Sentido unipersonal sobre la violencia de género

Ezequiel Obregón
Sitio Leedor
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4 min readJul 19, 2022

Los domingos a las 16:00 puede verse en el CELCIT la obra La mudita, con dramaturgia, dirección y actuación de Irina Alonso. Se trata de un sentido unipersonal biodramático sobre su tía, Inés Bianco.

Mucho antes de que la violencia de género estuviera –con toda justicia- en agenda, fueron millones las mujeres en todo el mundo las que sufrieron en soledad sus historias plagadas de necesidades, humillaciones y maltratos. Esas historias atravesaron generaciones y, de algún modo, sirvieron para instalar nuevas formas de pensar, de sentir y de valorar la vida de esposas, madres, compañeras, hermanas, hijas, tías, amigas y abuelas que no pudieron vivir en plenitud. En La mudita, la actriz Irina Alonso recupera la historia de su tía, a la que homenajea cada fin de semana.

¿Cuándo tomaste conocimiento y dimensión de la historia de tu tía?

La historia de mi tía abuela la conocí a mis 10 u 11 años, pero fue una historia escuchada en secreto, mi abuela la “filtró”, aclarándome que de esto no había que hablar. A mis 12 años mi tía abuela falleció y la historia fue quedando en el olvido. Ya en los últimos años, en estos últimos años te diría, a la luz de toda la revisión que las mujeres estamos haciendo sobre los modelos femeninos que nos antecedieron, fui tomando conciencia cabal de la barbaridad de esa naturalización, de ese silencio.

¿En qué momento viste en esa vida tan sufrida materia para el escenario?

El año pasado, en plena reclusión pandémica, comencé a escribir un unipersonal, que tenía como punto de partida algunos poemas de César Vallejo. Impensadamente se me cruzó la historia de mi tía, vino hacia mí de manera muy contundente, como una historia a la que había que ponerle voz y cuerpo. El trabajo en principio intentaba combinar las dos fuentes (la historia de mi tía con algunos poemas de Vallejo) y en el proceso de escritura los poemas fueron ocupando cada vez menos lugar, hasta que fueron totalmente desplazados en la versión final. Eran mundos muy lejanos, casi opuestos, pero creo que algo de esa extrema compasión vallejiana está de alguna manera presente en la obra.

En la obra se revisa de manera muy orgánica (sin bajadas de línea) aspectos hoy muy debatidos como lo son la violencia de género, pero otros más “simbólicos” como el ámbito doméstico asociados históricamente al universo femenino. ¿Qué zonas de riesgo sentís que tenía esta historia al pasar a texto?

Tenía claro que en el mundo de la tía Inés había suficientes contrastes: una mujer refugiada en los pocos lugares de refugio que una mujer desprotegida podía encontrar en las décadas pasadas. Me refiero a un trabajo posible para las mujeres que no accedían a una formación superior (muchas veces ni siquiera terminaban el secundario); el universo de la peluquería como un escenario que, si bien multiplica un modelo de lo femenino, muchas veces ha sido lugar de reunión y confesión -y por qué no- de contención de mujeres a cargo de otras mujeres. Y también quería hablar de los ideales de belleza, como fuerzas sofocantes que actúan sobre la mujer, pero en forma paradójica, ya que para el personaje funciona como una manera de ganarse la vida, como su pequeño universo protegido.

¿Tiene esta obra un sentido catártico para vos? ¿Por qué?

Para mí tiene un sentido amoroso, de homenaje a mi tía abuela, que padeció en absoluto silencio y junto con ella a tantas otras mujeres, que siendo víctimas han creído cargar con la vergüenza de los actos ajenos.

¿Cómo fue el proceso de ensayos?

Como la obra la escribí ya pensando en actuarla, cuando empecé a ensayar sentía que ya tenía gran parte del trabajo actoral realizado. En principio yo iba a ser mi propia directora, pero cuando empecé a ponerle el cuerpo sentí que necesitaba una mirada otra. Entonces le pedí a Pablo Caramelo (que es mi pareja hace 28 años, además de un actor, director y poeta admirable) que estuviera a cargo de la dirección actoral, y yo mantuve la dirección general, la concepción de la puesta, los criterios escenográficos, etc. Trabajar con Pablo fue de las mejores experiencias que tuve en mi vida de actriz, él me conoce y tiene una sensibilidad única, sin él no hubiera logrado el resultado que logré. Me acompañó de una manera muy amorosa, y a la vez con un fuerte criterio de lo que teníamos que encontrar.

¿Cómo es la recepción de la obra?

Esa es la mejor parte: el público se emociona y mucho, lo veo en los rostros durante el aplauso, lo leo en los comentarios que la gente escribe en Alternativa Teatral, en mensajes que me llegan por las redes de mucha gente que no conozco…. El público se emociona, pero muchas veces esa emoción llega luego de momentos de risa. El humor está siempre, está en la vida, se nos mete incluso entre medio de las situaciones más desgraciadas.

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Ezequiel Obregón
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Escribo sobre cine, teatro y literatura. Cuenta de Medium para Leedor.