Cómo gestionar el ruido y las distracciones en el trabajo en equipo

Cuando en el aula se trabaja de forma cooperativa es fácil que surjan las distracciones y un nivel de ruido que dificulta la concentración. ¿Qué estrategias ayudan para generar un clima de trabajo saludable?

Willy Rodríguez Molina
Leemons Edtech ES
7 min readApr 18, 2022

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Alumnos trabajando en equipo en el aula

- ¿El silencio es sinónimo de trabajo?
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Garantizar oportunidades para aprender
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Problemas de la interacción secuencial
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Qué es la interacción simultánea y cómo promoverla
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Dificultades a la hora de promover la interacción simultánea
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La gestión del ruido
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Las distracciones

¿El silencio es sinónimo de trabajo?

“Este año hemos empezado a trabajar en equipos en clase, y a nuestro profesor Maxi le está costando porque dice que hay mucha bulla. Ayer hicimos mucho ruido y nos castigó sin trabajar en equipo durante las próximas semanas. Dice que vamos a volver a las filas y al silencio para comprender lo importante que es el clima de concentración y trabajo”.

¿Quién no se ha sentido identificado alguna vez con Maxi? Muchos docentes de hoy fuimos educados en el trabajo en silencio y nos da seguridad repetir el modelo. Qué bueno cuando tenías la puerta del aula abierta, pasaba la directora y te hacía un gesto de aprobación al ver el clima de trabajo en silencio. Ganabas autoridad por momentos.

Y ahora ha llegado la moda del trabajo en equipo. Y no soportas, cuando entras en el aula, que la profesora anterior haya dejado las mesas puestas en grupos. ¿No las puede poner otra vez en filas, como-dios-manda, al terminar? Peor es cuando hace calor, abres la puerta, y en la otra clase están trabajando en grupos. ¡Qué ruido! Le pides a la delegada: “Julia, ve a 3ºC y diles que estamos trabajando, que por favor hagan menos ruido”.

Un señor de unos cincuenta años pone el dedo sobre sus labios como pidiendo silencio.

Ea. Ya lo has dicho. Ya has dejado claro tu mensaje: “hay que estar en silencio para trabajar bien”. Lo malo es que desde el equipo directivo están queriendo imponer esta moda. Y de vez en cuando tienes que realizar actividades en grupos siguiendo pautas que os enseñaron en un curso. Y claro, empiezas a no controlar todo lo que pasa en el aula y el nivel de ruido se te empieza a ir de las manos. Y un día estallas: “Mira, esto es un error, yo lo siento pero así no”.

Garantizar oportunidades para aprender

¿Tiene sentido trabajar juntos si aumenta el ruido y la falta de concentración? Desmontemos primero el falso mito de que el silencio es sinónimo de clima de aprendizaje y trabajo. No nos engañemos. Que alguien esté en silencio escuchándote no garantiza que tenga el pensamiento puesto en la tarea.

Cuando dedicamos mucho tiempo a la exposición e interactuamos sólo con quienes levantan la mano, es posible que el resto “se porte bien” y ponga cara de estar atendiendo. Pero sabemos que el número de cerebros desconectados irá en aumento paulatinamente. Alguna vez he escuchado a algún profesor argumentar: “Por lo menos no molestan y dejan trabajar a los que quieren”.

Pero es que no se trata sólo de que se porten bien. Se trata sobre todo de que aprendan, y nuestro objetivo como docentes es garantizar para todo el alumnado las mismas oportunidades para aprender, no sólo para quienes quieran y puedan. Y el medio privilegiado para el aprendizaje es la participación activa, porque asegura que el pensamiento esté puesto en la tarea. Así, cuanto más participas y más interactúas, más oportunidades para aprender tienes.

Alumno levantando la mano para participar en clase
Cuanto más participas y más interactúas, más oportunidades para aprender tienes

Problemas de la interacción secuencial

En el modelo tradicional de enseñanza, basado en la interacción secuencial, la participación del alumnado tiene lugar de uno en uno, siempre que se les ofrezca el turno de palabra. La gran mayoría del alumnado está en silencio y en actitud pasiva durante la mayor parte del tiempo. Mientras una persona habla, ¿en qué andan las otras? ¿Están escuchando con el pensamiento puesto en la tarea?

Lo más probable es que, si esa forma de trabajo se prolonga, un alto porcentaje de cerebros vaya desconectando y se abra la puerta a conductas disruptivas. Además si queremos garantizar para todo el alumnado la oportunidad de participar, se necesitaría muchísimo tiempo y las clases serían tremendamente aburridas.

Qué es la interacción simultánea y cómo promoverla

Frente al modelo tradicional de interacción secuencial, el aprendizaje cooperativo propone la interacción simultánea (Kagan 2009). ¿Cómo lograr que sea mayor el porcentaje de alumnas y alumnos que participa con el pensamiento puesto en la tarea? La respuesta es lógica: fomentando que participen muchas personas al mismo tiempo. Existen varias formas de promover la interacción simultánea:

  • El trabajo por parejas.
  • El trabajo en equipos.
  • La interacción entre los equipos.
Alumnos trabajando en equipos.

