Tuesday: el último abrazo. Un film autocomplaciente.

Hay épocas de Alegorías, y hay épocas de Símbolos, parece que estamos en una era de Alegorías, de Metáforas cristalizadas.

El film Tuesday. El último abrazo se presenta sencillo, aunque disfrazado de cierto surrealismo complaciente. Film para adolescentes. El cuento tradicional de la muerte engañada que convierte al mundo en caos. Debajo de esta primera capa de sentido aparece otra que yo he dado en llamar “efecto ariaster” que consiste en una mezcla de psicoanálisis a la carte de efecto inverso, o sea un conjunto de elementos de la psicología y el psicoanálisis puestos al servicio de una historia donde el adolescente es víctima de sus padres.

El problema no es nuevo, lo nuevo es la forma de registro; el fenómeno a mi juicio es una suerte de autoconciencia juvenil desordenada debido a la profusión de recursos semánticos y teóricos que atraviesan las currículas terciarias y universitarias, junto al desborde de la net, todo sin cohesión alguna, desde budismo zen hasta misticismo cristiano, se mezclan sin ningún tipo de límite; si Alan Watts o Campbell eran interesantes hace treinta o cuarenta años atrás, su divulgación se vuelve panfleto tedioso, pierden el sentido de la aventura intelectual de lo contrahegemónico al ser asimilados tanto en forma de apuntes de estudio como en libros de autoayuda New Age.

Buenas actuaciones, quizás demasiado buenas, y un loro digital que no convence, una historia que, como dije, aparece en diversos cuentos folclóricos, la muerte engañada deja el mundo libre a una existencia de dolor perpetuo.

En este sentido, su directora, Daina Oniunas-Pusic, acierta en el planteo del derecho a la eutanasia, pero se equivoca al hacerlo sosteniendo un planteo metafísico. Si existe el ave, ¿por qué no puede existir dios?. Al intentar desprenderse del cliché de la imagen de la muerte, lo que no se entiende es por qué es un guacamayo, o sea un pájaro americano; pero hoy esa suerte de surrealismo de diseño no es cuestionable, ¿sólo pura subjetividad?. No importa, lo que si importa es que si quiere escapar a las imágenes convencionales, escapar a la idea de Dios, no puede hacerlo trasponiendo otro elemento metafísico, o sea el pájaro que se lleva el alma de los muertos. Cosa que visto de este modo tampoco es novedoso.

Lo que quiero decir es que el síntoma de época es que hay tanta información, tantos estudios de antropología, tantos estudios culturales que se vuelcan casi “gratuitamente” (free lunch) al medio, que parecen ya las propias voces en a cabeza del guacamayo.

Si el film parece querer escapar a los viejos dogmas metafísicos, no puede hacerlo y finalmente termina recurriendo a los viejos y sabidos esquemas que venimos sosteniendo desde la antigüedad, alma, viaje, muerte, tornándose en definitiva un film autocomplaciente.

Evidentemente vivimos una era de alegorías. Hasta que no abordemos lo desconocido, sin el sostén de viejas ideas metafísicas, no abordaremos símbolos poderosos, esos que todavía resuenan en nuestra cultura. El existencialismo fue un intento de despojarse de esas atávicas ideas, sin embargo parece que no estamos, y quizás nunca lo estaremos, para enfrentar verdaderamente la nada de la existencia.