¿Evalúas o calificas?

La película de Ratatouille nos ayuda a comprender la diferencia entre las evaluaciones formativa y sumativa.

Willy Rodríguez Molina
Leemons Edtech ES
3 min readAug 1, 2022

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“Y esto… ¿cómo se evalúa?”

Esta es una de las clásicas preguntas que surge en mis talleres de formación con profesoras y profesores. Cuando alguien lanza esta pregunta, suelo responder devolviendo una nueva pregunta, que es siempre la misma: “¿Te estás preguntando cómo se evalúa o cómo se califica?” Generalmente se hace un silencio de unos segundos tras el cual la mayoría de quienes han preguntado reconocen: “sí, estaba pensando en cómo se califica”. Alguna vez hay quien pone cara de no comprender mi pregunta. Y es que los docentes no siempre tenemos clara la diferencia entre evaluar y calificar.

Para establecer la diferencia, me gusta siempre utilizar como ejemplo la película de Ratatouille (si pensabas ver la peli esta tarde, deja este artículo para mañana porque viene un minispoiler). Vamos a elegir dos escenas:

Primera escena. Desde la ventana abuhardillada de la cocina de un restaurante, Remy la rata observa cómo Alfredo cocina un caldo, y se escandaliza: “¡Está arruinando la sopa!” Antes de caer por la ventana empieza una frase que la caída interrumpe: “¡Tenemos que…!”.

Segunda escena. Al final de la película, el crítico culinario Anton Ego, sentado en una mesa del restaurante, prueba el ratatouille. En su paladar se registra una información de temperaturas, texturas y sabores que lo transportan a su infancia, y la amargura de su rostro se convierte en una expresión de emoción. Un día después y tras una conversación con los cocineros, la reseña de Ego sobre el restaurante aparece escrita en un periódico.

En ambas escenas se repiten dos elementos:

  • Se reúne información sobre la calidad de un proceso o de un producto: Remy observando a Alfredo “mal-cocinar”, y Ego degustando el ratatouille.
Para poder evaluar un proceso o un producto hay que reunir información previamente.
  • Se realiza una valoración de la información reunida. Ambas valoraciones son claras. La de Remy: “¡Está arruinando la sopa!”. La de Ego: un rostro de emoción.
Un elemento fundamental en cualquier proceso de evaluación es el de realizar una valoración de la información recogida.

Podemos decir que ambas escenas son ejemplos de evaluación, porque cumplen dos requisitos básicos para evaluar: reunir información sobre un proceso o un producto y realizar una valoración crítica a partir de la información obtenida. Sin embargo, las dos evaluaciones se realizan en momentos diferentes del proceso. Y el elemento que las diferencia nos ayuda a comprender la diferencia entre evaluar y calificar: la posibilidad de tomar decisiones que permitan acercarse a los objetivos deseados. Y esa toma de decisiones sólo puede hacerse posible durante el proceso.

  • En la primera escena, Remy toma una decisión para mejorar el producto antes de que salga a sala: “¡Tenemos que…”! Este modelo de evaluación es el que en el ámbito educativo conocemos como evaluación formativa.Es posible realizar cambios o acciones de mejora durante el proceso.
  • En la segunda escena, el plato ya ha salido de cocina y se encuentra en la mesa del comensal. Ya no hay posibilidad de mejora, sólo queda recibir una crítica. Es, por decirlo de alguna manera, “el día del examen”. Este modelo de evaluación centrado en una calificación al final de un proceso es lo que conocemos como evaluación sumativa.

¿Qué tipo de pregunta sueles escuchar más de tus estudiantes?

  • “Profe, ¿esto va para nota?”
  • “Profe, ¿cómo puedo mejorar esto?”

Tal vez la respuesta te dé ya información de qué tipo de evaluación promueves más o cuál tienen tus estudiantes más interiorizada.

¿Y cuál te gustaría escuchar más a partir de ahora?

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Willy Rodríguez Molina
Leemons Edtech ES

PhD in Development, learning and education. Specialized in cooperative learning. Trainer of teaching teams. Currently part of the Leemons Edtech Solutions team.