“Sobre las nubes”, entrevistamos a su directora, María Aparicio, en el 37 Festival de Mar del Plata

Kekena Corvalan
Sitio Leedor
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7 min readNov 7, 2022

Con muchas menos directoras mujeres de las que debería haber, una vez más, esta edición 37 del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata nos trae la última película de María Aparicio (Córdoba, 1992), Sobre las nubes, pieza que narra las historias de 5 personajes: Ramiro, Hernán, Lucía, Nora y Juana, en relación al mundo del trabajo y a la experiencia del tiempo. A estos cinco, encarnados por Eva Bianco, Pablo Limarzi, Malena León, Leandro García Ponzo y Juana Oviedo, le podemos agregar un sexto: el centro de la ciudad de Córdoba, donde emergen sin dudas otros personajes que constelan el giro de estos años.

Kekena Corvalán: la película es sumamente poética, y justamente por ello, sumamente política, porque toca el tema del trabajo, pero también de la soledad y el tema de las ciudades como lugares despiadados de soledad y encuentro. Me gusta la inflexión micropolítica que tiene, cómo se resiste desde los pequeños gestos…

María Aparicio: me gusta mucho que lo digas, porque para mí justamente hay algo de lo político en el orden de lo cotidiano, muy menospreciado, como si la única manera de hacer política tuviera que ser a partir de la declaración, del grito. Por supuesto que la rabia es necesaria, y ocupa un lugar fundamental en la acción política. Pero hay también un gran universo que tiene que ver con el mano a mano, del ser humano con el ser humano, que a mí me resulta muy fundamental, que todos tenemos a disposición. Cómo tratamos a las personas que tenemos cerca, con las que nos cruzamos, eso es una declaración política. La película tiene una intención de detenerse en esos detalles.

KC: Vos hiciste referencia en la presentación de la película al cine clásico, y eso se nota en el tratamiento del film. También mencionaste cómo en estos cuatro años que te llevó hacer la película te volviste cinéfila. ¿Qué del cine clásico tomaste para esta película?

MA: Para mí hay algo clave del cine clásico que es la emocionalidad, que está muy presente en el cine norteamericano, pero también en Renoir y Ozu. Hay algo de la emocionalidad que para mí tiene el cine clásico narrativo, popular digamos, que es muy importante encontrarlo en las películas que veo. Esas son las películas que me fascinan. Las que tienen que ver con sentimientos, con cuestiones humanas muy profundas. Yo a veces siento que una parte del cine contemporáneo se maneja en su registro con cierta frialdad, en búsquedas formales, sin ese nervio del sentimiento que es más difícil de encontrar. Y hay algo muy importante vinculado a lo popular. Yo quería que la película le gustara a la gente que participó en la película, más allá de pensar en festivales. Pensar en el cine popular sin necesariamente renunciar a la exploración formal. Hay una idea de que el cine popular renuncia a tener indagaciones en lo formal. Y una idea de que el cine independiente tiene que llegar poco a lo popular, como si fuese solo potestad del cine gigante o del cine mainstream alcanzar públicos masivos. A mi me fascinaria hacer una película que la vea todo el mundo y genere sentimientos en cualquiera que pueda verla.

KC: eso es lo político que tiene la película, quizás, y yo lo traduzco en el tinte, y esto es un valor sin dudas de tu cine, melodramático. Vos querés que al personaje le vaya bien, pegue un trabajo, sea feliz. Eso es político, insisto, tu película es muy política.

MA: Si si, me gusta que lo menciones, y me gustaría seguir pensándolo en otras películas. Es así, gracias por encontrar y valorar el tinte melodramático. Es gracias también al cine clásico. Yo soy muy cinéfila. Yo veo de todo. Córdoba es una ciudad muy cinéfila. Yo vivo a la vuelta de una sala que es muy importante para nosotros, que es la del Cine Hugo del Carril, y formo parte del cine club La Quimera, uno de los más cines más antiguos de Córdoba. Hay mucha actividad, la programación, la escritura, la revista especializada La Vida Útil donde escriben editores de mis películas… Esa revista surge de un cineclub que se llamaba Cinéfilos. El Hugo del Carril es un núcleo muy fuerte. Ahí, a partir de hacer mi primera película (Las Calles, 2016), tuve la enorme fortuna de rodearme de amigos que programan, escriben, piensan las películas desde hace muchisimos años y pude trasladar el amor por las películas a una práctica muy cotidiana del hacer. Hay un movimiento que para mi fue fundamental, aprender de todos ellos. Estoy todo el tiempo pensando en el cine y aprendiendo de todas las formas de cine, y estoy muy agradecida a mis amigos cinéfilos con quienes terminé de comprender por qué hacer películas. Cuál es el sentido del cine en relación al mundo, cómo puede ser el cine una manera de entregarle a los otros algo.

