Sin Cuenta: destacados del rap en español 2020

Estos temas y discos fueron algunos de los que llamaron nuestra atención por distintas razones durante el año que pasó. Celebrémoslos.

Santiago Cembrano
Lenguaje Roto
32 min readJan 25, 2021

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Ilustración de Gavilán — @gavilan.6

El paraguas del “rap en español” cada vez abarca más, y el 2020 lo prueba. Desde el drumless estricto argentino hasta el rap de ciencia ficción español, pasando por la escritura cuidada en Colombia y la energía masiva de México, tanto en geografía como estética esta es una categoría que agrupa música heterogénea, con la lengua como principal factor común. Y, claro, hay una identificación general con la escuela del rap, reinterpretada desde distintas perspectivas a orillas y aterrizada según lo que cada realidad requiere. Es fascinante esa tensión que se crea entre un norte colectivo y formas de pensarlo tan diferentes.

Como viene pasando recientemente, el 2020 fue un buen año para el rap en español: hay para todos los gustos y preferencias, con una calidad cada vez mayor, directamente proporcional al número de oídos que se sienten atraídos por esta cultura. Por eso, invité a Agustín Wicki de Lúcuma (Argentina), Martín Córdova (Ecuador) y Feli Dávalos(México) para destacar y analizar lo que más nos gustó del rap en español del año pasado.

Esto se llama Sin Cuenta porque las cincuenta selecciones no conforman un ranking: esta es apenas una forma de recordar algunos de las canciones o álbumes que nos acompañaron e impactaron durante el 2020. Y es lo suficientemente largo como para dejar la introducción aquí y no intentar hilar conclusiones o resúmenes. Solo escuchen estas obras y hagan su propia lista si no les gustó esta. Ahí van, en orden alfabético.

El esperado cuarto disco del grupo guayaquileño cumple las expectativas e ilusiona a la escena hip hopera del país. En Obrados vemos los skills de El Cholo y K-mada brillar como nunca, y unos beats que, por fin, se sienten hechos aquí pero podrían “ser de allá”. El peligroso beat de “Obrado” es probablemente una de las mejores instrumentales hechas en esta tierra. A lo largo de diez temas el dúo rapea sobre la vida en Guayaquil, los políticos que nos gobiernan, y sobre todo, cómo es estar comprometido con el hip hop en una ciudad como esta. Sin duda alguna, este es uno de los trabajos de rap más completos hechos en Ecuador, y uno que nos deja plantar firme nuestra bandera en el mapa del rap latino. — Martín Córdova

En 2009, Tony Karate, Dano, Elio y Kael Toffana construyeron un faro para el rap en Madrid llamado El Veneno. A diez años de su salida, fue conmemorado con dos conciertos y una edición en vinilo soñada. Pero la sorpresa esencial quedó para este 2020, cuando la cuadrilla insignia de Ziontifik trasladó esa reunión al estudio para Trofeos, un EP de regalo para los que estuvieron siempre. “El Círculo” sella el concilio con su clásico tono desgarrado y teclas dramáticas sumadas a las habilidades que desarrollaron luego de una década. Las heridas expuestas originalmente por Acqua Toffana son hoy revisitadas desde el orgullo merecido de quien lo logró, como testifica el mismo Dano: “Kael Toffana y Elio solo escupen facts, bro / El rap estaba putrefacto / Soñábamos con llegar alto como Super Mario / Pero nunca nos conformamos con el sucedáneo de sus peldaños”. — Agustín Wicki / Lúcuma

Desde las montañas de San Pedro de los Milagros, Antioquia, AvenRec le surtió a Aldo los mejores beats sobre los que el cubano ha rapeado en la última década. El MC, grande por su obra con Los Aldeanos como por su trabajo como solista, no decepcionó: en una semana de visita en Colombia grabó un disco que lo muestra afilado en las rimas. Sea para denunciar los males que aquejan al mundo contemporáneo (“Agartha”) o para competir en el ring del rap (“La Van Oscura”), Aldo mezcla el poder de su experiencia con una habilidad que no envejece y recuerda por qué es una de la leyenda del rap en español. Los beats, por su parte, muestran que AvenRec es un beatmaker de élite, con su sonido nostálgico y contundente, con o sin batería. Entonces la ecuación es sencilla: un buen rapero y un buen productor juntos resultan en un buen álbum. — Santiago Cembrano

Sobre una instrumental bellísima que se siente como una sesión de meditación desde las nubes, Gambeta y Kaztro reflexionan sobre el dinero, el tiempo y la relación entre ambos. Este corte, un sencillo de Aranjuez, el próximo álbum de AZ, muestra el poder de la agrupación: de manera sencilla y clara logran hilar tesis que celebran el éxito económico que han logrado con su rap y recuerdan la inversión (no solo de plata) que tuvieron que hacer para llegar hasta ahí. Como las mejores canciones de los Ninjazz, se siente como escuchar una conversación de los tíos, acompañada de una botella de whisky: sabiduría pura que deja ponches y lecciones de vida. Y repito, qué belleza de beat de El Arkeólogo: me gustaría vivir en él. — Santiago Cembrano

El G-Funk es un elemento necesario para la construcción de una idea global de hip hop. Una buena cantidad de personas que siguen activas en el juego tuvieron su primer acercamiento con raps a través de él y para mucha gente que no sabe qué es (sí, aún existen en 2021), la escuela de bajos profundos, franelas, Impalas y blunts es lo que les viene a la mente cuando piensan en hip hop. El legado de Dr. Dre es vasto como el reino de Mufasa y homies más allá de las sombras en el traspatio gringo tenemos una relación inaugural y fundadora con el G-Funk: es una de las raíces de la identidad del hip hop mexicano. Sí, Cypress Hill, y atrás Mexakinz, y Delinquent Habits, (y todavía más atrás Mellow Man Ace y Frost), pero Snoop, Nate Dogg, Tupac, Warren G y el Dr siempre estuvieron hasta adelante en la dieta.