Cuando generamos estos espacios de interacción logramos que aumente el porcentaje de alumnado que está activamente comprometido con la tarea, y más personas tienen oportunidades para aprender. Por eso es bueno que en varios momentos de la sesión de aprendizaje (¡no durante toda la sesión!), promovamos estos espacios de interacción.

Las alumnas y alumnos deben comprender en qué consiste este principio cooperativo y por qué es importante. Cuando yo lo trabajo en clase, utilizo una nomenclatura menos farragosa para que lo entiendan. No hablamos de la “interacción simultánea” (terminología que no comprenden, más cuando se trata de estudiantes de primaria), sino de lo importante que es estar Todos en modo ON, todos con los cerebros encendidos, activados. Y saben que para ello deben participar muchos al mismo tiempo.

Todos en modo ON. La interacción simultánea.

Dificultades a la hora de promover la interacción simultánea

Una de las posibles dificultades a la hora de promover la interacción simultánea, como ya he dicho, es el hecho de que aumenten las distracciones, y junto con ellas el nivel de ruido. Sí, es probable que alguien se distraiga y hable de otras cosas. Y los docentes debemos gestionar la actividad para minimizar o hacer desparecer esas situaciones. Primero, debemos dedicar tiempo a reflexionar con la clase sobre dichos peligros, buscando entre todas y todos la forma de evitarlos.

Pero no seamos ingenuos: los alumnos no van a hacerlo de manera natural. Debemos entrenarlos en estas habilidades de una forma propositiva y no desde el enfado.

La gestión del ruido

El trabajo en equipo genera ruido, y es necesario que este ruido sea saludable y permita un clima de concentración en la tarea. Pero no todas las tareas requieren el mismo nivel de concentración, y por lo tanto el ruido puede variar dependiendo de la actividad.

  • Primero, es positivo identificar diferentes tipos posibles de ruido en función de qué actividad vayamos a realizar. Yo utilizo un cartel en las clases de los últimos años de primaria y reflexiono con las alumnas y alumnos sobre la necesidad de un nivel de ruido saludable. Y al inicio de cada actividad se preguntan: ¿qué nivel de ruido utilizamos para esto?.
  • Segundo, debemos gestionar el nivel de ruido evitando los enfados o los castigos y recurriendo a estrategias que vayan gradualmente del control externo al autocontrol. A mí me ayuda repartir a cada equipo tarjetas con puntos y acercarme con calma a quitárselas cada vez que no cumplen con el nivel de ruido establecido. Nunca he convertido esto en una calificación, pero les ayuda a controlarse, tengan la edad que tengan. ¡Me funciona incluso en mis talleres de formación con profesores!

Las distracciones

ANÉCDOTA.

Contexto: En un centro educativo que está empezando a implantar el aprendizaje cooperativo, a mitad de curso académico, en una actividad cooperativa que estábamos haciendo en un aula.

Profesor anti-cooperativo-deseando-meterle-bomba-a-la-propuesta: “Mira Willy, esto no funciona. Los de aquellos dos equipos no están haciendo nada”.

Respuesta mía: “Por fin te has dado cuenta. Llevan sin hacer nada desde que empezaron el curso hace cinco meses. Y hasta que no los has puesto a trabajar en equipo no ha sido patente. Lo que pasa es que como antes “se portaban bien y no te molestaban” lo dejabas pasar. Ahora que te has dado cuenta… ¿qué vas a hacer?

No debemos caer en la ingenuidad de creer que todas y todos los alumnos, cuando trabajen en equipos o parejas, van a hablar del tema que se les propone. Evidentemente, algunos se distraerán. Pero recordemos que cuando trabajamos al estilo tradicional, son muchos más los que están distraídos aunque no seamos conscientes. Si vemos en algún equipo de trabajo que no están centrados en la tarea, ajustemos la actividad desde lo propositivo y con firmeza. El uso de estructuras cooperativas, siguiendo con rigor su procedimiento, ayuda a que esto sea así.

Preguntas para la reflexión:

  • ¿Cuánto tiempo sueles dedicar en cada clase para que las alumnas y alumnos interactúen entre ellos en relación con los contenidos que están trabajando?
  • ¿Se te ocurre cómo podrías incrementar los tiempos de interacción simultánea en tus clases?
  • ¿Qué dificultades te encuentras cuando promueves la interacción simultánea?

Referencias bibliográficas:

  • Kagan, S. (2009). Cooperative Learning. San Clemente: Kagan Publishing.

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Willy Rodríguez Molina
Leemons Edtech ES

PhD in Development, learning and education. Specialized in cooperative learning. Trainer of teaching teams. Currently part of the Leemons Edtech Solutions team.