La tecnología: el centro de gravedad del mundo

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Lente Periodístico

10 min readMay 27, 2020

Por: Mariana Restrepo Botero y Eloísa Barriga Arango.

Fuente: Elaboración propia de Lente Periodístico.

La llegada de la cuarta revolución industrial ha originado una nueva era en la sociedad, donde las compañías tecnológicas emergen de manera disruptiva, exponencial y viral. Algunos de los componentes son blockchain, inteligencia artificial y ciberseguridad. Es por los datos que pueden crearse nuevas tecnologías que alimentan redes neuronales, permiten que las máquinas tomen decisiones o proveen servicios tecnológicos de valor agregado.

Algunas de las empresas que marcan la pauta en tecnología e información son Apple, Google, Oracle y Facebook. Estas, en gran parte, han moldeado las necesidades de la humanidad y eso las ha vuelto poderosas. Según Forbes, siete de las 15 personas más ricas del mundo hacen parte del sector tecnológico, siendo pioneros en el desarrollo de metodologías de trabajo, nuevas herramientas y dispositivos que son indispensables en la modernidad.

En contraste con la riqueza que ha generado esta revolución tecnológica, las economías de muchos países -incluso los más poderosos- se ven pequeñas y secundarias en el escenario económico internacional, pero la coyuntura actual del coronavirus ha cambiado las reglas del juego, afectando a su vez gobiernos y empresas. Estos dos actores se disputan una carrera por el poder en la cual las tecnológicas parecieran tener ventaja, incluso, en pronósticos de un futuro después de la pandemia. El presente texto abordará estas cuestiones como un ejercicio analítico académico para comprender cómo están cambiando la dinámica actual.

El poder: las tecnológicas vs. los países

El poder de un país se mide de diferentes maneras: a partir de la riqueza económica, según el Producto Interno Bruto (PIB)[1]. Si se habla de tamaño, los datos del Banco Mundial muestran que las economías más grandes del mundo son Estados Unidos y China. Al mirar el PIB per cápita[2], los más ricos son Luxemburgo, Suiza y Macao. Si se parte de la “paridad del poder adquisitivo”[3], Qatar, Macao y Luxemburgo lideran la lista.

Al comparar estos países con economías más pequeñas se podría decir que reinan en el escenario económico mundial. Eso es entre países, pero ¿qué pasa al comparar países con empresas?, ¿podrían las compañías tecnológicas ser más poderosas que los países? Varias investigaciones apuntan a que ya es una realidad, no solo en lo económico sino en lo político, lo social o lo cultural.

Expertos hablan del Imperio GAFA o GAFAM, que abarca las compañías Google, Amazon, Facebook, Apple y, a veces, Microsoft. Según información del Fondo Monetario Internacional (FMI), estas empresas tienen una capitalización de mercado[4] (CM) cuyo valor es mayor al PIB de ciertos países. En 2019 la CM de Alphabet (Google) era más grande que la suma del PIB de 38 países africanos, la de Microsoft superaba el PIB de nueve países de Europa oriental combinados, y la de Apple equivalía a más de la mitad del PIB de Rusia.

[1] PIB: es el valor de mercado de todos los bienes y servicios finales producidos dentro de la frontera de un país en un año” (McConnel & Brue, 1997, pág. 145).
[2] PIB per cápita: La riqueza por el número de habitantes. (Dinero, 2018)
[3]Paridad del poder adquisitivo: la capacidad de compra de las personas de un país. (Dinero, 2018)
[4]Capitalización de mercado: el valor de una empresa en la bolsa. Este, según define la Bolsa de Valores de Colombia, se obtiene al multiplicar el número de acciones en circulación por su precio de cierre. (Portafolio, 2020, pág. 10)

El comparativo del PIB de varios países con la capitalización de algunas empresas del sector tecnología y bancario. Fuente: HowMuch.net

Sin embargo, los países africanos, latinoamericanos e incluso europeos no tienen la influencia económica global de Estados Unidos o China. ¿Qué pasa entonces con estos dos países, en relación a las empresas tecnológicas más grandes?

La guerra comercial entre China y Estados Unidos ha impactado a algunas organizaciones tecnológicas. La consecuencia de continuar la asumirán los consumidores a nivel global. Tomado de: BBC News Mundo.

Según Parag Khanna, especialista en relaciones internacionales, estamos en la era de las compañías metanacionales: empresas apátridas que ubican su personal, industria, oficinas, cuentas bancarias en varios países que cuenten con condiciones económicas favorables. Teniendo en cuenta que muchas de estas son estadounidenses, Khanna cree que su éxito exponencial pone en riesgo al país en términos de su poder internacional como potencia global, pues según dijo en la revista Foreign Policy: “El mundo está entrando en una era cuya ley más poderosa no es la soberanía sino la de oferta y demanda”.