Aleman es originario de Los Cabos, Baja California. Como su nombre indica, Baja California es una continuación, no solo física, sino sociocultural, de Cali. La gente allá creció escuchando la radio de San Diego o viendo la tele gringa, vistiendo ropa gringa, trabajando del otro lado, etc. Los Cabos es un lugar aún más particular en la frontera: un pueblo dividido entre los barrios de las personas que trabajan en los hoteles, resorts y restaurantes y los hoteles, resorts y restaurantes. El típico no lugar turístico en un país entre dos países. Alemán, bicultural de nacimiento, posiblemente el rapero más importante que ha dado México, en cuanto a impacto cultural, importancia fuera del país y sus logros como artista, es una continuación legítima de la cultura rapera de Cali: Snoop y Alemán vienen del mismo sitio, comparten referentes. Por eso la validación acá es tan importante. El video de “Mi tío Snoop” empieza como el video de “Nuthin But a G Thang” y el reclamo de parentesco desde el título atraviesa todas las capas: el tema es un asentir al público rapero mexicano, y no solo a tal cosa como al G-Funk mexicano, sino a que el G-Funk mexicano son las hienas más allá de las sombras; reafirma el arco narrativo de Alemán como el “mejor rapero mexa” y la relación de Snoop Dogg con México que, como la de cualquier angelino, corre profunda (no es gratuito que primero grabara con La Banda MS que con un rapero del país). Pero “Mi tío Snoop” es, sobre todo, una canción divertida con vocación de himno, un coro que te ves cantando en diez años. — Feli Dávalos

Brapo nos dejó uno discos para pasar horas debatiendo cuál es el mejor verso. Mir Nicolás, Juli Giuliani, Saje, Varoner, Urbanse, Sirio, Kundo y Socio: un equipazo de referentes argentinos del rap sueltan una barra memorable atrás de otra al filo de los beats de Bishop, Pancho Val, Fresh Soul, Kido Beats y Frank Rous. Todos los colaboradores regalan algunas de las mejores piezas de sus carreras, demostrando amor y respeto por Brapis que, incluso con el nivel de los aportes, se mantiene como el protagonista claro de la obra. En cada paso que da el rosarino por su campo semántico se vislumbran sus doce años de experiencia narrando en rimas, juntando hambre y poderes para el disco debut que se materializó en Bars Collection. — Agustín Wicki / Lúcuma

En octubre de 2019 la historia chilena cambió, atravesada por un proceso histórico apodado como ‘estallido social’ que ya se aseguró de cambiar la constitución nacional escrita e impuesta por la dictadura de Augusto Pinochet. Los primeros pensamientos que surgieron cuando empezaron las manifestaciones están expresados en “Cienfuegos” de Bronko Yotte. Es un corte más explícito de lo que nos tiene acostumbrados, con un equilibrio muy necesario entre las sutilezas que lo caracterizan y un mensaje político conciso. Cuenta con manos de Magicenelbeat y Utópiko en el loop hecho por Bronko, además de la figura más potente que dio el rap chileno en, por lo menos, los últimos cinco años: Catana. Es una gran demostración de cómo hacer una canción de protesta sin caer en la simple repetición de consignas, un vicio muy común en el hip hop latino. Esta canción forma parte de Fuero Interno un disco que, aunque sea una varieté de expresiones entre las cuales el rap sea una más, vale la pena resaltarlo por su excelencia incluso en esta lista. — Agustín WIcki / Lúcuma

Bad Boy 1997 es la búsqueda del sello MÉCÈN Ent., llevar el rap a los charts, no haciendo concesiones sino siendo inteligentes. Cruzzi es una estrella en toda España a la vez que mantiene su identidad canaria y su personalidad intactas, que más allá del entendimiento de las tendencias son lo que lo hacen sobresalir. Cachondo, sinvergüenza, intenso y ambicioso, un combo que funciona muy bien con lo enfocado que están en cada proyecto él y su equipo (Lex Luthorz, Dano, Choclock y otros cracks). “Visión Túnel”, broche de oro para un año de mierda, lo encuentra en la cresta de la ola con flexeos extravagantes (“Cartier de Madera”), buenas baladas (“Mapa de Calor”) y barras para el recuerdo (“Visión Túnel”). — Agustín Wicki / Lúcuma

El proyecto de Antofagasta desafía la clásica fórmula de MC + beatmaker, y propone un formato de banda completa. Con Diego Pizarro en la voz, y junto a su coterránea Carolina Cue de Todos Me Caen Bien, soltaron “Reparar” a inicios de febrero. Un verso bien rapeado y un hook lo suficientemente pegajoso como para sostener la canción son suficientes para que los chilenos nos muestren a los puristas otras interesantes concepciones del rap. — Martín Córdova

NY dispone los cadáveres y Swet las costuras para un álbum-laboratorio que envidiaría el mismísimo Dr. Frankenstein. La escena del crimen es siniestra, las pruebas están por todos lados y no hay un ápice de arrepentimiento en las miradas cínicas de los autores. El delivery y las barras de N-Wise Allah, como siempre, provocan unos “shiiit” tan largos como los de Clay Davis en The Wire. Los samples son manejados como carne para shawarma en las manos expertas de uno de los beatmakers más increíbles del planeta ahora mismo. Los comensales son Tragedy Khadafi, Milano Constantine, Cho Fernandes y Fede El, cuatro referentes de culto indiscutidos para conocedores de la materia. Una junta escalofriante que ya tiene su nombre tallado en la historia del rap hispano. — Agustín Wicki / Lúcuma

Ébano no tiene nada que demostrarle a nadie y eso le permite adelantarse a su tiempo junto a Louis Amoeba en su primer placa como dúo. Estéticas que llevadas por otros serían pop, ellos las aprovechan al 100%, sin pudor a la hora de proponer ritmos bailables, filtrar la voz o cantar. El eclecticismo se mantiene firme gracias a lo expertos que son ambos en sus respectivos campos y tiene como resultado varios bangers como “Overdosin”, “Mula”, “Rey” y “Peligroso” y, en líneas generales, un álbum extremadamente atrevido para el panorama del rap. — Agustín Wicki / Lúcuma

