Se completa el “Entorno Digital”

Juan Pablo Moraga Leigh
LEMONPOT

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En la década de los 90 nace Internet, definida como una red global de redes de computadores cuya finalidad es permitir el intercambio libre de información entre todos sus usuarios. Entre 1993 y 1997 internet crece de 100 a 200.000 páginas web, un aumento exponencial, pero sin lograr un gran alcance.

Hacia 1999 nacen los primeros blogs, lo que genera una oleada de publicaciones y páginas nuevas superando los 17 millones de estas para el año 2000. Lo relevante, más allá del número, es que por primera vez se democratiza la oferta de contenido. Ya no era estrictamente necesario esperar la información oficial, sino que la información fluye por una red independiente y a una velocidad nunca antes observada.

A comienzos de la década de los 2000, plataformas como Napster, Ares o Soulseek abren paso a compartir archivos sin la necesidad de un intermediario. Las primeras redes P2P (peer-to-peer).

Ya no solo se podía compartir conocimiento y opiniones, sino también archivos.

Con el boom de las redes sociales toma fuerza la inteligencia en red o colaborativa y además nos permite compartir, más allá del conocimiento y archivos, experiencias. Cada uno tiene un Avatar digital que se comunica y relaciona este entorno.

Hasta este punto ya hay muchos que se sienten más cómodos y tienen más lazos afectivos en este entorno digital que en el mundo real. Pero la gran mayoría, logra sustentarse económicamente, solo en el mundo real.

A este mundo paralelo le faltaba una sola cosa, poder transferir valor, activos. Lo que en la cotidianeidad parece tan simple como pasar un elemento a otra persona implica dejar de tenerlo en la mano, digitalmente tiene una complejidad.

Blockchain, una tecnología implementada el año 2009, llega a solucionar esto. Pero recién ahora es cuando comienza a tomar fuerza y le da a este entorno digital, una “completitud digital”.

Con “completitud digital” me refiero a que ahora este entorno congrega todos los elementos necesarios para que cohabitemos. La posibilidad de transferir opiniones y conocimiento, de crear lazos afectivos y compartir experiencias y, por último, el poder intercambiar productos y servicios.

Es evidente que este entorno paralelo, nuestro avatar incluido, tiene fuertes repercusiones en nuestro entorno físico. Pero al final del día, es aquí donde vivimos en términos fisiológicos. ¡Es aquí donde somos humanos!

La situación actual deja bastantes interrogantes: ¿De qué manera van a coexistir estos mundos paralelos en los próximos años? ¿Se fusionarán? ¿Serán paralelos para siempre? ¿O alguno terminará por absorber al otro?

Las respuestas se encuentran en el futuro de la inteligencia artificial, internet de las cosas (IoT) y la biotecnología.

Primero, la inteligencia artificial le entregará a las máquinas o cosas labores que actualmente hacen humanos, y en el mundo físico. En segundo lugar, la IoT interconectará a estas en su propio entorno digital y, por último, la biotecnología podría proporcionar una fusión de ambos entornos a un nivel que nos lleve a confundirlos.

¡Deseémonos éxito en este camino!

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