se retira, dejando espacio para el otro”.
[1] Byung-Chul Han, la salvación de lo bello, pg. 87