Una de las voces distintivas del rap uruguayo, ahora acompañada por Migue Nieto en el rol de productor, consolidó su segundo LP. Versiones dulzonas de la cadencia habitual de la 808 y más instrumentales que no dependen de samples entre las que destaca especialmente la candombera “Ya Llegó”, un abrazo a la música rioplatense. Eli ahonda en sus contradicciones, se cuestiona su lugar, devela sus inseguridades y hasta se saca la manía de rimar con tal de hacer catarsis en su escritura. Durante todo este proceso su voz crece y da lugar a que el oyente madure junto a ella. — Agustín Wicki / Lúcuma

El fichaje a Elphomega por parte de Ruanda Records fue una de las sorpresas más gratas del año, un veterano único del rap ibérico en comunión con el sello más fuerte de la España continental. “Truly Yours” es otra prueba de que en Andalucía tienen un flava especial, con su tonada tan entrañable y una herencia musical muy rica que les da swing propio. Elphomega es un distinto en muchos sentidos, sin ser el más rapero de la península se ha ganado la admiración de los estrictos y fruto de eso, además de lo fresco que se mantiene, nace la dupla con Ciclo. Para este discazo salen un poco de sus zonas de confort a la vez que entran in the zone. Inspiración mutua, materia gris lubricada, ligereza en los flows y pistas inclasificables, sedosas y juguetonas a la vez. — Agustín Wicki / Lúcuma

Uno puede estar horas y horas estudiando a Bobby Nigeria, pero más allá de técnicas, ideas y valores mensurables, tiene ese no sé qué indescriptible e inimitable al rapear que lo hace adictivo para cualquier amante del hip hop neoyorquino. No exagero cuando digo que este año bumpié Dogma hasta en mis sueños, un EP de calidad superlativa que sumado a hazañas como “Lebron”, “La Escucha”, “Chulo” y “Magnum” presumiblemente lo hacen MVP del 2020 para España y el gran MC de su generación. — Agustín Wicki / Lúcuma

Neovalladolor te hace ver el futuro. Erik Urano instala sonidos que son la envidia de Wyoming y Londres: grime, industrial, trap, perreo subatómico y otros híbridos en alta tensión, descargados en el tímpano desde un nano-desfibrilador inalámbrico. Frame por frame se proyecta a un grado de detalle estrambótico, una realidad de ciencia-ficción donde lo único primitivo que queda es el fuego. En cada track va desencriptando dogmas del mañana, anticipando de forma orwelliana sus males en Valladolid y el resto del globo. Urano lleva lírica y sonoramente más lejos que nadie en el rap el concepto cyberpunk. — Agustín Wicki /Lúcuma

Es posible que Faruz se convirtiera en el rapero más importante de la zona conurbada más grande de América Latina en 2020. Lo que es innegable es que fue el rapero mexicano más concentrado y ocupado en estos doce meses. Faruz sacó varias colaboraciones, todas interesantes: con Bipo Montana, con Geassassin, con Toser One y un EP con Proof de tres temas. Además, varios discos que salieron este año contaron con versos suyos: la mixtape de Rich Vagos, el disco de Geassassin, el de Bipo Montana, el de Teaam Revolver, y el de Coko Yamasaki. Cuando no fue lo mejor de estas canciones, en todas su juego de referencias, coros, flows y raps fue Bruce Lee cocinando cocaína con sus chacos. En general todo lo que hizo Faruz en el año fue Bruce Lee. Como los cinco de seis episodios (el primero lo sacó en diciembre de 2019), que conforman la primera temporada de 120 Barras, donde rapea 120 barras encima de diferentes beats o, si se prefiere, Faruz a 120 km/h sin artilugios, (acá en su canal de YT). Algunos de los versos más memorables de su prolífico 2020 vienen en esta serie de videos.

Además de la música, Faruz dedica sus días al ejercicio, y forma parte de la cultura de halterofilia callejera en la periferia de CDMX: Barras Praderas, el Valle del Mamado, y es sin miedo al éxito papi, (descanse en paz La Jefa). Faruz hizo una especie de himno oficial: “ULALA”, un temita que se viralizó sabroso entre los que gustan de mantenerse en forma en Instagram, con un video grabado en el famoso gimnasio de Barras Pradera. “ULALA” es una de las canciones protagónicas del rap hecho en México este año y parte de la inspiración para el título del EP que sacó en diciembre, Faruz Fit. Vol 1, con el cual se coronó como el MVP indiscutible para la temporada en el país. La canción más dura del EP es la primera: “Hijo de papi”, donde Faruz cristaliza su estilo atlético, en el que la calle y la disciplina personal más la dedicación hacen de la habilidad lírica y la habilidad física dos caras de la misma moneda. Cabe destacar que, tanto la serie de 120 Barras como varias de sus colaboraciones y Faruz Fit Vol. 1, fueron escritos, producidos, grabados y mezclados por el mismo Faruz. MVP, te digo. — Feli Dávalos

El trío de Loma Linda, Naucalpan, Estado de México, conformado por los hermanos DJ Cee y Dee, más su primo MOF (estos dos últimos en los raps), es uno de los referentes más consistentes en la historia del subterráneo mexa. Son años de mantener la misma fórmula de raps de esquina de barrio estrictamente, como un joven Mucho Mu fumando y grabando en la cama. Ese ejercicio adolescente de perder el tiempo haciendo rap como forma de arte legítima, como forma de vida, como logro conseguido, es una de las antorchas que ha iluminado el camino de este grupo. Como en la mayoría de su música, no hay mucho más atrás de Rap music, un título rectilíneo, sin mentiras: homies en la ciencia cruda del en tu cara en tu área escabulléndose entre callejones. Como es el caso con la mayoría de su música en los últimos cinco años, todos los beats de Rap music son de Danny Brasco, lo que termina de blindar la entrega con los súper poderes fácticos de la mejor cosecha del boom bap nacional. Rap music es un buen disco de rap, donde la química entre los MCs es agradable y los beats, scratches y sampleos vocales dan en el punto. Nada más. Otro ejercicio de expresión porque sí: cereal con leche y blunts en la mañana; donas, tacos y bongazos en la noche. — Feli Dávalos