Es importante resaltar que, si bien Silicon Valley es uno de los epicentros del mundo tecnológico actual -dio vida a las GAFAM- no todo es perfecto allí. BBC indica que si esta región fuese un país sería el más rico del mundo después de Qatar, pero que al mismo tiempo está permeada por problemas de desigualdad y costos de vida muy altos que obliga la migración a otros estados.

Ahora, el fenómeno GAFA(M) no es exclusivo de Silicon Valley. BBC cuenta que en China existe el grupo BAT(X), compuesto por las grandes tecnológicas Baidu, Alibaba, Tencent, y hay quienes incluyen a Xiaomi. Baidu es el equivalente a Google, Alibaba es el Amazon asiático, Tencent es la compañía de videojuegos más grande del mundo y Xiaomi es uno de los fabricantes de dispositivos móviles inteligentes que más vende. La diferencia de estas compañías con las estadounidenses es que las chinas trabajan en colaboración con el gobierno, mientras que las americanas lo hacen en fricción con él.

Por cada empresa de tecnología de Estados Unidos existe una réplica en China, sin embargo, el país asiático todavía no logra equipararse al norteamericano. Fuente: Expansión.

Estudiosos de la Historia anotan que la relación empresa-gobierno es ambivalente: las tecnológicas pueden desafiar a los estados para favorecer sus intereses propios, pero también pueden funcionar de la mano de los gobiernos. Sin embargo, estos expertos también señalan que el Estado, en general, está viéndose amenazado por dos aspectos que dificultan la limitación del poder de las grandes tecnológicas: la poca regulación de la globalización económica y la multilateralidad, para que un país pueda actuar debe tener el apoyo de otros.

Las compañías tecnológicas son muy poderosas, cuentan con millones de clientes en el mundo, están en la capacidad de prestar los servicios que se han vuelto necesarios en la modernidad. Estas empresas tienen el músculo financiero, talento de alto nivel, gran valor de marca, infraestructura tecnológica completa y muchísimos datos, información, lo que llaman “el nuevo petróleo del siglo XXI”.

Para muchos, el manejo del big data por parte de estas empresas se ha vuelto problemático. Algunos investigadores de Historia piensan que tener tanta información les permitiría a las compañías establecer un nuevo orden mundial, controlar los mercados, imponer su visión hegemónica de la cultura y la sociedad, y defender sus intereses políticos a través de la manipulación de la opinión pública.

Según Carlos Gómez, columnista del periódico español Información, las tecnológicas son una oligarquía, una categoría política que cada vez tiene más control sobre los gobiernos, la economía y la sociedad; concentran el poder y lo utilizan para sus propios intereses. Para Gómez, la información personal que reúnen las compañías se convierte en “mercancía que queda en manos de poderosas corporaciones transnacionales que la utilizan para obtener ganancias”. Por esto, él sugiere una imperativa regulación a estas empresas, aunque reconoce las ventajas que suponen los servicios que estas prestan.

La cuestión es que, en el marco del nuevo coronavirus, estamos lejos de una reglamentación de las grandes tecnológicas, pues sus servicios se hacen cada vez más necesarios durante esta crítica temporada que ha paralizado al mundo.

Implicaciones de la covid-19

Si bien algunos sectores económicos han logrado sobrellevar la crisis del coronavirus, es claro que la economía global se ha visto fuertemente golpeada, incluyendo las empresas tecnológicas.

El hecho de que Amazon, según indica BBC, ha tenido que contratar más 175.000 empleados no implica un crecimiento en su rentabilidad. La empresa informó que podría registrar su primera pérdida trimestral en los últimos cinco años. La inversión en equipos de protección, los instrumentos para la desinfección y demás medidas de seguridad significan un sobrecosto de US$4.000 millones, cifra que supera las ganancias de Amazon en el primer trimestre de 2019, US$2.500 millones.

PriceWaterhouseCoopers, en su informe COVID19 Consideraciones en Tecnología, Medios y Telecomunicaciones, expone los inconvenientes que ha tenido el sector tecnología, por ejemplo, en relación a la fabricación o implementación de softwares. También cuenta que se han retrasado y cancelado lanzamientos de eventos como Facebook F8 y Google I/0; y que Samsung cerró su línea de ensamblaje en el este de Corea del Sur.

Algunas compañías tecnológicas están aumentando sus ganancias durante la crisis del coronavirus; otras, están produciendo menos debido a las dificultades que la coyuntura ha significado para la cadena de suministro de sus productos. Tomado de Digital Trends.

