Siempre habrá un mañana, de Paola Cortellesi

Alejandra Portela
Sitio Leedor
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3 min readJul 7, 2024

Abrir las ventanas a nuevos soles / bienvenido a un soplo de aire fresco”,

canta Fiorella Bini en la canción del comienzo, mientras Delia abre los postigos de esa casa ubicada por debajo del nivel de una calle romana.

Acaba de ser abofeteada por su marido por sólo decir buen día, pero el film en riguroso blanco y negro, y también desde el comienzo, se distancia de ese acto terrible y entra en un tono de musical coreografiado que coquetea con la comedia, pero sin grotesco.

La Opera prima de Paola Cortellesi, actriz de la serie Petra o de comedias raramente estrenadas en Argentina, como Come un gato in Tangenziale (2021) o Figli (2020), viene de romper la taquilla en su país. En abril pasado formó parte de la Semana de Cine Italiano en Buenos Aires y pocos días después se estrenó en salas en un momento muy dificil para la asistencia de público en general.

C´e ancora domani, traducida como Siempre habra un mañana o Siempre quedará un mañana está ambientada en la Roma de los años de postguerra, en un momento preciso que el espectador conocerá más adelante.

La estética del blanco y negro, los travellings rectos que siguen a Delia por la calle, la familia como eje nodular, la discriminación de la mujer no por clase sino por condición, hacen recordar lejanamente a la mexicana Roma (Alfonso Cuarón, 2018) y en ese sentido parece camino seguro. El guión de Cortellesi avanza con seguridad y firmeza retratando esa ciudad ocupada ahora por los norteamericanos. La patrulla asentada en una de sus calles y el soldado negro que insiste en ayudarla cuando ve las marcas de los golpes, forman parte dentro de la estructura narrativa del mecanismo de relojería que propone la historia. Como el compromiso de Marcella, su hija mayor, sumida también en la pobreza cuya unica puerta de salida es el matrimonio. Delia no puede hacer mucho para liberarse del yugo de esa violencia masculina, salvo que su salida sea personal, yla duda por irse con el hombre que ama como en Los puentes de Madison. Pero ¿y si el mañana es otra cosa? ¿Si se trata de reinterpretar el futuro más allá de lo personal, lo amoroso, fuera de todo lo que instaló históricamente el cine institucional o la moral clásica? No hay neorrealismo aquí, lo aclaro porque parece cita obligada de una crítica perezosa e inerte que ve en todo lo italiano referencia a ese momento ancestral del cine italiano. No lo hay, y basta ver la fotografia que ilustra esta nota: con ese encuadre en picado diagonal ciertamente extraño. La mirada femenina sobre esa historia de sumisión y violencia hacia la mujer tiene un camino que dirige hacia un lugar insospechado, bien contextualizado en la actualidad de la Italia de Meloni y en este mundo de hoy.

La afirmacion también valdría como pregunta: ¿siempre quedará un mañana cuando hay desesperación? Es ahi cuando el titulo vuelve a rearfirmarse como certeza. Sí, efectivamente, siempre habrá un mañana, como El sol del porvenir, del gran Moretti, o la idea bien italiana de la memoria futura, que me enseñó un amiga genial.

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Alejandra Portela
Sitio Leedor

Licenciada en Artes de la Universidad de Buenos Aires. Decana de la Facultad de Artes de UMSA. Directora de Leedor.com. Forma parte de Fundacion Cineteca Vida.