Aunque todo en el mundo cambia y fluye, en Soacha Jamblock Jr se encarga de mantener el rap estricto. En este disco el MC colombiano mocha cabezas de los que manchan la cultura que él y la Justa Junta, su colectivo, representan. Los beats de Andrés Tales, Diggin Flava, W910, Jocbeats, Iltano y más amplían la paleta de Jamblock, y van desde sonidos más soleados a la oscuridad nocturna. Asimismo, sus barras pasan de reflexiones encriptadas a puñetazos a la cara que no dejan confusión más allá de los moretones. Con el fluir de los temas de Dogs On Earth, se siente la voz de un rapero, o un sonero, que sabe cuál es su norte y no apresura sus movimientos para llegar. Este es otro gran paso, seguro, para seguir avanzando. — Santiago Cembrano

Primero nos dio el plato fuerte, con canciones densas y ensayos espirituales sobre el ser y su entorno. Y luego llegó el postre, lleno de excesos, caos y sorna. Con Bitute y Galguerías, dos EP que forman un álbum, El Kalvo añade más evidencia al caso de por qué es de los mejores de Colombia: por su talento para describir y narrar, por su distintivo lenguaje, por su inquietud por temas rara vez abordados por el rap, por su cadencia irregular. Este man te da un tema sobre el ciclo del agua y luego otro sobre cómo es trabajar en un call center, uno sobre la búsqueda interna y otra sobre un asesinato múltiple en un barrio cualquiera. Es un plato genial, excéntrico y un gusto adquirido. — Santiago Cembrano

Así como el veterano en la cancha que gana más por sabiduría y experiencia que por velocidad vuelve Kase.O. Modo Riquelme: mientras los demás corren y se despelucan, él trota, la pisa, resuelve y define. Aunque enérgico y celebratorio, a diferencia de los cortes más oscuros de su estilo hardcore — aka música de fiesta para los hip hop heads —, este track trae las barras de competencia más contundentes de los últimos años de Javier Ibarra. “El Gordo Que La Pisa Bien” hace parte de Divertimentos, Vol. 1, una entrega de dos canciones que anticipa cómo lanzará música el legendario zaragozano en el futuro próximo. Desde esta tribuna esperamos que siga haciéndolo con el cuchillo entre los dientes. — Santiago Cembrano

Kelónidas exprime el idioma, la tonada y el lunfardo rioplatense con una categoría inexpugnable que dignifica todo track en el que se hace presente. Leal es su debut solista, sostenido a base de breaks típicos (con la bienvenida excepción del drumless que concluye el EP) y el sinfín de esquemas en que conecta cada sílaba. Entre el zapping temático y los skills de Ezequiel, los atentos pueden entrever brillos sensibles, pistas sobre a quién pertenecen esas palabras, cómo es y qué lo curtió de esa forma. Mientras más personal se admite ser, más profundo toca su arte (óigase “Anexos del Otro” y “Kanoero”) y esa profundidad tímida anima a, además de entretenerse con el jogo bonito, conectar con él. — Agustín Wicki / Lúcuma

Felinna Vallejo y Laüra Bonsai hacen que “Zambra” golpee tan duro como las baterías del beat de L-Street. Con este cañonazo, Las Ninyas del Corro abrieron su 2020. Rapean sobre dónde estuvieron y hacia dónde van: “Cuando tenga no le va a faltar a nadie”. En la ferocidad de sus registros se sienten noches frías de sacrificio, pero también la certeza de que se van a hacer merecedoras de más preseas doradas. Desde ese estado liminal de haber demostrado su talento y, a la vez, todavía tener mucho por alcanzar, las de Barcelona ondean su bandera. — Santiago Cembrano

En 2020, Lil Supa’ y Jonas Sanche experimentaron con proyectos como NEØN y Aire, pero se juntaron para cerrar el año con rap estricto. C.R.A.C.K. es un EP de ritmos oscuros y baterías lentas que canaliza la agresividad del venezolano (que rapea acá bajo el sobrenombre de Marc Ginale) y el chileno en forma de proyectiles de tinta. Se siente como un estado de guerra constante, ese humor tan vigente gracias a la producción de colectivos como Griselda. Las virtudes del trabajo se condensan en “Rostro”, un temazo que se siente más sucio que la consciencia de un presidente de América Latina. — Santiago Cembrano

Testigo es un disco doble que transpira esencia callejera. Desde el primer tema uno siente que lo escucha desde unos parlantes en un parque. Los beats que lo forman y los scratches a lo largo del disco también le dan esa personalidad rapera que lo caracterizan. A lo largo de ambos discos, Lord Sucio rapea sobre su vida y sobre el hip hop desde distintos ángulos: querer vivir de él y no poder, sentirse el mejor rapero, los códigos del mismo, etc. La mayoría de rimas y barras son asonantes, abriendo el espectro de posibilidades del MC para jugar, y con un resultado cuanto menos interesante. Si bien ambos discos como una sola obra se pueden sentir pesados, Testigo se siente como el trabajo de la vida del chileno, y debe ser escuchado y entendido como tal. — Martín Córdova

