De perros verdes y otros demonios

El último álbum de Escandaloso Xpósito y Ciclo busca ser positivo sin caer en lo ridículo de la autoayuda.

Santiago Cembrano
Lenguaje Roto

--

La canción acabó por lo alto, pero Escandaloso Xpósito no sonrió. “Si queréis hablar podéis iros a otro lado”, exclamó, y miró a una pareja de las primeras filas de la sala Laut, en Barcelona, que no dejaba de conversar. Fue uno de los dos momento tensos de esa noche de otoño. El otro fue cuando, en la cena previa, en un bar del Poble-sec, las patatas bravas que nos sirvieron apenas tenían un poquito de salsa. “¡No puede ser!”, se quejó, y pidió que le echaran más. Respeta la música y la comida y todo irá bien.

Fue un concierto generoso. El músico, saxofonista, rapero y artista madrileño de treinta y nueve años — también conocido por su nombre de pila, Hugo Astudillo — presentó Perro verde, su último álbum, producido por Ciclo, que le guardaba las espaldas en las tornamesas. Desde que salió al escenario con un sombrero de bambú sobre su cabeza calva, que a un espectador desprevenido le podría parecer fuera de lugar en un evento de rap, quedó claro que acá no se trataba de ser el mejor, sino de ser único.

Así me lo había explicado horas antes el mismo Xpósito en el camerino, con una coca-cola en la mano; hace un tiempo que dejó de beber. Perro verde, jazz rap que busca transmitir verdad, empezó en 2022. Él acompañó a Amber Window en una sesión de Casa Ruanda, en Málaga; ese día grabó su estrofa de “Un millón de años” — le encantó su textura a lo Brand Nubian — en colaboración con Elphomega. Como la gira de Kase.O Jazz Magnetism, banda de la que hace parte desde su origen, pasaba por Málaga y Almería en el verano, él y Ciclo acordaron que iban a aprovechar esos días para hacer más música. Así lo hicieron. Tanto lo hicieron que el disco les salió casi entero en tres días.

Con álbumes como Supremo conocimiento del mundo (2018), con Dheformer Galinier; Truly yours (2020), con Elphomega; o Metrópoli (2023), con Guerrita, Ciclo ha tallado con cincel su nombre en la placa de los mejores productores del rap español contemporáneo. La naturalidad de esas atmósferas amplias y luminosas conquistó a Xpósito desde que las escuchó. Y frente a la abstracción de discos anteriores como La nave almendra (2015), producido por Hartosopash, Xpósito se mantuvo raro, pero se abrió, diáfano, ante sus oyentes. Ruanda Records, un sello de calidad asegurado en el hip-hop para trabajos cuidados hasta el detalle y con enfoques heterodoxos, fue la plataforma perfecta para presentarlo.

Sobre Perro verde y más, hablé con Escandaloso Xpósito.

¿Cómo te fue trabajando con Ciclo?

Escandaloso Xpósito: Sentimos y entendemos la música de una forma muy parecida, nos late lo mismo. Coincidimos incluso en el pensamiento, sea filosófico, económico o político. Por eso cualquier cosa que él samplee me va a gustar. Si coge la voz del Cojo Manteca, me va a gustar. Este fue un ejercicio de rap casi religioso, porque Ciclo es un gran entendedor de la movida. Mi reto era que aceptara todo. Muchos productores te dicen: no, lo puedes hacer un poco más… Él no me dijo nada, por eso salió todo tan rápido. Yo hacía las letras y le iba enviaba las pruebas en notas de voz cutres. Era una prueba de fuego para mí, como un examen de selectividad. Y cuando me daba el OK, era como: ¡Wu! ¡Me ha dado el puto OK Ciclo, chaval! Venga, otra. Esa sensación de que alguien confíe en ti y en tu proceso llevaba tiempo sin tenerla, por eso estoy tan contento con el disco, ha quedado bonito. Además él es super tranquilo. Yo me rayo por una mosca que está por ahí, como: Oh no, la mosca, ya no puedo rapear. Y a lo mejor le mando un audio todo rayado y él no me dice nada, como: tú déjale que se le vaya la locura a este loco. ¡Y me ayuda! Solo por WhatsApp, me relaja.

