Selva Almada y Daniela Alcívar Bellolio: qué significa ser una escritora periférica

María Paula Micucci
Sitio Leedor
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4 min readApr 30, 2021

El martes 27 de abril, tuvimos el placer de escuchar un diálogo entre Selva Almada (1973) y Daniela Alcívar Bellolio (1982) similar a un ping pong de palabras, ideas y sensaciones. La virtualidad impulsada por la pandemia nos permite transitar espacios que antes nos eran vedados, un abanico de propuestas están en nuestra pantalla. Esta vez, fueron las librería Waldhunter y Salvaje Federal, las promotoras de un encuentro sobre literatura dedicado a hablar de las escrituras en emergencia, especialmente, las periféricas. Aunque con la virtualidad nos quedemos con el libro sin firmar y nos falta la imagen completa de las personalidades que tenemos delante, sus voces son capaces de traspasar nuestros parlantes para resonar con la sensibilidad propia de cada una.

Selva Almada es una escritora Argentina, nacida en Entre Ríos, su obra notable es la trilogía de varones compuesta por El viento que arrasa (2012), Ladrilleros (2013) y No es un río (2020), además, lidera junto a sus socias Salvaje Federal, una librería virtual orientada a visibilizar las literaturas de las distintas regiones de nuestro país. Daniela Alcívar Bellolio es una escritora y crítica literaria ecuatoriana; durante algunos años vivió en Buenos Aires, uno de los espacios que transita la protagonista de su novela Siberia (2018), la cual le valió el reconocimiento internacional como escritora.

Selva Almada

El eje de la charla fue el tema de la periferia que ambas coincidieron en definir no como una cuestión que acata una división regional o geográfica entre centros culturales privilegiados y comunidades pertenecientes al margen, sino signada con un tipo de escritura que no respeta los estándares, que no busca asemejarse en forma y estilo a otros para pertenecer. Se trata de una perspectiva importante de comprender, ya que puede haber escritores que produzcan su obra alejados de las urbes y, sin embargo, seguir las normas y estructuras vigentes como la única forma válida de convertirse en un buen escritor. Asimismo, escritoras o escritores que escriben desde una gran ciudad pueden tomarse atribuciones que no necesariamente les suponga un éxito editorial, pero sí son capaces de escribir desde sus subjetividades y de romper con los estándares para surcar cuestionamientos nuevos y es allí donde la literatura se renueva, se retroalimenta y se convierte en un sistema complejo en constante desplazamiento.

El espacio de las escritoras se mantuvo invisibilizado hasta las últimas décadas, es ahora cuando empezamos a conocer representantes mujeres de la historia que llegan al presente a través de las distintas reivindicaciones que están operando desde la llegada de los feminismos. Se ha establecido el cuestionamiento por la reducida o casi nula variedad de nombres de mujeres escritoras reconocidas durante el siglo XX y bajo qué sesgos estuvieron signadas las que pudieron circular. Quiénes podían escribir y qué podían escribir, qué literaturas importaban y quienes lo decidían.

Tanto Selva como Daniela coinciden en que la literatura escrita por mujeres ha significado un giro en el curso de la historia. No ha sido sino Norah Lange con sus Cuadernos de infancia (1957) quien ha permitido la escritura del yo, la autobiografía de un sujeto que es un ciudadano común, un género literario que aún no está bien visto, según palabras de Selva Almada. Asimismo, para Daniela Alcívar Bellolio, fue tardíamente en su carrera cuando comenzó a leer mujeres y fue a través de ellas que descubrió un mundo narrativo que la atraía y en el cuál se sentía representada, esto no tiene que ver puntualmente por quién narra, sino por cómo se narra; fue Clarece Lispector (1920–1977) una de las escritoras que más la impresionó y la hizo preguntarse por otras literaturas posibles, capaces de movilizarla internamente, también, de la mano de Gabriela Ponce (1977) y su propuesta de lo antiético y trabajo con lo periférico.

Daniela Alcívar Bellolio

Ante la pregunta de un oyente sobre el boom de mujeres en la literatura latinoamericana, Selva Almada discierne de la idea de ver el éxito de ellas en una línea directa con el mercado como lo fue el conocido “Boom latinoamericano” de los´60, liderado pura y exclusivamente por hombres, y sitúa el punto clave en la calidad de la literatura. De esta manera, expresa que es cierto que hay una tendencia de las editoriales a publicar mujeres, aprovechando comercialmente el auge de las corrientes feministas, pero ello no significa que lo que se esté publicando sea literatura de recambio y sin valor sociocultural. No se trata de una temática específica que estén trabajando las escritoras, sino que existe una pluralidad de textos donde hay búsquedas diferentes, puntos de vista, trabajo en la forma y los recursos.

A modo de cierre destacamos coincidencias en los discursos que sintetiza el encuentro, ambas escritoras consideran que la literatura periférica es una mirada otra que se expresa a través de un lenguaje que está construido como una búsqueda en sí, es la forma de narrar lo que cambia el foco o revela nociones que antes se encontraban en la frontera de lo decible. Otra de sus coincidencias es que no se trata de temas y personajes sino que ellos vienen a partir de un trabajo de escritura que se asemeja a un organismo complejo del que surgen ideas que luego se convierten en relatos.

Por último, con la mediación de Brenda Algozino hubo un especial agradecimiento a las librerías Salvaje Federal y Waldhuter por la promoción del espacio y se invitó a conocer ambos sitios, mensaje que reproducimos aquí para seguir construyendo una cultura de la diversidad y movimiento, para promover la creación de espacios de intercambio y permitir la circulación de la cultura con sus variedades y complejidades.

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María Paula Micucci
Sitio Leedor

Licenciada en Letras Modernas y Correctora Literaria por la UNC. Escribo en @sitioleedor. Traductora, periodista cultural, tallerista IG: @airlavell