El rapero de Mar del Plata se cuela en la elite del rap de su país con un disco debut que describe como “una tragicomedia”. El larga duración de Lego salió el 23 de diciembre, y en lo poco que quedaba del año hizo méritos para no poder no ser mencionado. Cambalachhe muestra a Lego como un MC con skills completamente desarrolladas, que hace cascaritas mientras rapea y remata con un taco cada patrón. Los ponches y sus juegos de palabras solo se resaltan sobre los beats rompe-nuca que colorean todo el disco. “Yo fui el primero del barrio y no me puse el cartel / Aunque hacía diferencia con Jordan y Starter / Salgo del ghetto por amor al sport, coach Carter.” Mucho ojo con Lego Skillz en los años que vienen. — Martín Córdova

El tercer disco del rapero de Medellín llegó en la segunda mitad de diciembre, perpetuando el enigma y las ansias a lo largo del 2020. Desde el single, “Maat Bless”, un tenebroso drumless de competi, advertimos que el universo de Luis seguía igual: encerrado escribiendo, rapeando sobre rapear, solo rodeándose de quien importa. A diferencia de su último esfuerzo, El Armador del Sol, esta vez colabora con distintos beatmakers y la lista de invitados es extensa. Esa es quizás la declaración más importante que nos deja el álbum: a Luis le gusta su soledad, pero más le gusta estar con los suyos. En Audio Descriptivo priman las barras y no hay muchos estribillos, lo cual hace que debamos prestar principal atención a las rimas que escupe: “Vuelve a poner mi disco, que se te pasó alguna” recomienda en el anti-skit. Desde su concepción hasta su ejecución, este es el disco de rap del año. — Martín Córdova

En lo profundo de un bar polvoriento mal iluminado está Matiah Chinaski, levemente borracho, pero con la lucidez intacta y reflejada en rimas ágiles. Al menos esa es la sensación que me da el nuevo disco del rapero chileno, un nombre infaltable a la hora de hablar de pesos pesados del rap latino. Junto con DJ Pere, alterna registros más melancólicos con intenciones más agresivas. Su tono siempre es jocoso, aunque no por eso deja de ser serio. Y dentro de las múltiples temáticas que hay en Hoy No Me Bañé, destaca el buen manejo del lenguaje y de las rimas de un profesional de la escritura como lo es Matiah Chinaski: cada disco es una lección. — Santiago Cembrano

Nico Mir entiende los grooves y las rimas en una profundidad distinta a la del resto de la escena. A su vez, ese conocimiento no lo expone de forma metódica, es una fiera que enrosca las terminaciones por instinto en formaciones que dejan en offside al grueso de los que intentan seguirlas. La picardía criolla de Nicolás se acopla a su tocayo valenciano: Miseria porta una actitud inmutable y repasa las respuestas que va a dar en el purgatorio en una de esas parrafadas que solo él se puede extirpar. T&K con las instrucciones de Big L y la cadena de Raekwon The Chef tatuada, baña de crema al pastel que horneó Shar The Analog Bastard. Tres maestros indispensables para el futuro del rap hispano, juntos sobre un beat de esos para quedarse a vivir. — Agustín Wicki / Lúcuma

Las ganas de crecer y de que la incipiente escena paraguaya supere el amateurismo que tiene Missmaella se notan en cada track que entregó durante 2020. “Verdes” llega acompañada por la guitarra de Marcelo Soler, colchones de sonido y una cadencia trapera en la percusión que contrasta con el contenido reflexivo de la letra. Ella narra las vivencias de un país en el que la insatisfacción es regla y pocos intentan cambiar eso. Es una voz clave para un territorio que necesita contar su presente. — Agustín Wicki / Lúcuma

El rap de Mseco sale sin maquillaje ni mentiras. Tiene ese feeling áspero que es un imán para hip hop heads. Cada palabra suya es pronunciada con un peso que instantáneamente transmite la seriedad con la que el MC se toma lo que dice y hace. Sobre beats propios (firmados como Uglocaso) y otros prestados por Beat Keta y Manu Beats, el peruano consigue sonar clásico manteniendo un estilo propio, coherente con su identidad construida en Pueblo Libre, Lima. Rap pragmáticos desde y para la esquina. — Agustín Wicki / Lúcuma

Surgió como una idea para sortear las dificultades económicas que trajo la cuarentena y resultó en dos temas oscuros y muy bogotanos. “Merthiolate” y “Burundanga” presentan la habilidad de N. Hardem y Mismo Perro como raperos y como productores. Los versos transmiten el espíritu del hustle que inspiró DBEN, junto con ese estado de alerta necesario para recorrer el centro de la capital colombiana. Los beats, por su parte, se conectan con la vanguardia del underground, con baterías sutiles y loops misteriosos que construyen las atmósferas que completan la historia. Amén. — Santiago Cembrano

Cuando empezó la cuarentena tuiteé que este era el tiempo perfecto para que Noiseferatu sacara nueva música, y esta canción demuestra por qué. El gamín erudito se mueve entre las sombras y así escribe, con frases opacas y pesimistas. Con esa lobreguez que lo caracteriza, Noiseferatu (otrora Rapiphero) analiza el caos contemporáneo en “Otra Aporía”, el primer sencillo de su EP Infrasonoro. El colombiano brilla cuanto más oscuro está el panorama, y acá establece un camino para pensar en la vida y la muerte con unos juegos de palabras para celebrar de inmediato y otras metáforas para diseccionar de a pocos. — Santiago Cembrano

La canción del año del rap en español avanza a velocidad crucero mientras los siete MCs que la componen disfrutan de la brisa marina y la compañía que se brindan entre sí. Es un posse cut que celebra el buen momento del hip hop colombiano y, cómo no, no faltan las barras que recuerdan que la vara está alta. Cuando cada uno pasa al micrófono hay frases memorables y, sobre todo, estilos distintos que muestran que en No Rules Clan y su equipo hay diversidad y riqueza a la hora de rapear duro. Vamos a ser leyendas, no tendencias de este gremio, rapea Sison Beats. Hacia allá avanza la lancha, sin duda. — Santiago Cembrano