¿Qué te gusta de sus beats?

Tiene una manera muy natural de entender el hip-hop, eso me mola. Ahora está todo demasiado apretado, con él todo es natural, sin maquillaje: cómo hace que suenen las voces, las baterías. Hasta el punto de que a veces la gente no sabe si son personas tocando. DJ Uve me preguntó el otro día quiénes tocan en el beat de Manu. Y yo dije: Lo hemos conseguido. Son unos músicos argentinos de los setenta, pero conseguir que alguien que sabe tanto de hip-hop como Uve no sepa si son músicos o no… Me gusta mosquear, que tampoco sepan si los saxos son del sample o es tocado. Eso. Y yo, claro, intento conectar con el sample y con esa época. Al final es como meterte a tocar con gente de los años setenta.

¿Cuál fue la importancia de la gira de Kase.O Jazz Magnetism para tu proceso con Perro verde?

Tenía mucha energía de la gira con el Javato. Fue inspirador. Yo decía, buah, tengo que hacer un disco nuevo. Perro verde salió de eso, de los diez años de Kase.O Jazz Magnetism. Por eso la primera frase del disco es “En dos minutos, como Javat”. Y gracias a él pensaba: Tengo que escribir letras que la gente entienda. Porque yo siempre he escrito cosas muy raras, surrealismo, como La nave almendra. Ahora me gusta cada vez ser más minimalista: ideas simples, melodías reconocibles, solos que recuerdes y tararees.

Quise hacer letras más sencillas, más directas, con estribillos; todo dentro de hacer nuestro sonido Madlib, MF DOOM, todo lo que nos mola. Pero que sea más comprensible por la gente. Eso salió escuchando al Javato, viéndolo en los bolos, sintiendo la energía de cómo conecta con la gente. Yo siempre he sido muy hippie, en plan, no he pensado nunca en eso. Yo pinto lunares rojos, al que no le guste, que no mire. Y ahora me he dado cuenta: Ostia, a esos lunares rojos si les pongo una puntita negra a lo mejor gustan más. Estoy empatizando con el público, y es por influencia de Kase.O

Se nota también en tu actitud en el disco.

Yo he sido muy oscuro, pero estoy intentando ser más positivo. Y eso es Kase.O puro, 100%. Aunque todo esté hecho una mierda, hay que transmitir positividad, porque es lo más bonito que hay; no falsa, positividad de verdad. Luego también está el rollo macarra, de meterme con la peña que me tengo que meter, sin decir demasiados nombres, eso también me gusta. Pero lo veo como un aderezo. Mi objetivo es dar un mensaje positivo, pero sin dar vergüenza ajena. Aunque acá hay letras que podrían ser de autoayuda, lo reconozco, pero bueno, tío, intento llevarlo al hip hop y que no suene demasiado cheezy.

¿Cuáles han sido los discos que han tenido en ti el impacto que querías que Perro verde tuviera en los demás?

El disco que más me ha ayudado en los últimos años ha sido el disco póstumo de Prodigy: Hegelian dialectic. Yo bebía bastante, y cuando dejé de beber hace ya tiempo, ese disco fue mi mantra. Estuve meses en mi casa escuchándolo, esa mierda me curaba; toda su positividad: real, no tóxica ni de vergüenza ajena. Tanto Kase.O como ese disco son los que me han acercado a hacer algo más positivo. Cuando yo era chaval, escuchaba a Mucho Muchacho, uno de mis ídolos, que rapeaba: “Mezclando en la pista como el hachís y el tabaco”. Y yo decía: “Buah, me quiero fumar un hachís como Mucho Muchacho”.

Entonces, para el disco de Dano, me parecía honorable que mi primera frase fuera como la de Prodigy en “No religion”, de Hegelian dialectic: “Real men drink water; o sea: los hombres verdaderos beben agua. Pa’ que le retumbe en la cabeza a la gente joven. Están muy bien el lean, la droga. Muy bien, prueba la droga y luego sal de ahí. O no, o consúmela a tu manera, yo no soy antidrogas. Sé que muchos jóvenes escuchan a Dano, quería que, aunque de primeras dijeran quién es este viejo, en el fondo alguno de ellos… Y me han escrito, ¿eh?: Tío, me ha inspirado, mi hermano tuvo problemas con el alcohol. Sé que hay gente a la que le ha venido bien.

