Innovación educativa: ¿a favor o en contra?

¿Qué factores condicionan la respuesta del profesorado ante una innovación tecnológica y metodológica cada vez más presente en la escuela?

Leemons Edtech
Leemons Edtech ES
7 min readMar 21, 2022

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Profesor dudando entre una metodología tradicional de educación o una metodología innovadora con nuevas tecnologías

- La predisposición a la novedad y al cambio
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La capacidad (o las ganas) de análisis y valoración
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Los recursos destinados a la innovación
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El riesgo necesario de la innovación

Roberto, profesor de prácticas, ha preparado con mucha ilusión y mucho trabajo un Escape room para realizar con sus alumnas y alumnos de biología de 4º de secundaria.

Antes de poner en práctica la actividad en clase, la ha realizado a modo de presentación con sus compañeras y compañeros del departamento, quienes son un poco reacios a todo esto de “las modas de la innovación”.

Cuando han terminado la actividad, uno de los participantes confesaba: “Divertidísima. Los alumnos no van a aprender nada, pero se lo van a pasar genial”.

Este caso real nos hace preguntarnos: ¿Cómo enfrentarnos a esto de la innovación metodológica y tecnológica que está cada vez más presente en nuestros coles y universidades? ¿Es tan bonita la innovación como se pinta? ¿Son modas dañinas destinadas a morir sin éxito? ¿No se ha perdido el rumbo?

Tres son los factores principales que, a nuestro juicio, condicionan la respuesta del profesorado: la predisposición a la novedad y al cambio, el rigor en el análisis y valoración de las novedades tecnológicas y metodológicas, y el nivel de inversión en recursos para la innovación.

La predisposición a la novedad y al cambio

Uno de los factores que más condicionan la respuesta del profesorado tiene que ver con la predisposición que las personas tenemos en la vida y en el trabajo ante la novedad y el cambio. Muchas personas relacionamos el cambio con el peligro mientras que otras lo relacionamos con la oportunidad. Y en los colegios y universidades no es diferente. La predisposición al cambio hace responder de múltiples formas ante las propuestas de innovación.

El sector lanzado

Siempre hay un sector del profesorado que no experimenta ningún tipo de inseguridad ante la posibilidad del cambio. Son docentes que se lanzan sin miedo a utilizar nuevas aplicaciones en el ordenador, nuevas metodologías, nuevos métodos de evaluación de los aprendizajes, etc. El miedo no va con ellos. Ni siquiera el miedo a equivocarse, ya habrá tiempo para rectificar si hace falta.

Estas profesoras y profesores, “echaos p’alante”, suelen ser la punta de lanza del cambio en los centros que apuestan por la innovación. Pero en los centros poco abiertos al cambio tienden a ir más por libre. Saben que nadie los va a seguir en sus locuras. Alguna vez incluso han sido llamados a filas en el despacho: “No eres una isla, no puedes hacer lo que te dé la gana. En el Departamento pedagógico se toman decisiones que todos debemos asumir”.

Change

El sector resistente

Otros docentes, sin embargo, experimentan rechazo y se aferran a la seguridad que les da la experiencia en el método tradicional: “No sé por qué nos tenemos que poner ahora a cambiar si siempre lo he hecho así y me ha funcionado”.

Su aclimatación al hábitat es el opuesto. En un centro conservador se sienten en su salsa, y en un centro innovador hacen lo que sea para subirse al tren de la innovación lo más tarde posible, y sienten que les están obligando a hacer cosas en las que no creen.

La capacidad (o las ganas) de análisis y valoración

El segundo factor está relacionado con nuestra reacción ante lo llamativo que suele envolver a cualquier propuesta innovadora.

Análisis superficial

Una primera reacción posible es dejarte deslumbrar por la purpurina del envoltorio y realizar una valoración superficial. Es fácil detectar la ausencia de análisis y la falta de rigor pedagógico en muchos comentarios de profesoras y profesores, tanto afines como reticentes al cambio. Veamos dos ejemplos opuestos de análisis poco rigurosos.

  • Una profesora amante de la innovación dice: “Yo siempre preparo Kahoots, se lo pasan fenomenal”. Su valoración del recurso nace de un análisis pobre centrado sólo en lo llamativo: la diversión. Es posible utilizar un recurso o un método sin ningún fundamento, a base de píldoras sueltas, porque resulta llamativo. ¿La consecuencia? Una posible sobredosis por ingesta sin límites de píldoras innovadoras.
  • Otro profesor reacio al cambio responde: “Aquí estamos para aprender, el que se quiera divertir que se vaya al patio”. Esta es una reacción lógica de muchos que rechazan el uso compulsivo de píldoras metodológicas sin fundamento. Pero su rechazo nace también de la falta de rigor analítico: el profesor obvia los aportes teóricos sobre el papel que juega la motivación en los procesos de aprendizaje.
Profesores reunidos intercambiando opiniones.

