Comienzo…

Y aunque no te vea, me embelesa tu presencia. Aunque no te bese, me embriago de ti y tu amor.

¿Qué por qué te quiero? Porque sin tocarme alimentas mi alma, das paz al corazón y encaminas la razón.

Haces presencia en mi sueño, me permites descansar con la ilusión que se hacía perdida entre llantos y fracasos.

Y aunque la incertidumbre se asome, aunque el miedo carcoma, aunque la duda aparezca y los fantasmas retornen, son más mis ganas de dejar fluir esta emoción.

Y es que sin nombrarte te llamo en instantes, sin verte, en mis pensamientos yace tu imagen, y sin estar te siento, tan cerca, como los roces del ligero viento.

Así sin más me enamoré de ti, de tú sola esencia, tan mágica, tan mística, aquella que roba suspiros y hace crecer la ilusión con desatado frenesí.

No me perteneces, debo decirlo, pero el llamarte mío me engrandece y alimenta mi orgullo al presumir que a mi lado estás. Me llena de júbilo el caminar tomando tu mano, mientras por ratos te observo, te admiro y te venero.

Te llenaré de amor, te tendré paciencia, escucharé tus anhelos y cumpliré tus deseos. En este momento te prometo hacer que esto perdure, enamorarte cada vez más y cuidar del amor que das.

Hoy te ofrezco mi candorosa alma, mi fervoroso amor y mis entrañables ganas de regalarte mi presencia. El tiempo es incierto, lo sé, pero no me importa si solo te tengo dos meses, tres años, si solo es hoy o quizá, algo eterno, será un placer inefable el permanecer en tu existencia.

Estoy preparada para esto, acepto esta aventura, en tus manos va mi confianza, en tus brazos mi esperanza y en tu presencia mi amor. Adelante compañero, tomémonos de la mano y demos comienzo a esto que hoy nació.