KC: ¿Te sentís feminista? Y en relación a esto, qué artistas/cineastas mujeres referenciás?

MA: Por supuesto que me siento feminista, y me pasa algo parecido con la cinefilia. Jamás en la vida podría decir que no me considero feminista. Sin embargo el aprendizaje que todas tuvimos alrededor de la visibilización del feminismo en los últimos años, por supuesto que es un antes y un después, pero no hago una militancia específicamente feminista, y por eso me costaría llamarme a mí misma militante feminista. Veo a tantas que hacen tanto por ello que me daría pudor decirlo de mí misma. Pero lo que el feminismo me enseñó es inmenso, y lo que me ayudó a entenderme a mí misma. Me encanta por ejemplo ir poniéndome vieja y sentir que sigo aprendiendo cosas y que gano seguridad dentro del mundo del cine, donde es muy difícil sentir seguridad. Estos últimos años coinciden con estos años en los que estoy empezando a filmar y me ayudaron mucho a aprender.

Y en cuanto a directoras, en Valdivia ví Niña Mamá de Andrea Testa y me pareció una película fundamental del cine argentino reciente, una película con un nivel de sencillez, que a pesar de narrar el dolor y el fracaso del mundo en el que vivimos no renuncia a la belleza y al cine.

Por otro lado, en Córdoba hay muchas realizadoras. Hay una montajista que se llama Lucía Torres que es referencial, también parte del cineclub La Quimera. Por supuesto que no menciono a las consagradas, como Lucrecia Martel, se sobreentiende que todos encontramos en ella muchísimo y somos muy afortunados de verla trabajar en este momento y escucharla.

KC: Y a Liliana Paolinelli, ¿la conocés?

MA: A mí me pasa algo muy especial con Lili. Mi primer acercamiento al cine fue yendo al cine teatro Córdoba que queda a dos cuadras de mi casa. Yo empecé a ir ahí de adolescente. Ese lugar fue fundamental para mis comienzos, en el secundario, una época de descubrimientos. Yo ahí vi Por sus propios ojos, que es la primera película de Lili. Un peliculón. La ví y para mí era algo muy lejano. Sabía que estaba hecha en Córdoba, pero era un mundo aún completamente ajeno para mi. Y después, en mi primera película, Las Calles, actúan Eva Bianco y Mara Santucho, las dos protagonistas de En sus propios ojos. Me di cuenta de esa “coincidencia”, un regalo de contar con esas dos actrices, que cuando las ví en la película de Lilia, qué iba a pensar que iban a estar en mi primera película. Y aquí también destaco a Eva, yo tenía 21 años cuando hice mi primera película, no teníamos un mango, y ella y Mara confiaron, se sumaron, con toda su generosidad, en 2014, ya tenían un recorrido, y se embarcaron en la aventura conmigo.

KC: ¿Y tu relación con la literatura? Hay en la película todo un universo con los libros a través del personaje de Lucía, particularmente bella la escena donde la compañera de trabajo le comparte lo que está leyendo sobre el tiempo.

MA: Mi relación con los libros, es como en el cine, me dan mucho aprendizaje. Los libros son la herramienta más cercana para aprender. Disfruto muchísimo. Me da mucha salud leer además. Leo de todo, narrativa, ficción, novelas, no ficción. Me gusta muchisimo escribir también.

Y el texto que se lee sobre el tiempo es un fragmento de Vida y destino, de Vassily Grossman, una novela que tiene mil y pico de páginas, maravilloso, con textos capitulados, de diez páginas como mucho. Muchos personajes cruzados entre sí, que desaparecen y reaparecen, sobre vivencias en la segunda guerra mundial, del lado ruso.

KC: Ya que hablamos del cine y de la literatura en tu película, mencionemos también el lugar de las dos cantantes en Sobre las nubes. Que la película se abra con ese clip, podemos decirlo así, es de lo más bello que ví en comienzo de películas en años…

MA: Sí, está Nina, nuestra María Callas, que anda por la peatonal de Córdoba cantando, quien le pone mucha magia. Y la que abre y cierra la película es Juana Oviedo, una acrriz cordobesa que vive en Buenos Aires, y aprendió a ser peluquera, la encuentran como @fuller_loie en instagram. Con quien quiero hacer seguro una película. Y tengo que decir que ella, como cada actriz y actor, como los técnicos y técnicas, todes, están involucradxs desde el comienzo de la película, y me han bancado desde el 2017, siempre estuvieron ahí todos estos años. Yo le debo todo a ellxs.

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Kekena Corvalan
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Escritora, curadora y profesora feminista. Especialista en artes vitales, visuales, viajeras y domésticas. Ig @kekenacorvalan @nosotrasviajando @redtesoras