Análisis riguroso

Otros docentes sí analizan las propuestas de innovación con rigor pedagógico, independientemente de su predisposición al cambio. Están abiertos a la discusión y al intercambio de ideas. Además, les gusta cuestionar su práctica docente, contrastando sus ideas con las evidencias científicas, y a partir de ahí poder realizar una valoración y decidir coherentemente qué elementos quieren incorporar en su práctica docente y cuáles no.

En una visita a la escuela pública Joaquim Ruyra en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), nos explicaban cómo antes de tomar como claustro la decisión de implementar en el centro cualquier propuesta innovadora, primero profundizan en la teoría pedagógica y las evidencias científicas que avalan la propuesta.

Los recursos destinados a la innovación

Hoy en día muchos centros se lanzan a esto de la innovación tecnológica y metodológica porque es algo llamativo que funciona muy bien como campaña de marketing que atrae alumnos. Pero ¿se toman luego en serio esa apuesta? La respuesta sólo tiene una palabra: recursos.

La inversión en recursos es algo que escapa a la voluntad y a la capacidad de decisión del profesorado. Sin embargo, es un factor determinante. ¿Cómo los centros educativos y las administraciones traducen su apuesta por la innovación en recursos materiales y humanos? Es necesario dotar a los centros con infraestructuras, materiales, equipos tecnológicos y programas informáticos de calidad.

Recursos materiales

Si bien muchas instituciones invierten mucho en dotar al centro de buenos recursos materiales, en otros centros la supuesta cultura innovadora del centro no se ha traducido en una política de inversión en recursos. Eso provoca que haya profesoras y profesores con ganas de innovar que terminan poniendo dinero de sus bolsillos para la compra de materiales que promuevan metodologías activas.

Y en lo que se refiere a los recursos tecnológicos, ¿quién no se ha desesperado en el aula dedicando la mitad de la clase a gestionar problemas? Un ordenador que no arranca, un cañón que no se conecta, problemas en la configuración de los correos, una wifi que se cuelga cada dos por tres, etc.

Pila de ordenadores portátiles en proceso de revisión, actualización o mantenimiento.

Recursos humanos

También es necesario invertir en recursos humanos. No sólo se trata de garantizar la presencia de personal cualificado suficiente para la gestión y el mantenimiento de los recursos. Es prioritario asegurar la actualización docente para el uso de medios tecnológicos y para la aplicación de las nuevas metodologías, generando espacios de formación y acompañamiento basados en la reflexión sobre la práctica a la luz de la teoría psicopedagógica.

Mientras desde los centros educativos y las administraciones públicas no haya una apuesta clara por una buena formación y acompañamiento del profesorado, seguiremos encontrándonos con docentes que innovan así: “Sacamos la tablet, abrimos todos el documento de PDF y vamos a la página 34. Natalia, lee en voz alta”.

El riesgo necesario de la innovación

La sociedad cambia, evoluciona. Y también cambia la forma en la que como sociedad miramos el mundo y nos relacionamos con él. Fuera de la escuela, las alumnas y alumnos acceden al conocimiento de su entorno con multitud de recursos propios de la actual sociedad tecnológica y de la información. Y cuando entran en muchas de las escuelas, experimentan un desfase que los desmotiva frente a lo que se les ofrece.

Es urgente, pues, que la escuela aprenda a transmitir la cultura con un lenguaje adaptado al universo cultural de las nuevas generaciones. Y las TIC se han convertido en un medio privilegiado para atraer el interés y la atención del alumnado hacia el conocimiento, convirtiéndose en un medio para el aprendizaje.

Pero también el uso de las TIC se convierte en un objetivo en sí mismo, ya que las alumnas y alumnos deben desarrollar la competencia digital y prepararse para desenvolverse en ese mundo tecnológico y de la información en el que viven.

Apostemos por la innovación, siendo conscientes del riesgo que supone tomar decisiones erróneas. Para que esa apuesta por la innovación sea acertada, es necesario entonces decantarse por:

  • Considerar la novedad como una oportunidad, asumiendo y acompañando la diversidad de ritmos (cada uno que aprenda a enfrentarse a lo nuevo al ritmo que necesite, pero sin dejar de esforzarse)
  • Analizar y valorar con rigor pedagógico las prácticas docentes, desde la apertura a la diversidad de concepciones educativas y a la reflexión dialógica.
  • Demostrar con recursos, desde los centros educativos y las administraciones púbicas, que la apuesta por la innovación es real.

Sí, es un desafío grande. Pero es posible.

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