Bajo la situación actual la economía está enfrentando una alta volatilidad. Según Forbes, para abril de 2020, luego de la llegada de la covid-19, el 51% de los millonarios eran US$700.000 millones menos ricos en comparación al 2019. Pero el 25 de mayo de 2020, nuevamente Forbes expone los cambios económicos de los empresarios más poderosos donde los 25 más millonarios han recuperado su riqueza en los últimos dos meses después de que la bolsa de Estados Unidos cayera.

Los países, por su lado, según proyecciones del FMI, están destinados a un gran retroceso económico en el 2021 a causa del coronavirus. La Organización Internacional del Trabajo estima que habrá una pérdida masiva de empleo y que casi la mitad de la población económicamente activa podría perder la manera de subsistir. Las consecuencias pueden ser muy graves: debilitamiento de los estados, empeoramiento de los países pobres, decrecimiento del PIB, retroceso del progreso socioeconómico. Esto implicaría que la brecha entre empresas y estados aumente, y que las compañías se fortalezcan mientras los países se debilitan.

Escenario post-pandemia y avances tecnológicos

La cuarta revolución industrial se está viendo acelerada por la covid-19, está nublando los límites entre el mundo físico, biológico y digital. Las presiones que el mundo enfrenta, implican realizar cambios estructurales y corroboran cuánto dependemos de las tecnologías del siglo XXI para desarrollar la economía, demostrándonos que son vitales para la supervivencia de las organizaciones. Ya no se piensa a largo plazo, la transformación digital es ahora.

Los tiempos entre cada revolución han ido disminuyendo. Nos hemos adaptado a los cambios, pero aún nos hace falta agilidad. Tomado de Hipermediaciones.

Con la pandemia a cuestas, el mundo tiende a la digitalización. Es cierto que muchas compañías tecnológicas se han visto afectadas -y seguirán afectándose-, pero también es posible que muchas salgan fortalecidas de esta crisis. Los bolsillos de quienes lideran el proceso del cambio tecnológico se verían enriquecidos en un escenario post-pandemia. Esta crisis mundial seguramente fortalecerá a las compañías que ya están posicionadas en el mercado, pues el mundo digital llegó para quedarse y la demanda, en medio del coronavirus, lo está mostrando.

De hecho, a hoy se evidencian avances en los que empresas como IBM o Google tienen simuladores en línea para que las personas puedan escribir programas para computadores cuánticos. Como cuenta Elkin Echeverri, Director de Planeación y Prospectiva de Ruta N, incluso se pueden pedir kits por internet para realizar experimentos con códigos genéticos.

Yendo más lejos, lo que podría ser la quinta revolución industrial, llamada por algunos Sostenibilidad Digital o Inteligencia Automatizada, tendría un impacto mucho más alto en la humanidad. Se espera que los sistemas tecnológicos realicen funciones que solamente podía realizar el cerebro humano, pero más adelante, estas mismas tecnologías tendrán la capacidad de mejorarse a sí mismas sin necesidad de intervención humana.

Según Eva Sereno, delegada de El Economista en Aragón, España, actualmente los algoritmos realizan aproximadamente el 22% de nuestro trabajo y se espera que para la quinta revolución -en 2040- estén desarrollando el 80% de las funciones. Es allí donde surgen preguntas como: ¿será esto sano para la humanidad?, ¿dónde quedará la ética?, ¿cómo se programarán los diferentes robots para que tomen decisiones autónomas, teniendo en cuenta el contexto humano sin basarse netamente en la racionalidad?, ¿qué pasará con la brecha entre países y empresas?, ¿las compañías absorberán a los estados con todo su poder tecnológico?, ¿habrá todavía libertades individuales?…

Consideraciones finales

En términos generales, las compañías tecnológicas le llevan una gran ventaja a los países, sobre todo en materia económica -pero también su impacto social, político y cultural-. Sin embargo, la relación entre ambos actores no está completamente definida: no siempre las empresas dominan a los países y, de hecho, los países más ricos pueden verse beneficiados al tener dichas compañías como recursos con los que puede contar.

El escenario a futuro es incierto debido a los efectos del coronavirus y al acelerado desarrollo tecnológico de las empresas. Queda en duda qué será de los países una vez pase la pandemia y qué tanto esta crisis permitirá que las compañías sigan robusteciéndose hasta gobernar el mundo.

Es por eso que no deberíamos dejar perder el factor humano en medio la revolución tecnológica. Es importante potenciar nuestras habilidades cognitivas y nuestra creatividad. Así podremos evolucionar a la par de la tecnología pues las funciones que no dependen de nuevas construcciones ya no estarán en nuestras manos.

Inma Martínez, experta en Inteligencia Artificial, expone los riesgos que puede tener lo que sería la quinta revolución industrial, pero también lo que nos hará únicos. Fuente: TEDx Talks.