Simone, la mujer del siglo, de Olivier Dahan

Marcela Barbaro
Sitio Leedor
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3 min readOct 12, 2023

Simone, la mujer del siglo dirigida por el director francés Olivier Dahan reconstruye la vida y trayectoria de Simone Viel (1927–2017), ícono de la política francesa y una excelsa luchadora por los derechos de las mujeres, completa la trilogía que comenzó con La vida en rose (2007) sobre la cantante Edith Piaf y Grace de Mónaco (2014) acerca de la princesa Grace Kelly.

¿Desde dónde narrar la historia de una mujer que marcó la historia de su país y vivenció las atrocidades del siglo XX?

Recordemos que Simone Viel nació en el seno de una familia judía atravesada por el horror de los campos de concentración de Auschwitz, del que pudo sobrevivir. Esa experiencia traumática forjó su lucha por la pacificación de Europa y el reparo a las injusticias sociales. Fue magistrada, cuando ninguna mujer lo era; mejoró las condiciones de vida de las cárceles; impulsó la despenalización del aborto en 1972 enfrentando al patriarcado político conservador; ascendió a ministra de salud y logró finalmente, ser la primera presidenta del parlamento Europeo.

La nueva biopic se estructura en base a las memorias que escribe y relata en off la protagonista durante su vejez. Dahan, con experiencia suficiente en los relatos biográficos, recurre a la fluidez aleatoria de los recuerdos a través de saltos temporales que, sin responder al orden cronológico lineal, le permiten enaltecer su figura. La sucesión de escenas reconstruye momentos trascendentes de su vida: la infancia, la relación con su madre y su hermana, la guerra, el genocidio, el amor, los hijos, las pérdidas, la abogacía y la política.

El cuidado compositivo de las imágenes y la impecable reconstrucción de época le imprimen un tono nostálgico y grandilocuente a una superproducción que escapa de las sutilezas y matices necesarias en todo relato. En su lugar, el realizador profundiza de lleno en el pasado que habita Simone e hizo de ella lo que fue.

Bajo esa premisa, el retrato épico se focalizó en narrar con detalle y minuciosidad -no exenta de golpes bajos- las vivencias dentro del campo de concentración y los horrores del nazismo. Las atrocidades de la guerra, abordadas en un sin fin de películas, les restó mayor visibilidad a los logros alcanzados por Simone luego de sobrevivir y dedicarse con tenacidad a mejorar la calidad de vida de hombres y mujeres a los que otorgó derechos. Enfatizar el drama y mostrar el lado más tortuoso e íntimo de la protagonista, como hizo con Piaf en La vida en rose, desluce y resta atención a una propuesta ambiciosa y recargada de información.

Las distintas etapas de su vida fueron interpretadas por Elsa Zylberstein, impulsora del proyecto desde el inicio y admiradora de Viel, quien se ocupó de su etapa de madurez; y Rebecca Marder se puso en la piel de la joven Simone junto a Élodie Bouchez, Judith Chemla y Olivier Gourmet, que completan el elenco.

Intensa, emotiva y reflexiva, el acierto de la película, más allá de los equívocos formales mencionados y de una duración cercana a las dos horas y media, es revindicar — en medio de las guerras que se libran en la actualidad- a una mujer que bregó por la paz, el diálogo y la igualdad. Alguien capaz de transformar el miedo en lucha y las marcas del totalitarismo en memoria.

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Marcela Barbaro
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Lic. en Relaciones Públicas. Crítica de cine. Profesora de Historia del cine. Escritora