Con más caídas que goles marcados, pero con la frente en alta, Orgen rapea desde la sombra que le da el beat de boom bap clásico de Kid Sánchez. No se despeina para notar que va subiendo y que se para duro, ni para advertirte que no te aloques o puedes salir mal librado. En su flow deslizante hay algo que atrapa al oído, y en las rimas concretas una recompensa directamente desde Panamá. “Mi nombre entre rumores ha sonado”, afirma al inicio “Cuidao”. Pues bien, merece que esos rumores sean gritos o que se extiendan entre más bocas. — Santiago Cembrano

Pedro Mo tiene una presencia poderosa cada vez que toma un micrófono. Ya veterano, encara el hip hop con una voz adulta y una agilidad que sorprende por lo pesado que suena. Entre beatbox y beats tonificados expone un discurso necesario, especialmente en un año como el 2020, en el cual el pueblo peruano salió a las calles para no dejar pasar los abusos de los corruptos que gobiernan. Un referente indomable del rap de su país que se mantiene firme, creciendo en cada paso. — Agustín Wicki / Lúcuma

Este rapero de Torreón, Coahuila, trasplantado a Monterrey y espina que llora en el desierto, tiene años siendo una de las voces más viscerales del rap en México. Con su estilo abstracto y melancólico y una voz ronca que a ratos entona, a ratos grita y a ratos gime, Reno871 es la versión más refinada del hardcore del país. Después de algunos años apartado de los raps, en 2020 sacó dos canciones sueltas, un EP de dos canciones con Danny Brasco y Pragma, una obra apretada que lo reivindica como una de las potencias del subterráneo del norte de México, un disco construido entre abismos con imágenes de meditación y vértigo profundos como flor amarilla que crece en el acantilado. Con beats de Danny Brasco, Jarabe Kid de West Gold, DJ Phat, Richie Sxxn, IDRESS, Vice y Sazú Knows, Pragma es una sorprendente paleta de beatmakers mexas que mantiene la identidad regional sin escatimar en la oscuridad cruda de la expresión del negro. El par de colaboraciones que trae también son lanzamientos de poder: la leyenda Elote El Bárbaro en “Perro”, su hermano (de Reno) Pedro y iQlover en “Matar o morir” y Fermín Sánchez de los Guadaloops en “Ríos de miel”. Pragma tiene la virtud de ser de esos discos que escuchas muchas veces y su urgencia solo madura, su honestidad está blindada y puede mantener vigencia en contextos posteriores: fiel a sí mismo, cocinado en la caldera mágica de aquellos hombres que nacen con la cruz de ser MCs verdaderos. 45 minutos de imágenes hipnóticas como flauta de chamán que cura. — Feli Dávalos

Mientras le daba las puntadas finales a su nuevo LP (uno de mis más esperados del 2021), Ríal Guawankó pasó el 2020 presentando algunos sencillos a modo de aperitivos. El MC venezolano radicado en Bogotá aprovechó su nueva casa para grabar con uno de los más duros del panorama colombiano, N. Hardem. No hay mucho por descifrar sobre “Merca”: es un producto de calidad en el que los dos rimadores sentencian por qué no has visto a MCs con tanto tumbao como ellos. Así que si te elevas con Ríal y Hardem y sus rimas que rebotan, sube la mano. — Santiago Cembrano

En mi familia hubo un par de Mazdas 323: lo recuerdo como el carro de mi infancia. Así también lo recuerda Ruzto y, cuando creció, fue el carro que compró: un 323 del ’98. Lo hizo con su plata, con su mérito, y por eso le tiene un cariño especial. Así también se siente frente a su carrera en el rap: hecha a pulso, perdiendo plata y amigos, guerreando, pero sin pasar por encima de nadie ni lamber. Logros que quizás para los demás pueden ser pequeños para los demás, pero que para él lo son todo: así como su Mazda 323. Y en “323”, el MC bogotano rapea con un registro agresivo sobre su vuelta al loop, responde a los que denigraron su trabajo. Es claro que él y su 323 comparten similitudes, y así como el carro tiene ensamblaje colombiano y motor japonés, el rap de Ruzto tiene sentido e identidad colombianos con un corazón universal. — Santiago Cembrano

La sencillez de Rxnde Akozta para transmitir lo que quiere decir debería ser imitada por más raperos. En Febrero esa sencillez es la bandera del disco. Sus versos están cargados de denuncias y observaciones en un lenguaje directo y concreto, sin buscar la barra más rebuscada ni el patrón más decorado: en su rap importa sacarse lo que tiene adentro como sea. Los beats nostálgicos y potentes hacen de Rxnde la voz en off de una película en blanco y negro. Sin embargo, es en los drumless y los momentos de a capela cuando vemos la esencia del disco: una invitación a prestar atención y a digerir cada rima. Sin las pretensiones más altas ni el material más complejo, el cubano Akozta nos entrega un disco honesto como muy pocos. — Martín Córdova

Bkulé Clan ahora mismo es uno de los eventos sonoros más especiales del rap regional. Un sonido que lleva la psicodelia de DJ Screw a la escena de Bristol: el Drip Hop. Trip-Hop autóctono, filtrado por sedantes, slow motion y tonos violetas. Sajo, uno de sus cabecillas, publicó trabajos durante todo el año a un ritmo de producción solo visto en el underground estadounidense. De todas las mixtapes, beat tapes y EPs, Flau Yatuze, Vol. 001 es la dosis perfecta para animarse a calar su imaginario. El enfoque está puesto en la hipnosis de los flows y grooves driphopa, lo lírico es funcional a crear un estado mental a través de imágenes distorsionadas. El nombre de Sajo y el spray lisérgico con el que embebe el rap van a sonar cada vez más. — Agustín Wicki / Lúcuma

