Roma se despide de Rafael con un homenaje excepcional

Cristina Taquini
Sitio Leedor
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3 min readAug 25, 2020

La muestra que lo homenajeó quedará abierta las 24 horas del día hasta el cierre definitivo el 30 de agosto.

Fedra

Las puertas de las Escuderias del Quirinale permanecerán abiertas las 24 horas del día hasta el domingo 30 de agosto para permitir a romanos, italianos de toda la península y a un puñado de europeos que se animaron a desafiar la pandemia despedirse de Rafael.

Así es como llegó a su fin la muestra que celebró en Roma al artista más amado por sus contemporáneos en el Renacimiento y que a su prematura muerte, con sólo 37 años, dejó una infinidad de cuentas pendientes con esta ciudad y con el Papa Leon X- hijo de Lorenzo el Magnifico- a quien le había prometido restaurar los monumentos de la antigüedad clásica para mayor gloria de los Medicis y del papado.

A los privilegiados visitantes que en pequeños grupos de ocho pudimos visitarla al son de una campanilla que anunciaba el momento en el cual entrar y salir de cada sala se nos anunció anticipadamente que en total tendríamos una hora y 10 minutos para recorrerla.

Ni poco ni mucho según los intereses pero quienes esperaban quedarse embelesados frente a la Fornarina en religiosa contemplación tuvieron que dedicarle el mismo tiempo que a otras obras menos conocidas y menos apetecibles para el gran píblico, llegadas de generosos museos de Polonia, colecciones privadas y por supuesto de la riquísima colección de diseños de la corona británica.

La Galería de los Uffizi de Florencia sostuvo estoicamente la parte del león ya que prestó la celebre “Velada”, el retrato de papa Giulio II della Rovere, varias Madonnas del periodo florentino del “urbinate”, dibujos y calcos, no sin algunas polémicas que revivieron la nunca superada rivalidad renacentista entre Roma y Florencia, entre los papas romanos y los Medicis.

Entre las maravillas que se pudieron ver en estas salas están los cuadernos de dibujo del joven Giulio Romano, mano derecha de Rafael en sus recorridos por los foros romanos con brújula y compás en la mano para diseñar el proyecto de dar nueva vida a los restos arqueológicos prometidos al Papa Medici.

Es así como en estas salas en las que las nuevas reglas del covid 19 nos regalan tiempo suplementario, se puede entrar en la pasión de Rafael por el clasicismo, los calcos de yeso, sus lecturas apasionadas de los autores clásicos y observar con renovado interés el retrato de Tommaso Inghirami, un actor al que representa vestido de cardenal y con su sobrenombre escénico “Fedra”, el personaje que mejor representaba en los escenarios de la época.

El retrato es sorprendente, una sólida cabeza muy florentina -muchos de sus retratos tienen esta característica- con ojos estrábicos que miran al cielo, una estratagema tal vez para minimizar el defecto. Lo cierto es que uno mira una y otra vez este retrato que poco tiene que ver con lo que había aprendido en el taller del Perugino y se aleja con dificultad cuando suena la campanilla.

Quienes quieran visitar a “Fedra” -y que lo permita el Covid quizás en el 2021- lo podrán hacer siempre en las maravillosas Galería de los Uffizi de Florencia donde muy excepcionalmente deja su lugar de honor, junto a la Velada.

La última sala de la muestra es un don para los visitantes que subieron la escalera helicoidal que lleva a ese paraíso.

Ahí está el autorretrato de Rafael joven, intenso y también imborrable imagen de un artista para el que naturalmente faltan los adjetivos pero sobran las emociones.

Todo esto nos regaló Roma para celebrar al “divino fanciullo” y una tremendas ganas de que el tiempo vuelva para atrás y que en lugar de procesiones fúnebres y retratos agonizantes que acompañan la muestra se vea la inmensa obra que hubiera podido realizar.

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