Venganza implacable: Dinero, castigo y redención

Csaba Herke
Sitio Leedor
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5 min readSep 8, 2021

En el Antiguo y Nuevo Testamento, esperar un beneficio más allá del bien mismo es un pecado. Las usuras deben ser íntegramente restituidas a su verdadero propietario (Jacques Le Goff, La edad media y el dinero. Pg.95). Santo Tomás siguiendo a Aristóteles dice “nummus nos parit nummos” (el dinero no engendra dinero) la usura es por tanto, un pecado contra natura.

Se estrena el jueves 16 de setiembre

Los asuntos fiscales en la Edad Media, no tratan de un problema económico (todavía no existe el concepto, (Le Goff, 83): se trata de un tema de ética política. En nuestro film, el motivo profundo del robo no es económico, el ladrón no toca un solo peso: robar el banco es un problema político.

Al tiempo que en la historia se monetariza la vida cotidiana, surgen, -se ponen de moda, se visibilizan-, una suerte de “maestros errantes” que cobran por sus enseñanzas. No es tanto la profesión lo novedoso, ni cobrar por sus enseñanzas (colecta) sino que vuelve a revivirse el problema de los sofistas, San Bernardo los trata de “vendedores y mercaderes de palabras pues vender la ciencia, que como el tiempo no pertenece mas que a dios” y acá está lo novedoso. La cristiandad tiene una relación conflictiva con el dinero: si castiga el uso (o la consecuencia del uso) del dinero (usura), en contrapartida promueve su uso “Todo trabajo merece salario” (Lucas 10/7).

Para esto, debe resolver la propia contradicción teológica. Y la resuelve en la suerte del usurero. Mientras dicen “para él, ninguna salvación”, “es una presa del infierno”, venden el tiempo que no les pertenece y esperan que el dinero engendre dinero, venden la luz y el descanso, por tanto no es justo que tengan la luz y el descanso eternos, quieren hacer dinero hasta durmiendo, contradiciendo el precepto del señor que dice ganarás el pan con el sudor de tu frente” (Thomas de Chobham) también se dan cuenta de la necesidad de su figura, igual que la del cambista.

Como vemos, desde el nacimiento de la era moderna, el dinero va a estar vinculado a la valorización del tiempo y del trabajo.

Sin embargo el préstamo a interés fue lo que dominó la economía a largo plazo y esto fue entre otras cosas, gracias a los teólogos que entendieron que si el dinero y consiguientemente la usura eran el pecado, también encontraron una forma de permitir su uso, en la idea de que los valores celestiales podían bajar a la tierra en forma de Cáritas es decir el amor, y este puede conciliarse no sólo con la exigencia de Cáritas sino que, la valorización misma del tiempo y del trabajo van a empujar, (encontrar) una solución teológica para el problema es también éste el fundamento de la famosa discusión medieval, si la iglesia sólo legisla los bienes celestiales o también puede legislar sobre los terrenales.

La solución encontrada tiene apariencia salomónica, va a consistir en la idea de que si se devuelve el dinero producto de la usura, tanto en obras de bien como posteriormentela muerte del usurero, puede salvarse el alma. Por esto mismo, la lógica indica que no puede caer directamente al infierno sino que se debe suponer un nuevo espacio, que no sea el Cielo ni el Infierno y al que se va a ser llamar Purgatorio.

El alma del pecador, usurero puede ser salvada del Purgatorio si es devuelto los bienes producto de la misma, directamente o en forma de caritas.

Son llamativas en nuestro film, varias cosas, la cantidad de sucesos que se dan en torno a las iglesias, nuestro héroe busca ropa en una iglesia, se salva de un choque y de un encuentro infortunado frente a otra, se encuentra con un policía bueno y siempre se ve como pivote del plano, como telón de fondo encontramos siempre a la iglesia.

Por otro lado, cuando lleva su ropa a lavar (ya podemos empezar a pensar que el lavado es lavar la ropa sucia, no el dinero) en la pantalla de una computadora, en la recepción de la empresa de lavado, vemos una suerte de inversión del isologo de Amazon, que con un poco de fantasía y recurriendo a nuestra memoria visual, ambos isologos sus curvas forman las dos curvas que forman el pez, símbolo por antonomasia del cristianismo.

Ahora, con estas ideas podemos abordar nuestro film Venganza Implacable; evidentemente es una película donde la religión cristiana es el tema, no el robo y las persecuciones. Se parece más a esas películas donde los ángeles están poniendo orden y luchando por o en contra de la humanidad,

Ella pelirroja (¿Maria?), los detectives buenos, el protagonista, el que se salva confesando el pecado, y el que se hunde en el infierno.

Podemos pensar entonces que el robo del banco, como lo plantea Neeson, en realidad es el de un ángel que devuelve el dinero de la usura al Estado-FBI, permitiendo así que el alma del usurero ascienda, Neeson es un ángel que desobedece al padre, un ángel rebelde, amigo de la humanidad.

Esto puede ser pensado también en cuanto que hay una suerte de afirmación de que lo que nuestro héroe hace que es ganar el pan con el sudor de su frente, con lo cual, más si está poniendo en riesgo su alma en riesgo, está cumpliendo con un precepto.

Tampoco el problema radica en poner arriesgar la noción de propiedad, los delincuentes y en definitiva, “el delincuente” es el que lo pone en riesgo al querer indebidamente apropiado. Por lo que el protagonista Liam Neeson funciona como si fuese un caballero medieval más exactamente como un Pércival, el rostro inverso al perfil que desarrolla desde su presentación en Excalibur (Excalibur, John Boorman, EEUU-UK, 1981) como Gawain.

El resto es anécdota, aburrida por momentos, con discontinuidades cómicas por otro, pero el film nunca llega a la épica que supieron tener algunos filmes de robos de bancos y trenes, donde el motivo central era más bien contracultural. Aquí el robo toma caracteres religiosos, la devolución del dinero y el amor heterosexual como fundamento de la cura del alma.

Finalmente se podría hacer notar que, si bien el dúo dinámico (la pareja de detectives) siempre tienen un connotado sexual fuerte, se desdibujan en la permanente afirmación de su pertenencia al ámbito familiar, incluso podría decirse, que la iglesia nos puede perdonar nuestros deslices sexuales, si hacemos una introspección y llamado al perdón, que puede ser visto en la figura del policía “atado” cumpliendo sus tareas y deberes de padre y marido, olvidadas depor cierto, con el simpático perrito, asexuado y dulce que le permiten recuperar sus alas a futuro.

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