Simpson lleva algunos años experimentando con éxito un tipo de rap pop que mantiene la identidad mexicana, es fresco y honesto y sencillo de asimilar para todos. Desde “Gas” en 2014 y luego dos de los sencillos de su último disco Jorge, “Fiebre” de 2016 y “Blunt de Guayaba” en 2017, hasta “24/7” con Robot del 2019 y sus dos temas de este año que reseñamos: “Arre” y “Duele”. “Duele” es uno de los temas más interesantes que ha sacado Simpson, (una canción de amor pop con un video donde, o sale del closet, o actúa como hombre con una pareja gay), pero “Arre” es posiblemente la mejor canción de su carrera, y la que mejor reúne las diferentes facetas que ha probado: video increíble, beat increíble, coro para todos, letra elemental y esa pose entre payaso y man divertido del tipo artístico. “Arre” es una película de Kaurismäki después de haber comido carne con chile colorado, un pequeño ensayo de la identidad post millennial del rancho en el norte de México y uno de los ejercicios más logrados de esa obsesión que tienen los raperos en mi país por hablar de él. Tan solo en 2020, salieron “La mexicana” de Hispana con Paty Cantú, “A lo mexicano” de Gera MX y Robot, “De Mexico Song” de La Santa Grifa y Santa Fe Klan, “Mezcal” de Niña Dioz e Hispana y “Mexicano G-Funk” de West Gold. La más memorable es, por mucho, “Arre”, el esfuerzo más importante que ha hecho nadie por incentivar el turismo en la historia de Sonora. Y aunque es una letra en el estilo de Simpson, no es plana, está llena de códigos: “panchero” para referirse a su look; los tacos de carne “asada”, la machaca y las tortillas de harina “a huevo” hechas a mano; “quema mucho el sol”, que en español de México también es un eufemismo para “qué mamón”; “se tenía que decir y se dijo”, que es una expresión que se hizo meme en Twitter Mx; “allá en el Rancho Grande”, que es el título de la película de 1936 que inaugura la época del cine de oro mexicano; el mar de Cortés; el mito de que las mujeres más guapas del país son de esa región; la realidad del narco, la marihuana en la sierra. Es un tema que dice “Sí, nos gusta usar sombrero y botas picudas, pero también conocemos el MoMa y el Tate; sí, nos tapamos con el zarape, pero fumamos medicinal y vemos Criterion Channel”. Además, el beat es de uno de esos chicos de Ed Bangers, lo que también hace de “Arre” la mejor conexión Hermosillo-París de la historia. — Feli Dávalos

Desde el 20 de diciembre de 2019 el rap argentino está alzado por las manos de Rosario. Ese día se inauguró la trilogía de los Golden Boyz con “Spectacular Raps” de Varoner, seguida por “Gennesys” de Troubless y cerrada por “Majestic Soul”. Este triplete, basado en loops celestiales retocados por el oído bendito de Irivrte y escupitajos serios, ya es un clásico del hip hop nacional. El enigmático Sirio es quien más lleva los códigos del rap game a un lenguaje en clave espiritual y metafórica, pudiendo retratar la condición humana al mismo tiempo que da un correctivo a lengua pelada para tu rapero favorito. — Agustín Wicki / Lúcuma

24 se divide en dos: Complejo de Cristo y Simpatía por el diablo. Quedará en cada uno entender la división del disco, pero está concebido como un álbum doble. Lo cierto es que ambos transpiran esa esencia a rap argento hecho por alguien que no es de la capital: beats agresivos y rapeos adictivos. Las temática sobre las que rapea Socio, de Mar del Plata, son dolorosas y reales. Drogas, no poder vivir del rap, aspiraciones que quizás nunca se concreten. 24 es una radiografía de la realidad de Socio, y otro gran ejemplo (junto a Lego Skillz) de la potentísima escena marplatense que conquistará el hip hop argentino en los años que vienen. — Martín Córdova

Un break rápido y la versatilidad de Gabanna desfilando para hacernos cabecear, ‘Twister’ es uno de esos grandes tracks que la rompen tanto en vivo como en estudio. Sofía es un nombre a tener en cuenta desde ya, la comba de sus flows llama la atención cada vez más y se gana al público a fuerza de versos sinceros, la musicalidad de su acento rioplatense-barcelonés y singles potentes como este. — Agustín Wicki / Lúcuma

Ya sea por la cuarentena, la nueva década, inteligencia colectiva o la razón que queramos creer, muchos raperos de nuestra lengua este año (óigase Marlon Morales, Ébano, Erik Urano, por ejemplo) se abocaron a la tarea de crear álbumes basados en escenarios sci-fi. Pannon 3000 entra dentro de este trend, pero mientras que el resto avanzó aproximadamente un siglo en la máquina del tiempo, este trío chileno fue más allá del horizonte de lo predecible y viajó casi un milenio hacia el futuro. El desastre ecológico, económico y social quedó atrás, al igual que el planeta Tierra. La humanidad viaja por el espacio en una odisea donde lo terrenal y lo espiritual se amalgaman para palpar la utopía. Un spin-off de Mente Sabia Crú tan ambicioso como logrado gracias a buenas ideas conceptuales, narrativas y sonoras. — Agustín Wicki / Lúcuma

El MC y beatmaker de Sabadell, Cataluña, anticipó su nuevo disco Hondo con este sencillo. Al lado de Dano, “Real G’s” avanza cuesta abajo por las avenidas de la memoria para analizar todo lo que se ha recorrido. El Titó es un OG consagrado por lo que ha hecho con Falsalarma y como solista, y con esa seguridad rapea en este tema. Esos recuerdos lo encumbran y le dan el peso que su voz siempre ha tenido para atacar de nuevo el panorama con sus rapeos. Un corte claro y directo que no necesita justificación más allá de rapear bien sobre un buen beat, como lo hacen estos dos. Y bueno, la contribución de Dano es bella y dura, y le suma la imagen vívida de ambos escuchando AG & Showbiz como cereza sobre el pastel. — Santiago Cembrano