A mí tu verso de “Ponte recto” me hace ponerme recto, en efecto. Pocos versos de la música tienen un impacto tan tangible e inmediato en mí. Eso tiene valor.

E: ¡Claro, tío! Antes se lo decía a Ciclo: pa mí el arte es hacer cosas que te apetece hacer y que no. Porque si quieres tocar el piano, vas a pasarte unos años encerrado en tu casa, aunque no te apetezca. Entonces para mí era la oportunidad. Mañana vamos a grabar un videoclip que es una liada que te cagas. No sabíamos si hacerlo o no, pero luego pensé: Abre los ojos, tú. Estírate, vamos a hacerlo. Vamos allá, chavales. Aunque durmamos cinco horas. Porque la vida pasa y hay que estar alerta, hacer cosas en las que uno crea. Vamos a hacerlo. Va a doler, pero cuando veas el pedazo de videoclip a lo Kendrick Lamar que nos van a hacer… Me dicen que me suba a una grúa y me voy a subir. Tengo casi cuarenta años. O me caso y tengo hijos o sigo intentando hacer cosas.

En el disco hablas de que no quieres ser el mejor sino ser diferente, casi que tu mejor versión.

Mi madre es la persona que más me ha inspirado, es la persona más guay del mundo. Y ella nunca me ha hecho un cocido un domingo diciendo: Mira qué cocido he hecho, soy la mejor. Ella hace el mejor cocido porque es la mejor persona del mundo, pero no te lo va a decir, tienes que ser tú el que le diga: Qué bueno está, mamá, me va a dar algo, me lo podría comer todo, échale más. Lo que quiero decir es que creo que la gente realmente brillante no se tira muchos faroles. Cuando veo a copias de copias, que rapean todos igual… Yo intento ser mi mejor versión, ser único a mi manera. Quiero que la gente se lo pase bien, hacer pensar a la peña, que le guste el sonido de la música que hago y generar una contracultura en la que lo que hago les interese a músicos, rappers y beatmakers. Eso me interesa.

¿Cres que internet y las redes sociales pueden aplanar la creatividad?

A mí me gusta adaptarme a mis tiempos. Aparte de mi madre, mi ídolo es Miles Davis. Y Miles Davis iba a la última con sus trajes. Eso me gusta, ¿eh? Los chandals rollo Drake me gustan, no tengo nada en contra del rap moderno. Pero a veces creo que todo tiende a ser muy parecido. La ropa, los temas… A veces no sabes ni a quién estás escuchando porque te suena a otro.

A mí me gusta ser como soy, con mi barriga, mi calva y mis 39 años. Valoro mucho a la gente joven, nueva, pero cuando más valoro a alguien es cuando es único, raro. Como ahora todo el mundo es parecido, si sale un pibe raro me va a gustar más, porque lo veo como un revolucionario. Me da igual el estilo, ¿eh? Puede ser un Bejo o un Midas Alonso, los valoro por su rareza. Pero también me gustan Ihon, Iker, Cruzi, Elio y el Ergo. Los veo auténticos, cada uno tiene su palo, otra cosa es que hayan tenido un séquito de gente que les copia.

Si te metes a Instagram y ves las fotos de los edificios y de los logos dices, bueno, Dano, con su movida estética ha creado un imperio. Pero cuando ves a un chaval rapeando como Dano… Normal, todos hemos pasado por ahí, pero, por favor, sé tu mismo, tío. Cógete tu gorra North Face y ponte tus pintas, eso nos mola a todos. Pero cuando un pibe es original, me da igual la ropa que lleve, porque tiene algo especial.

--

--

Santiago Cembrano
Lenguaje Roto

Autor de ‘La Época del Rap de Acá’ y ‘Normas Rappa’ // Antropólogo. Escribo de rap, música y cultura.