La única monarquía en la que te gusta el rey. El Tote entra dando bofetadas con un track que recuerda por qué ha sido de los mejores por veinte años, y no para. Tiene 41 y sigue dando caña, con barras que mezclan referencias de sus exploraciones culturales con jabs a la quijada. El beat de Stash es para escupir tan duro como el asfalto y el Tote permite que su voz suba hasta los gritos. Esos gritos magnifican el aterrizaje de versos que merecen escucharlos una y otra vez para captarlos del todo. Como siempre con el sevillano, no faltan los momentos de vulnerabilidad, como esos nervios que le han robado más balones que el rival. Pero sí que has encestado, Tote, y ni te digo los partidos que te quedan. — Santiago Cembrano

Vic Deal se expande en La Costa Nostra. No le tiembla la voz a la hora de decir que apunta al título de MVP, y los números respaldan su caso. Las barras se sienten cada vez más fuertes y suyas, un universo de competición, sarcasmo e introspección construído a lo largo de los años. Y los beats transmiten distintas sensaciones de la paleta de la Costa Oeste, desde el G-Funk hasta las versiones contemporáneas de California. En este nuevo álbum se notan la experiencia y el talento para hacer un álbum completo y diverso en emociones, beats y flows, pero el nacido en Turbo todavía no celebra el triunfo; pero ya viene, y Vic lo espera con sus socios, a los que homenajea a lo largo del álbum. Su pronóstico en “Here We Go” para su escuadra es alentador: “Hip hop sigue vivo, que no pare / Mientras estos rappers vivan, compadre no se me azare / Mi gente sigue firme que no pare / El rap de Medellín va cruzando los siete mares”. — Santiago Cembrano

West Gold es otro de los grupos protagónicos de lo que, finalmente ellos terminaron por llamar en uno de sus temas 2020, el “Mexicano G-Funk”, junto a Alemán (y tal vez Fntxy, pero en realidad muchos otros: Eptos, Mike Díaz, Tabernario, Robot, etc). Aunque el grupo se formó en Guadalajara, dos de sus fundadores, iQlover y Jarabe Kid, son de Ensenada, y llevan esa escuela como sello en la frente: Baja Cali flava, West Coast riders y homies en Impalas con caquis y franelas, kit básico de educación sentimental. Los otros integrantes son de Colima y Guadalajara respectivamente y “911” es el tema con más proteína que han sacado desde que firmaron con Universal.

“911” reúne lo mejor de varias galaxias que no suelen tocarse y es un tema que supo aprovechar la plataforma que pone una disquera major. Paty no fue la primera artista que buscó West Gold pero fue la que dijo que sí a una canción sobre la policía, un gesto elocuente de muchas cosas, pero que sobre todo habla bien de ella. Yo nunca había escuchado a Paty, y ahora conozco dos canciones suyas porque en 2020 también colaboró con Hispana y Spotify me llevó a esa colabo cuando escuchaba “911” para esta reseña. Aunque esa rolita con Hispana es pop pedorro, el coro que se sacó para “911” es la adaptación que no sabía que necesitaba de “Doña Blanca” (una canción típica de juego infantil en México), lo que eleva el chi de Paty a bodhisattva de los coros. El primer verso del tema es Muelas alias Jose Alfredo del rap derribando enemigos en el campo de batalla con trucos de caballero Jedi. Después de las participaciones como pipa de cristal de los West Gold, que posiblemente terminan de hacer de “911” la mejor canción del rap mexa para 2020, está el verso del GOAT del freestyle latino, Aczino, diversificando su legado con otro trabuco tranqui de ecuaciones de segundo grado.

Además de ser una canción divertida y con valor artístico, “911” habla de la realidad inmediata de millones de personas. El tipo de música que necesitamos que salga más de las disqueras grandes. — Feli Dávalos

Yoga Fire es de los pocos artistas que, desde principio de los dosmiles, ha aportado algo en cada etapa que ha tenido el hip hop en México. La característica esencial de este originario de Ecatepec, Estado de México, ha sido estar un paso adelante. Fundó dos de los crews esenciales para entender el rap del país (Jedi Revolver y luego Never Die), fue el primer MC en generar propuestas de trap con identidad mexicana, el primero en diseñar una zapatilla deportiva y luego el primero en diseñar ropa. El rapero mexicano meme por excelencia, Yoga es un amo del estilo, o en sus propias palabras: “Comencé con el cigarro de que podía ser la fuente del style. Y lo logramos”.

Lázaro es la culminación de Yoga como un artista con visión propia, Doctor Manhattan probando la cocaína bajo el foco rojo de un baño de cabaret. Es un disco que no es hip hop estrictamente, pero menos trap y las etiquetas de pop o R&B también se caen. Lázaro es disco funk latino futurista, un rayo láser para matar a Imperator Furiosa en Mad Max Edomex. El álbum salió mucho después de lo esperado por problemas al interior de su sello, Homegrown Entertainment, que terminaron con la salida de su fundador, el recién fallecido Alex Malverde. Alex se fue de Homegrown a finales de 2018 por haberle robado a sus artistas y, entre otras consecuencias, no solo se atrasó la salida de Lázaro más de un año, todo el episodio le quitó parte del protagonismo a un disco pensado con cuidado hasta el último detalle. Lázaro fue grabado en Brooklyn bajo la guía de Nick Hook en un intenso viaje que hicieron Yoga y Trillhouse, y con producción del mismo Trill, Fntxy y Nick. Desde el arte de la portada es un derroche de estilo pocas veces visto en esta arena: mitad Daft Punk de feria de barrio, mitad Luis Miguel vampiro cantando en el cementerio, pero en realidad Marco Antonio Solís zombi. De Ray Barreto a Curtis Mayfield, de Kinky a Justice a Tego Calde, Lázaro fue el disco más completo y arriesgado del hip hop en México para 2020. — Feli Dávalos

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Santiago Cembrano
Lenguaje Roto

Autor de ‘La Época del Rap de Acá’ y ‘Normas Rappa’ // Antropólogo. Escribo de rap, música y cultura.